Vienna Art Orchestra || Imaxinasons || Tomajazz

Comentario:

Treinta años al frente de la orquesta de jazz más creativa y libre de Europa, han convertido al austriaco Mathias Rüegg en un auténtico sabio, de cuyo crisol musical pueden salir las más exquisitas y bellas creaciones. A lo largo de estas tres décadas, desde que en 1977 un grupo de músicos centroeuropeos quiso dar un giro a su manera de entender el jazz alejándose de los estándares americanos, cada actuación de la VAO, cada una de sus grabaciones, se significan como paradigmas de creatividad, libertad e imaginación, de una genuina reputación y respeto ganados a pulso. Por eso, la VAO se ha convertido en un acontecimiento de primer orden y en uno de los platos fuertes de cualquier festival de jazz. Para celebrar su 30º aniversario, Mathias Rüegg se ha sacado de su chistera mágica una magna obra formada por tres partes. En la primera, "American Dreams", rinde homenaje a la música americana"", simbolizada en 13 históricas actrices americanas, mientras que en la segunda, "European Visionaries", realiza un recorrido por otros tantos pensadores o visionarios europeos que han contribuido significativamente al progreso de la humanidad. La trilogía se completa con el original retrato de 13 parejas, "Visionaries & Dreams", compuestas cada una por una actriz y un visionario del viejo continente.

Bajo estos condicionantes conmemorativos, Mathias Rüegg ha creado tres obras conceptuales en las que ha derrochado amplias dosis de talento, tanto en la faceta de compositor y arreglista, como de director.

El programa presentado en esta XXIV edición del Festival de Jazz de Madrid, se centró en exclusiva en la parte dedicada a los retratos de los visionarios europeos. Precedidas por un pequeño preludio, cada una de las 13 piezas se estructuran de manera similar, con un desarrollo armónico y rítmico lleno de matices, y que han sido compuestas para conseguir el mayor lucimiento de cada uno de los músicos de la orquesta.

Otro de los aspectos a destacar fue la puesta en escena con la proyección de imágenes alusivas al personaje protagonista del tema, lo que añadió al espectáculo un aliciente sumamente atractivo.

Así, a través de pensadores, científicos o filósofos, desde Leonardo da Vinci, Immanuel Kant, Voltaire, René Descartes, Isaac Newton, Albert Einstein o Sigmund Freud, hasta el más reciente, Stephen Hawking, Rüegg fue creando un corpus musical capaz de trasladarnos hasta los más íntimos rincones del pensamiento europeo. En sus composiciones, imagen y música se dan la mano en una conseguida obra de arte sonora a través de pequeños fragmentos, breves pinceladas, donde la inspiración europea se funde con los sonidos de la improvisación. Cada una de estas misceláneas musicales contiene una prueba de que la música puede ir más allá del tiempo retrotraernos a otra época, a través de una línea que va desde la oscuridad y la sobriedad que simbolizan los cortos preludios a la luminosidad de una big band, perfectamente ensamblada y llena de colorido.

A lo largo de la actuación se sucedieron solos de bella factura, en especial los del clarinetista Nico Gori (en el tema dedicado a Galileo Galilei), el saxofonista Harry Sokal (sobre Isaac Newton) o la cantante Anna Lauvergnac, que se lució en una bella canción con letra de San Francisco de Asís. Todo engarzado en unas preciosas composiciones y unos supremos arreglos, que dieron como resultado un espectáculo en el que quedan sintetizados, de una manera brillante, más de mil años de historia, a través de una de las músicas más universales, el jazz. Aquí los retazos de Ellington o Basie se insinúan ligeramente para, después de ser pasados por el tamiz de una mente europea, ser expuestos sin corsés, libre y espontáneamente.

El concierto cosechó la unanimidad del público que no cejó en su agradecimiento hasta que la banda obsequió al respetable con dos piezas fuera de programa, pero igualmente atractivas: un blues al más puro estilo del Mississippi, donde Anna Lauvergnac mostró sus grandes dotes para modular la voz hasta lugares insospechados, y una interpretación improvisada a dúo entre los clarinetistas Nico Gori y Joris Roelofs, acompañados por la percusionista Ingrid Oberkanins. Fue la culminación de un feliz aniversario, de la que seguirá siendo la más original y creativa big band europea, al frente de la cual el visionario Mathias Rüegg continuará demostrando su capacidad mágica para sorprender, tal y como lo ha hecho en estos últimos treinta años, tan bien aprovechados.