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La generación cero-cero tiene a sus
hombres claves instalados en el circuito del jazz chileno. Algunos
tienen gran proyección. Otros, simplemente, ya son estrellas.
De la mano de la explosiva dupla
formada por el trompetista Sebastián Jordán (22) y el tenorista
Agustín Moya (22), una nueva camada de jazzistas con gran
preparación ocupó los espacios en 2003 como el año de la partida para
una condolidación definitiva. Sus nombres giraron permanentemente en
torno a un recuperado circuito jazzístico, dando cuenta de que el
recambio resulta hoy tan necesario como inminente.
Sebastián Jordán - Roberto Lecaros Jr.
Jordán y Moya han
establecido un tándem con sello propio, a la vieja usanza de los años
del hard bop. Ambos actúan en el sexteto La Tropa (del pianista y
violinista Roberto Lecaros), el quinteto del guitarrista Nicolás
Vera (22) y el colectivo acid jazz Alüzinati (de la cantante Anita
Tijoux). Incluso es posible verlos charlando junto a sus
instrumentos en algún bar del bohemio barrio capitalino de Ñuñoa. Su
ensamble resulta evidente. Son las nuevas versiones criollas de las clásicas
duplas Donald Byrd-Hank Mobley o Blue Mitchell-Junior Cook.
Cuarteto de Nicolás Vera - Anita Tijoux
A ellos se unió
un batallón de nuevos nombres. Nicolás Vera comenzó su 2003 con la
publicación de “Fiasco contemporáneo” –uno de los puntos altos
del año- y cerró la temporada con la incorporación a Los Titulares
(del baterista Pancho Molina), como reemplazante de la
experimentada guitarra de Pedro Rodríguez. El contrabajista
Pablo Menares (21) se transformó en el eslabón del trío del
refinado pianista Moncho Romero, al tiempo en que otro
contrabajista, Roberto Lecaros Jr (25), ha demostrado gran
polivalencia en el cuarteto del legendario Micky Mardones, el
quinteto de Alfredo Espinoza (ambos saxofonistas alto) el trío
del guitarrista Jorge Díaz y, por supuesto, número puesto en La
Tropa, conjunto que dirige su padre. Félix Lecaros, hermano
menor del anterior, pasó a ser el nuevo gran baterista de jazz, con sólo
23 años, y una trayectoria como profesional que supera las ocho
temporadas. Actúa en el nuevo trío avant-garde del pianista Carlos
Silva, el quinteto de Nicolás Vera, La Tropa, y en mil y un cancheo
semana a semana.
Félix Lecaros - Pablo Menares
Desde las big
bands surgieron saxofonistas jóvenes que pronto serán líderes: Andrés
Pérez (20), Cristián Gallardo (19) y Cristián Mendoza
(20) alternaron las secciones de las orquestas con pequeños conjuntos
bop donde pudieron demostrar su plusvalía. De la Conchalí Big Band, única
orquesta de jazz con músicos adolescentes, de donde por cierto salieron
estos tres saxofonistas, vienen avanzando con gran fuerza los
contrabajistas Ivens Lobos (14) y Antonio Canales (13).
Recién se inician en el jazz, pero ya manejan con personalidad los
repertorios standards primarios.
Tras las bambalinas apareció el nuevo hallazgo del free jazz, el
saxofonista alto de 21 años Edén Carrasco (miembro de
Turangalila, Trío Payaya, Akinetón Retard y Pichanga Trío, y discípulo
del pianista inglés instalado en Chile, Martin Joseph). De la misma
manera en que los hermanos Diego Manuschevic (20, clarinete bajo
y saxo alto) y Hugo Manuschevic (22, batería) aparecieron desde
Boston para realizar magníficas sesiones de jazz liberado.
Edén Carrasco - Daniel Rodríguez
Un cuadro que
suma y sigue con los ya experimentados bateristas de 23 años Daniel
Rodríguez (del trío del guitarrista Mauricio Rodríguez y
la cantante Laura Fuentes) y Carlos Cortés (del trío del
pianista Mario Feito, el nuevo quinteto del trompetista Cristián
Cuturrufo, el cuarteto de Nicolás Vera Cuarteto y Alüzinati), además
de su emergente similar Andrés Célis (20). El 2004 será el año
clave para la quinceañera saxofonista Melissa Aldana, más
el guitarrista Armando Ulloa (25) y las cantantes Ammy
Amorette (25, con un disco personal editado, “Primogénita”) Alexandra
Inzunza (25) Andrea Pérez (25) y Carla Romero
(24), quien también es pianista, e hija de otro teclista, Marlon
Romero. El prolífico panorama se cierra con el
guitarrista argentino Federico Dannemann, ya
transformado en figura, cuya música se dirige hacia la tradición del
jazz clásico.
Alexandra Inzunza - Andrea Pérez - Ammy Amorette
A
partir de esta generación, y por cierto una posterior que se está
incubando en las escuelas y escenarios de los clubes, está asegurada la
vida del jazz nacional.
© Iñigo Díaz Tomajazz 2004
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