Abraham Burton & Eric McPherson Quartet
Cause & Effect. 1999
Enja Records. ENJ-9377 2 www.enjarecords.com
Músicos:
Temas:
Nebulai; Dad; Cause And Effect; Forbidden Fruit; Punta Lullaby; The Last Laugh.
Comentario:
Voy a visitar a un buen amigo de toda la vida, a quien también apasiona el buen Jazz, me deja un CD de un cuarteto que desconozco completamente y me dice, disimulando emoción contenida - Escucha esto, yo no te digo nada de este CD. -
Llego a casa lo pongo en el equipo y ya de buenas a primera, y os aseguro que sin haber tomado ningún psicotrópico, esa música me hace disfrutar desde la primera audición, miro el año de grabación y edición: 1999 y pienso, ¿como es posible que tamaño disco haya pasado tan desapercibido en el panorama jazzístico durante 3 años?
Para empezar, diré que este disco ha sido uno de los que más me ha impresionado por todos aquellos aspectos que hacen que un disco pueda impresionar: composición, interpretación, cohesión entre músicos, etc.... Al escucharlo, ineludiblemente viene a mi cabeza el nombre de John Coltrane (etapa "impulse!") en cuanto a similitud de planteamiento musical, también en el mismo formato (Saxo Tenor; Batería; Contrabajo y Piano); con ello no quiero decir que lo considere una burda copia faltada de originalidad, sino todo lo contrario: una buena fuente de inspiración que hace que al escuchar este disco se pueda disfrutar tanto como escuchando uno de los del desaparecido pero siempre presente gran maestro. Seguramente, también tendrá influencias de Jackie McLean ya que dicen que fue profesor suyo.
En general, los temas sigue una construcción bien estructurada, ricos en matices, coherentes cambios de ritmo, respiran emoción, a veces elevada a altas cotas de aquellas en que parece que el músico y su interpretación se funden en uno y casi desaparecen momentáneamente de este mundo, en un torrente de notas, ofreciéndonos a los mortales ese mensaje musical tan pasional.
Los músicos, bien engranados entre sí, tocan con personalidad y cada uno desempeña su papel guardando su territorio a la vez que se expande el de toda la banda.
Sorprende la técnica del pianista, que en ocasiones me recuerda a Mal Waldron, es muy imaginativo, creativo y rápido, a veces percusivo incluso polirrítmico, cuando está en primer plano es capaz de acaparar la mayor atención del tema, cuando está en segundo plano hila sabiamente el tejido sobre la que los otros músicos interpretan su instrumento.
El batería, brillante en todo momento, utiliza mucho los platos, característico de Tony Williams sobre todo cuando militaba en el quinteto de Miles, de manera que crea una base rítmica bien matizada. Sabe conducir las distintas fases de las composiciones lo que permite que sean claramente distinguibles; en este sentido, cabe destacar "Punta Lullaby" empezando como una suave, lenta y melancólica balada y a medida que avanza, a partir de determinados puntos, va aumentando el tempo, modificándose a si mísma la composición que finalmente acaba pareciendo una pieza con aires latinos, nada endulcorada, con su consiguiente carga pasional.
El saxo y alma máter de la banda, junto con el batería, transmite perfectamente la melodía principal, esporádicamente con algunas notas imperfectas que considero que le dan más humanismo frente al frio perfeccionismo.
El bajo, es el que pasa más desapercibido, aunque de todas formas, sin éste, los temas no quedarían tan bien conjuntados como lo están. No tiene un papel preponderante, pero desempeña sus funciones a pleno rendimiento y encaja bien en la formación.
Espero estos músicos, se hagan un nombre por méritos propios dentro del mundo del jazz actual. Puede que no aporten novedades o avances significativos estilísticamente hablando, no obstante, considero que más allá del estilo lo que debería valorarse en su caso es la música en sí y las emociones que puede llegar a transmitir, que en este caso son muchas.
Bernat Comerma (27/9/2002)
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