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Alberto Conde
Carlos
Pérez:
Durante mucho tiempo España
ha tenido su epicentro jazzístico en Barcelona (principalmente) y en
Madrid. Sin embargo aparece Galicia como una de las regiones más
activas en los últimos tiempos: Abe Rábade, Roberto Somoza, Alberto
Conde, Baldo Martínez, Akafree (aunque estos dos últimos madrileños
de adopción)... ¿qué factores han posibilitado este aparente buen
momento del jazz en Galicia? ¿Es cuestión de apoyo institucional o una
especial dote gallega para la supervivencia?
Alberto Conde: Desde principios de los años 80, tiempos en los
que llegó el jazz de forma más contundente a Galicia, hubo dos
formaciones musicales de carácter profesional que representaron a esta
autonomía en el panorama nacional: Clunia jazz y el Baio Ensemble.
Dos escuelas privadas
fueron las encargadas, principalmente, de sacar adelante nuevas
generaciones de músicos: la Baio Ensemble de Vigo y la Estudio (Escola
de Música de Santiago de Compostela) que, desarrollando esfuerzos
individuales, consiguieron inculcar y encauzar la energía necesaria
para que jóvenes
talentos del género como Abe Rábade, Santi
Quintans, Paco Charlín, Ramón Ángel, Víctor Prieto, Carlos González,
Roberto Somoza, entre otros, pudieran realizar estudios en Galicia,
Boston, Nueva York, Miami, Los Angeles,
Barcelona o Madrid.
Ahora existe un
seminario permanente en Pontevedra que, junto con la escola
Estudio, la escuela Drops de Santiago y maestros del género como el
baterísta Fernando Llorca (cofundador de Clunia jazz), mantienen viva
la enseñanza del jazz hoy día en Galicia.
No
sé si ahora hay apoyo institucional, en mi época no lo había.
C.P.: Haznos
un retrato de la geografía del jazz en Galicia (músicos, locales,
ciclos, instituciones...).
A.C.: Sin duda hay estupendos músicos en Galicia de todos los géneros
en lo que a jazz contemporáneo se refiere. Algunos, por ser actualidad
discográfica en este momento, ya los hemos citado. Pero también hay
que recordar a otros que detrás, y en el día a día, trabajan
incansablemente por mejorar el país.
Por ejemplo la labor
que hace Nani García (miembro fundador de Clunia jazz) y su equipo en
su estudio Bruar consiguiendo unos resultados de producción musical muy
buenos, algunos exquisitos, ayudando a crear ambiente y
consiguiendo que músicos de jazz, hasta ahora desconocidos, se empiecen
a conocer.
La labor que ejerce -
desde los tiempos de Baio Ensemble - Cuchús Pimentel con el
flamenco y la fusión en el terreno de la enseñanza, interpretación y
composición, ha sido de vital importancia para el enriquecimiento de la
música gallega de nuestros días.
¡Podría hablar de
algunos más!
Los locales más destacados, en cuanto a la programación y
versatilidad de estilos, son el Clavicémbalo de Lugo, El Vides y el
Filloa en La Coruña, el Manteca de Vigo, las Crechas y el Dado en
Santiago de Compostela, el Latino y el Antigua Social Club de Ourense.
Si te refieres a los festivales, hay que destacar el de Lugo, el de Pontevedra,
Ourense y el reciente de
Baiona.
Respecto
a las instituciones... ¡hay poco de que hablar!... no obstante está
aumentando el interés institucional debido al trabajo que venimos
realizando los músicos residentes y al aumento de interés del público
y de la prensa por esta música.
C.P.: Hablábamos de
Galicia, hablemos ahora del resto del Estado. Hazme un retrato puramente
musical por un lado y estructural por otro.
A.C.: Musicalmente
hay una tendencia comercial que nos lleva a los músicos españoles
hacia el flamenco jazz, como representantes latinos de una tierra. Será
porque el público lo demanda cuando escucha artistas que lo hacen con
el corazón, será por
ser la música que más
representa a España en el mundo, o será por lo que sea,
pero pienso que los músicos españoles somos muy versátiles por
la gran influencia cultural que tenemos a nuestro alcance desde siempre
y máxime en estos tiempos en los que el mundo es una “gran ciudad”.
