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Juan Cortés
Enrique Farelo: Define tú
mismo tu estilo. "Jurepén" es una obra de ¿flamenco?
¿jazz flamenco? o ¿flamenco de jazz?
Juan Cortés: Yo lo definiría más bien como de música
mía. Tiene cosas de flamenco, porque quieras o no es lo que siempre
he escuchado en casa, pero también he escuchado otras cosas. Te vas
informando y escuchas cosas que mis abuelos o mis padres no habían
escuchado. Músicos americanos, músicos de jazz y te va gustando...
música cubana. Al final intentas hacer lo que a ti te gusta. Yo no
busco una etiqueta de flamenco o de flamenco jazz. Más bien son
composiciones mías que tienen cosas mías.
E. F.: Parece existir en la actualidad un auge del piano en
el flamenco (Diego Amador, Chano Domínguez, Pepe Torres...).
¿Crees que esto es así? ¿Puede incluso llegar a competir el piano
con el que ha sido instrumento del flamenco por antonomasia que es
la guitarra?
J.C.:
Ten en cuenta que la guitarra ha sido el instrumento
más flexible. El flamenco se ha movido siempre en entornos
populares con gente que se juntaba en juergas y fiestas privadas y
entonces el instrumento más accesible era la guitarra. Luego
también bailar, cantar, tocar las palmas... el cajón por ejemplo
se ha introducido hace poco. El piano no es un instrumento muy
accesible. Se está introduciendo ahora en el flamenco. Es lo
natural, se va a ir reconociendo. Conforme haya más acceso a más
información y a más instrumentos el flamenco se irá
enriqueciendo.
E.F.: Cuando elegiste el piano como instrumento, ¿en qué
estilo estabas pensando trabajar?
J.C.: Yo para tocar flamenco porque era lo
que escuchaba siempre. Yo tocaba lo que escuchaba. Mucho de Paco De
Lucía, de Sabicas... Pero tampoco fue decir voy a tocar el piano y
voy a tocar flamenco. Dio la casualidad de que tenía un piano en la
casa y todo lo que escuchaba lo sacaba al piano.
E.F.: ¿"Jurepén"
significa algo?
J.C.: Significa sentimiento. Algo que te mueve en tu
interior, que te lleva a hacer algo, y en este caso es la música.
La música tiene que tener una historia detrás para contar algo,
tiene que haber un sentimiento que te lleve a componer.
E.F.: En el tema "A Saco"
incluyes la armónica. ¿Cómo se te ocurre incluir la armónica en
un tema de este estilo?
J.C.:
Es que más que pensar en el instrumento pienso en el
instrumentista. Conozco desde hace mucho por Guillermo McGuill, con
quien empecé a tocar por Madrid, a Antonio Serrano. Me gusta mucho
su forma de tocar y de entender la música. Abarca del jazz al
clásico, incluso flamenco. Ya te digo que más que pensar en que
quiero una armónica pienso en que quiero a Antonio Serrano que es
un músico muy completo. A lo mejor otro tocando la armónica quizá
no me hubiera cuadrado.
E.F.: ¿Qué es tener duende?
J.C.:
Es como tener capacidad para expresarte sin hablar. Lo
mismo en la pintura, en el baile, en la escritura... Hacer algo que
a la gente le transmita, que le llegue el mensaje pero no de forma
directa. Que la gente lo entienda pero sin saber por qué lo ha
entendido.
E.F.: ¿A qué músicos le debe más Juan Cortés?
J.C.: A Camarón y a Paco de Lucía que son los culpables
de casi todo el flamenco que hay hoy en día. Además a otra gente
como Bill Evans, Herbie Hancock... Yo no tengo nada que ver con
ellos, con el jazz, pero sí con esa libertad que tienen ellos y que
yo trato de llevarla al flamenco que parece un mundo muy cerrado.
Parece que si no haces todo como está establecido te van a decir
que no eres flamenco. Para mí el flamenco es libertad, poder
expresarte. Si es con ritmo de bulería y tu lo que sientes es
flamenco pues va a sonar a flamenco.
E.F.: Parece que haya una especie de censura en ese sentido.
Parece que cuando hay un músico que saca un disco que va un poquito
más allá del flamenco parece que la parte gitana (como decía Paco
De Lucía hace poco: "mi disco lo juzgarán los gitanos")
son los jueces que dictan la aprobación o no de la obra.
J.C.: Siempre hay esa cosa de que si no le suena a uno
"normal" como entendería alguien mayor ya no es flamenco.
