Comentario: Hay momentos mágicos en los que uno se siente satisfecho y reconfortado por haber podido asistir a un acontecimiento único, donde todavía es posible dar rienda suelta a la imaginación y vivir con el placer que proporciona la música con mayúsculas. En medio de tanta mediocridad, fue un auténtico deleite poder disfrutar de los sonidos que tuvimos la suerte de apreciar los que asistimos a la presentación por primera vez en España del “Proyecto Miño”, una creación que Baldo Martínez ha hecho recorrer por varios países europeos, pero que, por causas misteriosas y la desidia de los programadores, no había recalado aún por estos lares. Suponemos y apostamos por ello, que una vez abierta la puerta y vista la calidad que rodea al “espectáculo”, no será la última vez que se ponga en escena.. Reconozco que al acabar el concierto reinaba entre los asistentes una sensación de plenitud que pocas veces se puede apreciar ante un concierto de jazz. El viaje iniciático había comenzado hacía dos horas durante las cuales pudimos asistir a un auténtico festín de sonidos, de estilos y de ritmos, todo ellos mezclados en el crisol mágico de Baldo Martínez, quien como “bruxo de o conxuro”, demostró nuevamente que es un músico extraordinario. No sólo en su faceta como contrabajista, sino como compositor, director y ensamblador, nunca mejor dicho, de una iniciativa que surgió hace 5 años por encargo del Festival de Jazz de Guimaraes. Si en aquella ocasión, contó con la presencia de la cantante portuguesa Maria Joao, en Madrid, se presentó con otra voz a tener en cuenta, Maite Dono, cuyo estilo de voz afilada y expresiva emocionó a más de uno.

El repertorio de músicas tradicionales del noroeste peninsular ubicado a un lado y otro del Miño, comenzó con un tema del cancionero de Trasos-Montes, titulado “A ribeira”, que puso los pelos de punta, donde la fuerte voz de Maite Dono y la apabullante presencia del zanfoñista francés Valentín Clastrier, dejaron patentes los derroteros por los que iba a ir el concierto, que enseguida contagió al público con la “Marcha de Guimaraes”. Sonidos envolventes, ritmos primitivos, ecos de la música celta e incluso árabes se mezclaron con propuestas más vanguardistas aportadas por músicos de la talla de Alejandro Pérez, que estuvo excepcional con el saxo soprano, David Herrington a la trompeta, Antonio Bravo a la guitarra eléctrica, Carlos Castro con el derbuka y el vifráfono, o el tubista Chiaki Mawatari, quien dio comienzo a la composición “Aire de Tuba”, a la que siguió una nueva demostración de la sección de vientos.

A lo largo del concierto, Baldo Martínez nos trasladó hasta la época de Alfonso X el Sabio, con la interpretación de una de sus cantigas, donde nuevamente la voz de Maite Dono y el envolvente acompañamiento que rayaba los sonidos medievales distorsionados, rozando en algunos momentos el rock progresivo, daban una vuelta de tuerca más al concierto, hasta llegar al meridiano del mismo con un nuevo tema de bellos caracteres llamado “Canta Roula”.

La aportación del zanfoñista galo Valentín Glastier, asiduo colaborador de músicos de la talla de Louis Sclavis, Michael Riessler o Michel Godard, entre otros, tuvo una significación especial. Su capacidad para extraer todo tipo de sonidos de su instrumento fue portentosa, tal y como demostró en la canción “Como un tren hacia una estrella”.

Como no podía ser menos, otro de los temas que sonaron fue el “De Norte a Sur”, composición de Baldo Martínez incluida en su último disco “Nai” y que interpretada por esta mini big band sonó a gloria.

El concierto entró en su punto culminante con una sensacional “Suite del Miño”, donde todos los músicos tuvieron la oportunidad de lucir sus cualidades y con Baldo Martínez haciendo de director de orquesta marcando los tiempos a los percusionistas y los metales.

A modo de fin de fiesta, tras dos jornadas completas en el Circulo de Bellas Artes, los músicos bajaron del escenario y quisieron mezclarse con el público para demostrar así su gratitud a todos los asistentes. Tras dos horas de concierto volvió la luz y para entonces nos dimos cuenta del sueño mágico que habíamos vivido con este “Proyecto Miño”, que quedará como una de las mejores e inolvidables obras de la música contemporánea española.

Carlos Lara Cid