Por lo tanto, cuando nos lo proponemos, podemos sonar a jazz, blues, a
latin, a swing, soul, románticos, folklóricos, étnicos, clásicos...
y también flamencos.
Creo, en lo que se refiere a estructural, deberíamos programar en cada
autonomía una representación bien escogida y variada de la música que
se hace en cada comunidad española, mostrando así la diversidad
musical que existe en cada región. Aparte darle un apartado,
como se merece, al jazz europeo y americano. ¡Creo que ya es momento de
respetar lo nuestro! Quiero
recordar por último que la historia del jazz va de África y Europa a
formarse a Estados Unidos y de ahí se exporta a todas partes del mundo.
Por lo tanto sus raíces culturales están en toda las razas con gran
sentido de la tradición, evolución y de mejorarse a sí mismas.
C.P.: La cara más
exportada del jazz español es la del jazz flamenco, un jazz con raíces
folklóricas de una región muy determinada. ¿Se puede hablar de un
jazz con peculiaridades folklóricas gallegas? ¿Cuáles son estas?
A.C.: Te diré que la
música gallega es muy rica melódica y armónicamente. Así lo
demuestran las cantigas de Alfonso X, las de Martín Codax (ambas de
origen medieval) o las músicas románticas de Riveriano Soutullo o Juan
Montes, por citar sólo unos pocos. ¡Ya no hablemos de la música
tradicional para gaita, voz ó instrumentos tradicionales! (zanfoña,
acordeón, violín...), que, por no explayarme demasiado, la dejaremos
para otra ocasión. La
música gallega posee unos valores rítmicos donde el predominio del
compás ternario y del tresillo en binario se hacen notar. Es cuestión
de adaptar las claves con la armonía jazzística y luego la
combinación con el swing se hace de forma natural y espontánea.
C.P.: Muchos
consideran que todo está inventado en la música. ¿Es la música
tradicional la única manera de insuflar nuevos aires y contenidos a una
música como el jazz? ¿Ser músico y no inventar nada nuevo puede
considerarse fracaso?
A.C.: Por
supuesto que no es la única manera. Si esto fuera así el jazz ya
hubiera dejado de existir.
El jazz y todas las músicas del mundo surgen de alguna música
tradicional hasta convertirse en lo que reconocemos por buena música o
música evolutiva. Esto es, cuando pasa por un proceso de recreación.
Interpretar música tradicional también es una manera de que el oyente
reconozca la identidad del artista, lo cual es importante y
políticamente correcto. Es también una manera sincera y natural
de expresar sentimientos que están integrados en el propio músico.
Pienso
que el fracaso no está relacionado con inventar o dejar de hacerlo. Hay
músicos que por naturaleza necesitan crear y otros son felices
interpretando. Por supuesto que por lógica debería ser más feliz el
que crea e interpreta que el que sólo hace una de las dos cosas. Otra
cosa son los resultados comerciales.
C.P.: Si nos
ceñimos a la figura de Alberto Conde una de las primeras cuestiones en
que se fija uno es que aunque pianista no fue ese el instrumento con el
que te acercaste a la música. ¿Cómo son los orígenes musicales de
Alberto Conde?
A.C.: Hice
guitarra clásica en el Conservatorio de Ourense con el maestro Tomás
Camacho, con quien me gradué en esta especialidad. Pero los orígenes
ya estaban en las músicas populares que oía en los discos que había
en casa: música americana, latina, española… y otras que se cantaban
en las fiestas familiares y de amigos, más tradicionales… ¡de la
tierra!.
El
piano, en serio, llegó a partir de los 25 años, en el año 85, cuando
dirigía el Baio Ensemble. Ese mismo año grabé un disco de jazz para
el sello RTVE dentro de la colección “Esto es Jazz”, que dirigía
Paco Montes.
C.P.: Al igual que el
piano no llegó primero, tampoco el jazz fue tu punto de partida estético.