Alguna cosita nueva bien, pero no ir mucho más allá. Ya la cosa
suena como que no es de aquí.
E.F.: ¿Es más importante la tradición que la vanguardia
en el flamenco?
J.C.: Según puntos de vista. Para mí no. Para mí es
libertad. Tienes un ritmo y una forma de sentir la música, que eso
sí es el flamenco, pero formas de expresarla puede haber muchas.
Cada persona tiene su forma de expresarse. No puedes expresarte como
lo hacían hace cincuenta años, al igual que no puedo expresarme
como cantaba mi abuelo, ni mis nietos lo harán como lo hago yo. Lo
mismo con la música. Si tengo mi forma de tocar porque he estado
toda mi vida tocando el piano, que otro lo haga como yo es muy
difícil. Siempre tiene su forma de pensar, sentir el ritmo, el
compás, la armonía...
E.F.: La música ¿es técnica?, ¿sentimiento? o ¿ambos?
J.C.: Técnica hace falta como para un escritor saber
escribir y leer. Hace falta porque si no la tienes no sabes
expresarte pero para mí son las dos cosas. Tiene que haber una
historia que contar, algo que te mueva y que la gente lo reciba.
Intentas dar lo que tu tienes y la gente lo recibe o no. Pero yo al
menos intento que haya esa comunicación.
E.F.: ¿Directo o estudio? Qué prefieres.
J.C.: Directo. Siempre se crea esa comunicación. No hay
ataduras ni de cables ni de micros, es más salvaje. La
comunicación es inmediata. En el disco escuchas lo que tocaba yo en
marzo del año pasado. Para mí eso es como yo estaba en ese
momento, ahora los temas los tocaría de otra manera.
E.F.: ¿Posees algún tipo de ritual a la hora de componer o
te obliga de alguna manera Mari Mar Martínez?
J.C.: (Risas) Bueno, depende de épocas. Es como un estado
en el que te salen tres o cuatro temas en un día y luego una época
en la que no te sale nada. Mari Mar me lo dijo: "tienes que
hacer un tema que quiero bailar algo tuyo"; y se puso tan
pesada que lo hice. Pero me gustó mucho porque fue el encargo de
una amiga. Ella es bailaora y los pies en ese tema los pone ella.
E.F.: Antes de un concierto, ¿cuánto dedicas a ensayar? No
con el grupo si no tu solo.
J.C.: Cinco o seis días antes de un concierto no suelo
tocar el piano. Me pego una paliza la semana antes y luego dejo de
tocarlo la semana antes. Espero al concierto. Así lo coges con más
gana. Con sólo que sea un día, pero el día antes no me gusta
tocar. Espero a descargar en el concierto.
E.F.: La figura de Guillermo McGuill, ¿qué importancia
tiene en tu música? Él es el productor de tu trabajo.
J.C.: Guillermo McGuill tiene mucha culpa de que estemos
aquí tocando. Yo le conocía a él cuando yo tenía unos 17 o 18
años aquí en Valencia (ahora tengo 26). Escuchaba mucho hablar de
Guillermo, un musicazo y le enseñé lo que yo tocaba y se creó una
amistad. Me dijo que cuando fuera a Madrid le llamara para ir a ver
conciertos. Al llegar le llamé para tocar y él encantado. Vino
también Jorge Pardo. Era mi primer concierto en Madrid y fue una
cosa grande. Él fue quien me fue guiando, diciéndome con quién
hablar... y he tocado con su grupo. Mi hermano, Guillermo y yo hemos
tocado en muchas ocasiones. Con Esperanza Fernández, con el grupo
de Guillermo que es más jazz, con "El Bola", Agustín
Carbonell...
E.F.: ¿Con qué músicos con los que no hayas tocado
todavía has soñado hacerlo?
J.C.: Con Paco De Lucía. Para mí sería un sueño muy
grande realizado. Es como mi padre musical. Has aprendido todo, has
escuchado todos sus discos y te gusta la forma de interpretar que
tiene. Entonces es un reto pero no sabes si llegara la oportunidad
si sabrías muy bien que hacer.
E.F.: ¿En qué escenario te gustaría tocar?
J.C.: Hay sitios muy bonitos pero eso me importa menos. Me
importa más con quién. Igual en un localito pequeño se crea un
atmósfera y el concierto sale mejor que en un teatro grande lleno
de gente. Un sitio muy grande te gusta más pero musicalmente a lo
mejor llena más en un sitio más recogido. Pero no tengo
preferencia.
