Comentario: ¡Qué alegría da encontrar un auditorio cómo el del Conde Duque lleno hasta los topes para recibir un proyecto de jazz nacional! Parece que el Ciclo Directo Jazz cada día cuaja más y mejor, y hasta el propio Sir Charles, líder de la formación que ayer actuaba, comentó que, visto el resultado, difícil va a ser que el ciclo no tenga continuidad.
Las bases estaban, pues, sentadas para que el espectáculo fuera de calidad. Y así ocurrió. Los excelentes arreglos de Iñaki Askunze aportaron sofisticación al repertorio del desaparecido saxofonista Oliver Nelson, temas muy cercanos al blues más tradicional en estructura e intención. Comenzó el concierto con los tres vientos repartiéndose la melodía inicial de Hoedown, tema de connotaciones puramente americanas, para continuar con The Meeting y el famosísimo blues menor Stolen Moments. Antonio Ximénez ejecutaba solos cortos pero muy bien estructurados, sucesiones de motivos y patrones colocadas en su sitio justo, y despertando algunos de los mayores aplausos de la tarde. Marcelo Peralta hizo intenso uso de los sonidos rotos y las desafinaciones como recurso, intentando quizás jugar el papel que tenía Eric Dolphy en los grupos del propio Oliver Nelson. En el término medio, Alejandro Pérez improvisó con gran soltura y muchas ideas, mostrando un amplio rango melódico y una excelente adecuación a la situación que implicaba cada uno de los temas. Como puede verse, cada uno de los tres solistas tenía un estilo bien definido y muy independiente de los demás, lo que aportó variedad y contraste.
Después siguieron Mama Lou e Images, preciosa balada en la que los juegos con dinámicas y el arreglo de Askunze tomaron especial notoriedad. Un sobrio Tony Heimer estuvo concentrado en su labor de acompañante, ofreciendo también cortas y elegantes improvisaciones, y Francisco López “Loque”, rocoso en el tratamiento rítmico, dibujó su parte de los arreglos con corrección. Carlos González, “Sir Charles”, tan fantástico como siempre, llevó al grupo en volandas con su swing y sus breaks medidos y comedidos. Garantía de calidad.
Six and Four y Teenie’s Blues fueron dando fin a la cita. Peralta se mostraba sobrado y descarado, algo Breckeriano incluso en algunas fases. Pérez, cuya presencia sobre el escenario era más que notable, al haberse presentado a la prueba de sonido con el brazo en cabestrillo debido a una luxación de hombro, seguía dejándonos fraseos de calidad, y ambos saxofonistas se fundieron en un intercambio de frases que encantó al respetable. El pedal a contratiempo de Straight Ahead, precedido del único solo que ejecutó el líder del sexteto como homenaje a Max Roach, dio fin a un repertorio que se vio completado por el solicitado bis, Teenie’s Blues.
Éxito, por tanto, de música y público. Un nuevo motivo para seguir fomentando el buen jazz que se hace por estos lares e incentivo para que, en breve, podamos disfrutar de más conciertos del ciclo Directo Jazz. Esperemos que no se haga de rogar.
Arturo Mora Rioja