Es bien conocida la habilidad que Miles mostró a lo largo de toda su carrera para rodearse de los mejores músicos en cada momento, con la que consiguió hacer evolucionar su música de forma constante y casi siempre con los más brillantes resultados. En el 63 había reunido un grupo excepcional con Herbie Hancock, Tony Williams, Ron Carter y George Coleman. Sin embargo, al igual que otros miembros de la banda, Miles creía que el saxofonista no encajaba en la dirección en la que el grupo pretendía moverse y fijó su mirada en Wayne Shorter, por entonces director musical de los Messengers de Art Blakey. Esto le impidió unirse al grupo y mientras tanto por sugerencia de Tony Williams, Miles contrató a Sam Rivers. A la vuelta de una gira por Japón, Miles conoce la ruptura de Shorter con Blakey e inmediatamente completa el quinteto que tanto había deseado. La historia justificó la elección de Miles, ya que el saxofonista (al tiempo que grababa una soberbia serie de discos para Blue Note), encontró en aquel grupo el lugar perfecto para desarrollar su gran talento no sólo como intérprete sino también como compositor, aportando algunas piezas maestras que se convirtieron en clásicos como "Footprints", "Pinocchio", "Nefertiti", "Prince Of Darkness"... y contribuyendo a que aquel quinteto fuera recordado por muchos como uno de los más perfectos jamás reunido.Con las visitas de la banda a los estudios de grabación entre Enero del 65 y Junio del 68 se editaron cinco discos completos "E.S.P.", "Miles Smiles", "Sorcerer" (1), "Nefertiti" y "Miles In The Sky", así como parte de otros dos: "Water Babies" y "Filles de Killimanjaro", y aún quedó material que apareció posteriormente en recopilaciones: "Circle In The Round" y "Directions", y que al parecer se completa con los trece inéditos incluidos aquí (2), en su mayoría tomas alternativas, así como ensayos sobre un par de temas de Hancock: "I Have A Dream" y "Speak Like a Child", y otro de Miles: "Thisness". La música contenida aquí supone una vía intermedia entre la más apegada al harp-bop y los excesos de la "new thing", de la que Miles no fue precisamente un entusiasta. Sus radicales opiniones acerca de Ornette, Archie Shepp e incluso la última etapa de Coltrane lo reflejan de forma meridiana, pero sin embargo su inteligencia le aconseja hacer avanzar su música, aunque sea tratando de no caer en la extravagancia que para él representa el "free" más extremo, si no quiere verse sobrepasado por la nueva música.
Si la creciente proliferación de estuches contiene aspectos más que polémicos, en el caso de Miles estos se ven incrementados por la inmensa popularidad de su figura y la considerable dosis de marketing presente en el monumental empeño en el que se inscribe esta edición, cronológicamente la cuarta de la serie que está recogiendo toda la producción del trompetista para Columbia. Un primer aspecto discutible es que al escoger el criterio de la formación del grupo se haya dejado fuera la mitad de "Filles de Killimanjaro", en la que aparecen ya Chick Corea y Dave Holland, rompiendo la unidad de un disco de especial trascendencia. Además, el nuevo giro estilístico que, una vez más, Miles imprime a su música, no se produce con la ruptura del quinteto sino mucho antes, con la introducción de guitarra (a cargo de Joe Beck en "Circle In The Round", George Benson en "Miles In The Sky"), y de instrumentos eléctricos (piano y bajo). Una nueva dirección tomada ante el declive comercial del jazz frente al rock, que con su acostumbrada astucia hace reaccionar a Miles para tratar de volver a una mayor simplicidad que recoja parte de la visceralidad del rock y el funk (se confiesa admirador de James Brown, Sly Stone e incluso del sonido Motown), y que tras este período de transición, quedaría plasmado más tarde con "In A Silent Way" y "Bitches Brew" en un nuevo género que dio en llamarse fusión.
En definitiva, este estuche recoge un período trascendental de la carrera del genial trompetista, buena parte de la música aquí contenida es de un nivel glorioso, el sonido es notablemente superior al de otras ediciones, pero por un lado "Miles In The Sky" o los temas recogidos en "Circle In The Round" quedan muy lejos de los mejores momentos de "Miles Smiles" o "Nefertiti" y más bien su interés se reduce a estudiar y situar en su contexto la evolución de Miles, y por otro su prohibitivo precio y el limitado interés del nuevo material aportado -dado que muchos tendrán ya buena parte de los discos originales- parece aconsejar su adquisición sólo para los más fanáticos seguidores que se dejen llevar por la necesidad de tener absolutamente todo lo grabado por Miles.
(1) "Sorcerer" se cerraba con un breve tema procedente de una sesión del 62 titulado "Nothing Like You", con la intervención vocal de Bob Dorough y una formación completamente diferente.
(2) Todo este material inédito se publicó anteriormente en una colección de idénticas características editada por el sello Mosaic.