E.F.: ¿Consideras que la música árabe puede enriquecer el
mundo del flamenco?
J.C.: Sí claro. Para mí la música árabe es una de las
madres del flamenco, a partir de ella se formó el flamenco. De la
música judía, la música árabe y la música española. Por eso
siempre se han hecho cosas árabes. Está muy conectada.
E.F.: ¿Qué músicos escuchas en tu tiempo libre?
J.C.: Escucho muchos pianistas... Diego Amador, Chano
Domínguez... Músicos que hacen nueva música de flamenco con
influencias. He escuchado últimamente también el disco de Pedro
Ojesto y Sergio Monroy que intentan dar su punto de vista a través
del piano. También guitarristas, me gusta mucho el disco de Ramón
Jiménez, el disco del "Bola"... aparte de los discos de
Paco De Lucía y de Camarón. También a Chick Corea, Bill Evans...
más que nada pianistas y guitarristas.
E.F.: ¿Cómo surge la colaboración de Jorge Pardo en
"Jurepén"?
J.C.: Es que el disco es una reunión de amigos. Llamé a
Jorge porque le conocía de hace mucho tiempo y ya le había dicho
que cuando grabara algo tenía que tocar conmigo. Y grabó un tema
con la flauta y otro con el saxo. Para mí es un maestro. Me parece
a nivel de concepto de los músicos más visionarios de España.
E.F.: Cuando tocas el piano, ¿piensas en piano o en
guitarra?
J.C.: Depende del momento. Hay momentos en que me gusta
más sonar a piano y otros a guitarra. Otros momentos en hacer más
la melodía como haría un saxo. Esa es la grandeza que tiene el
piano, que puedes abarcar muchos campos. Pero tal vez a piano es
como menos me gusta sonar, me gusta más buscar otros sonidos
diferentes. Huyo de eso. Pero en el flamenco siempre tienes como
referencia la guitarra. Si quieres sacarlo como piano tienes que
sacarlo como algo más bien nuevo porque de referencia hay muy
pocas. Dos o tres referencias de piano flamenco en los años
cincuenta y sesenta con Pepe Romero y Arturo Pavón.
E.F.: ¿Es una ruptura entonces lo que estáis llevando a
cabo en el mundo flamenco Diego Amador, Chano Domínguez o tu mismo?
J.C.: Tampoco una ruptura. Es un condimento nuevo, un sabor
nuevo al flamenco. El flamenco con la guitarra no se va a perder.
Está antes que nosotros, antes que el piano. Todos los pianistas
que han salido han intentado imitar la guitarra, imitar los
rasgueos, los arpegios... Ahora lo que pasa es que se tiene más
información, conoces más pianistas y coges lo que más te gusta.
E.F.: Se solía decir que el jazz es música de negros. El
flamenco, ¿es música de gitanos?
J.C.: De gitanos, de payos... yo lo que si creo es que el
flamenco se crea a partir de un ambiente, una forma de criar, de
estar en la casa, de reaccionar ante la vida... esas son las cosas
que diferencian al flamenco. ¿Gitanos, payos? Siempre ha habido ese
debate. Yo creo que el flamenco es de quien siente el flamenco. De
ese ambiente. Que te gusta salir por la noche, tomarte dos copas y
coger una guitarra, echar un cante, tocar las palmas... si hay ese
ambiente hay flamenco, si no, es muy difícil.
E.F.: ¿Por dónde crees que va a ir la música en España?
J.C.: Por el mestizaje. Coger cada uno lo que más le gusta
y hacer su música. Lo mismo en la música que en todo. Fíjate en
la cantidad de gente que ha llegado a España y eso va a hacer que
dentro de veinte años sean otros españoles, aunque nosotros
también venimos de algo. A saber de dónde vienen nuestros abuelos
o tatarabuelos. Siempre es el mestizaje.
E.F.: ¿Cuándo cree Juan Cortés que alcanzará su madurez
musical?
J.C.: Pienso que la madurez del músico llega el día antes
de que ese músico muera. Siempre encuentras fallos y te queda algo
por mejorar. Siempre hay alguien que escuchas que te deja perplejo.
Te influencia. No sé a quién se lo escuché pero es una frase que
me marcó: "yo haría el disco perfecto de mi vida el día
antes de morir". Ya has aprendido todo lo que tienes que
aprender y dejarías aquello que tu sientes. Yo grabaré un disco el
año que viene, será un paso más pero siempre te queda ese vacío
de hacer otra cosa.
© Enrique Farelo, Tomajazz
2004
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