Comentario: Excelente concierto el ofrecido el pasado viernes por el multicultural
OAM Trio en la difícil plaza del Calle 54. Ante un público por lo general (no en todos los casos) más pendiente de su cena y su charla que de la música, el bostoniano
Aaron Goldberg, el israelí
Omer Avital y el barcelonés
Marc Miralta (las iniciales de cuyos nombres forman el del trío) estuvieron muy por encima de condicionantes externos, desarrollando interpretaciones e improvisaciones de calidad con un entendimiento y una interacción destacables. La fría acogida de parte de los comensales contrastaba con el núcleo de intenso calor que llenaba el escenario. Así, ambos pases comenzaron con composiciones lentas y tranquilas (
Ode to Omer y
Song for Amos) a modo de preparación para lo que vendría después. Temas propios combinados con originales de
Jobim,
Stevie Wonder o
Djavan, en los que el trío abordó distintos registros, huyendo siempre de la monotonía.
Aaron Goldberg, sobrado de técnica, ofreció introducciones de lo más intimista y de lo más incendiario (
MAO’s Blues), interaccionando de forma muy reseñable con el atrevido contrabajista
Omer Avital, quien alternó a veces arco con pizzicato, y nos dejó uno de los mejores solos de la noche en la
Lambada de Serpiente del brasileño
Djavan. Esa distensión, interacción y atrevimiento fue también plausible en el quehacer de
Marc Miralta, dominador de toda clase de ritmos, tempos y patrones, quien combinó la batería con la percusión hindú, añadiendo distintos colores al ya de por sí variado sonido del conjunto. Especialmente destacable fue su solo en el citado
MAO’s Blues, en el que jugó con unos interminables silencios que provocaron el esbozo de bastantes sonrisas entre el respetable.
Temas con marcado groove latino daban paso a escalas exóticas del medio oriente o incluso a un cierto aire neoyorquino en interpretaciones más lentas. El trío se divirtió tocando, y mostraron en todo momento un total control de la situación, subiendo y bajando dinámicas a su antojo, doblando el tiempo, acelerando en los cierres de los temas y disfrutando de cada golpe y de cada nota. El final, espectacular como era de suponer, corrió a cargo de la pieza que daba título a su último disco de estudio,
Flow (composición de
Omer Avital), y cuya armonía, basada en la del coltraniano
Giant Steps, fue el vehículo ideal para finalizar el concierto en su punto más álgido.
En definitiva: tres excelentes músicos que se conocen bien, que disfrutan tocando juntos, que no tienen remilgos para dejar la puerta abierta a lo imprevisible y a cuyo trío habrá que seguir muy de cerca.
Arturo Mora Rioja