A.C.: La
verdad es que empecé a los 6 años en el conservatorio, a los 12 entré
en guitarra clásica - ya sabes: Tárrega, Albéniz, Rodrigo, Bach,
Villalobos, Brouwer,
Gaspar Sanz… - y a los 16 estaba tocando la banda sonora de
Jesuscristo Superstar en el colegio. Un año más tarde tocaba el
órgano y el saxo en una orquesta de baile... ¡ni yo mismo me lo puedo
creer ahora!. Después... ¡llegó el jazz! a los 20. Desde entonces he
pasado 24 años trabajando en colaboraciones, enseñanza
y desarrollando mí propia música…
C.P.: La
formación de un músico no sólo la imparten los profesores si no que
en la audición de otros músicos se encuentra parte de la clave. ¿Qué
músicos han sido los verdaderos “profesores” de Alberto Conde?
A.C.: He
tenido la suerte de tener buenos maestros. Y digo esto porque fueron
ellos quienes me trasmitieron la música en estado puro: el sonido, la
interpretación, la creación… Ellos son el citado Tomás Camacho, Hal
Crook (trombonista de jazz) y Pablo Beltrán (armonía y composición clásica).
Pero
si te refieres a los músicos que inspiraron mi carrera, entonces la
lista es más bien larga. Si quieres que cite algunos de
los que más influyeron en mí, te diré J. S. Bach, Beethoven,
Mozart, Antonio Lauro, Jobim, Bill Evans, Thad Jones, Herbie Hancock,
Keith Jarret, Chick Corea, Miles Davis, Joe Zawinul, Wayne Shorter y,
por supuesto, Duke Ellington, pero habría muchos más porque cada poco
descubres a nuevos genios que estaban aquí hace muchos años y a otros
que ya los ves venir.
C.P.: No
eres un músico que se prodigue en exceso en lo que a grabaciones se
refiere. ¿Qué ocupa el día a día como músico de Alberto Conde?
A.C.:
Procuro
poner freno a los impulsos que me llevan constantemente hacia la faena
pero suelo llevar a cabo todos los proyectos después de hacer una
valoración. Soy un músico que vive la crisis de la creación
constantemente, pero disfruto haciéndolo.
Nirankar Khalsa, Baldo Martínez y Alberto Conde (Alberto Conde Trío)
C.P.: La última de
esas grabaciones es “Entremares” junto a Nirankar Khalsa y Baldo
Martínez. La frase recurrente para la crítica ha sido la de poner
swing a la música gallega. Ahora toca escuchar la versión de su
creador.
A.C.: La
idea de "Entremares" fue continuar el trabajo que vengo
haciendo desde el año 1995 que consiste en la creación de nuevas músicas
de Galicia, desde una óptica ecléctica, en la que las formas musicales
de base eran folk gallego, construyendo
variaciones con arreglos clásicos y jazzísticos en su
desarrollo. De esta experiencia han salido dos trabajos discográficos:
“A Lagoa dos Atlantes” y “Celtrópolis” y un concierto sinfónico
en 5 movimientos para guitarra y orquesta con 40 minutos de duración y
de título “Sonidos de Bitácora”.
“Entremares”, en
contraposición a los anteriores trabajos, aporta una base de jazz sobre
la música gallega y por lo tanto un desarrollo claramente jazzístico
aunque, por la variedad de ritmos o “palos” (gallegos, flamencos y
afros), resulte un disco muy variado.
Toda la labor creativa de "Entremares" es un trabajo de
tres músicos en los que cada uno aporta su propia experiencia.
Por entrar a valorar, ¡algo!, de lo que considero importante de mis
acompañantes:
Baldo Martínez aporta tres composiciones, la primera basada en una
cantiga de Alfonso X - en forma de suite - otra es una
transformación de un alalá en balada y, por último, un tema que me
parece apasionante - en 7/4 - titulado "Aires del Norte".
Nirankar
Khalsa aporta estilismo, sutileza, y ¡mucho swing¡ en el acompañamiento,
aparte de una gran variedad de timbres.
C.P.: ¿Qué
proyectos se presentan en el horizonte de Alberto Conde?
A.C.:
Actualmente estoy trabajando en un proyecto de nombre “Saffron” con
tres grandes músicos gallegos: Arturo Álvarez, Kin García y Cuchús
Pimentel, en el que unimos la música soul-pop americana con la música
flamenco-latina. También continúo con los conciertos de presentación
de "Entremares" por España y de paso preparando composiciones
y adaptaciones para mi próximo trabajo discográfico.
© Carlos
Pérez Cruz, Tomajazz.com 2004
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