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Manolo Ferrand
P: Una pregunta de difícil respuesta a la que estamos sometidos las
gentes del jazz ¿qué es el jazz para ti?
M.F.: Una
forma de expresión musical que por sus características rítmicas y armónicas
permite una especial apertura formal y expresiva. Además, una
herramienta de trabajo muy útil, que permite establecer combinaciones
con éxito con otros géneros musicales (música académica, contemporánea,
flamenco, músicas de raíz, etc).
P: ¿Cuál es tu relación inicial con el jazz, tu primer encuentro con
esta música?
M.F.:
En
la infancia, algunos discos de la colección paterna, especialmente el
Porgy and Bess de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald. A partir de la
adolescencia hay un encuentro con el jazz moderno de la mano de Julio
Cortázar. Los discos de Charles Mingus fueron, a los quince años,
decisivos para mi afición por el jazz. Desde entonces sé que Mingus
nunca aburre, y que puede ser un arranque inmejorable para disfrutar de
lo que vino antes y de lo que llegaría después.
P: Jazz y España, Jazz e Instituciones… ¿palabras de difícil
convivencia?
M.F.:
Las
instituciones no conviven fácilmente con los agentes culturales, por
ser de naturaleza antitética. Se aprecia sin embargo que últimamente
se van acercando las posturas: los músicos españoles realizan
propuestas cada vez más serias, mientras que las instituciones
(algunas, solo algunas) empiezan a comprender que el apoyo al jazz va más
allá de la programación de festivales. Conozco especialmente el caso
de la Junta de Andalucía, que organiza cursos de formación y un amplio
Circuito en el que el jazz tiene un espacio específico y destacado,
además de ofrecer otros tipos de ayudas: producción, asistencia a
festivales y giras, becas, etc. Está desde la ayuda para el grupo que
tiene una gira por clubes de jazz en España, hasta la ayuda para la
composición a estrenar en un Festival o Ciclo internacional (este es el
caso de Chano Domínguez, que recibió una subvención para escribir una
obra estrenada en Lincoln Center de Nueva York).
P: ¿Qué ha de cambiar para que el jazz español alcance la madurez?
(si es que no la hubiera alcanzado)
M.F.:
Naturalmente
es importante el apoyo de las instituciones al jazz, que puede ser de
muy diferente naturaleza: ayudas a la producción, para la asistencia a
festivales, para realizar grabaciones o para recibir formación,
organización de circuitos de jazz, inclusión de músicos españoles en
la programación de festivales, etc. Por parte de los músicos, está
claro que algo se mueve: hay proyectos puestos al día y cada vez más
elaborados; esto es algo que le da credibilidad al jazz ante las
instituciones. También son cada vez más frecuentes los proyectos de
colaboración entre músicos nacionales y extranjeros, un terreno en el
que el apoyo institucional está especialmente justificado, por los
costes adicionales que supone.
P: España y Músicos de Jazz… ¿cuál es el nivel actual de nuestros
músicos?
M.F.:
Ya
no estamos en la época del milagro aislado, como el caso de Tete
Montoliú. Ahora tenemos artistas de jazz en cualquier punto de España,
y no pocos de ellos con proyección internacional. Creo que la España
de las autonomías ha tenido un efecto muy positivo en este sentido. Por
otro lado, el contacto de los músicos españoles con los que se viene
haciendo fuera es cada vez más intenso, y esto ha servido no solo para
conocer de primera mano las nuevas corrientes estéticas, sino también
para que tomemos conciencia de que el jazz hecho en España puede tener
una especificidad, como ocurre con ciertas formulaciones jazzísticas de
los países nórdicos, de Francia o de Italia, en las que se aprecia una
interesantísima investigación a partir de tradiciones musicales
propias.
P: ¿Qué nombres de nuestro jazz consideras destacan en este momento?
M.F.:
Me
voy a limitar a algunos artistas andaluces que creo que merecen un mayor
reconocimiento del que tienen, a pesar de que son artistas de largo
recorrido. Por ejemplo, el saxofonista y flautista Antonio Mesa, el
contrabajista Manolo Calleja, la cantante Celia Mur, el guitarrista Kiko
Aguado y muchos más. Es impresionante, por ejemplo, la cantera de músicos
procedentes de Cádiz, donde ni siquiera hay festival de jazz.
P: Del panorama internacional del jazz, ¿qué nombres y movimientos te
llaman especialmente la atención?
M.F.:
Un
poco de todo. Me llama mucho la atención lo que se hace en Europa:
Suecia, Noruega, Italia, Francia, etc. Creo que el contacto con la
electrónica, con el rock de autor, con la música contemporánea y con
ciertas tradiciones europeas están dando removiendo el panorama. En
España, el contacto con el flamenco está dando lugar a ciertos clichés,
pero por el contrario está ofreciendo unas perspectivas de gran interés.
P: ¿Cuál es tu valoración del actual panorama de festivales de jazz
en España? ¿Jazz o acto social? ¿Se cuenta suficientemente con el
jazz español y europeo? ¿Merecerían en todo caso estos últimos
presencia sobre esos escenarios?
M.F.: Creo
que el principal cometido del programador es investigar y, a partir de
ahí, seleccionar entre las propuestas más vivas, más creativas. Para
ello no es necesario un gran presupuesto. Basta con una programación
coherente y
continuada, en la que el público pueda confiar año tras año,
aunque sea a ciegas. También creo que es importante ofrecer actividades
didácticas: es la manera de crear músicos locales, y en consecuencia,
crear público para todo el año. La presencia europea es cada vez
mayor, pero sé si ocurre lo mismo con el jazz español. Tanto uno como
el otro merecen mayor atención, sobre todo si contemplamos tantos y
tantos festivales que se limitan a programar sin responsabilidad,
repitiendo año tras año nombres que se han convertido en pura rutina.
P: ¿Festivales o programación de club?
M.F.: Lo
deseable es que exista una programación estable, de conciertos y de
actividades didácticas, a celebrar tanto en teatros como en clubes, y
que sirva para preparar el terreno para un Festival que incidiría en
propuestas no convencionales. La fórmula del Circuito regional o
provincial es muy interesante para establecer una programación estable
en el municipio.
P: ¿Cuál es la realidad del jazz en tu región?
M.F.:
La
existencia de los músicos de jazz sigue siendo precaria, a pesar del
apoyo de algunas administraciones, como la Junta de Andalucía, que
dispone de programas de ayudas y de becas, de un circuito de jazz y una
programación propia de conciertos y de cursos de formación. También
son muy destacables la existencia del Festival de Jazz de Granada, que
dispone de una oferta muy amplia, y un nuevo colectivo de músicos en Córdoba,
que han comenzado a poner en marcha actividades de gran interés. Por
otro lado, la política de becas y los Seminarios ya están generando
sus frutos.
P: ¿Qué objetivos te planteas con tu trabajo en "Más Jazz"?
M.F.:
Informar
sobre la realidad musical nacional e internacional y ofrecer una
plataforma de opinión y debate sobre el jazz actual, en conexión con
lo mejor y más duradero de la tradición jazzística.
P: 5 discos imprescindibles de tu discoteca
M.F.:
Cualquiera
de Mingus, Ellington, Davis, Parker, Monk, Ornette Coleman y Bill Evans.
Y
alguno que otro de Sun Ra, Jelly Roll Morton , Louis Armstrong, Art
Ensemble of Chicago, John Coltrane, Paul Bley, Sidney Bechet, Rland Kirk,
Don Cherry, Stan Getz, Billie Holiday, Jackie McLean, John Zorn, Lester
Young, Anthony Braxton, Uri Caine, Lennie Tristano, Albert Ayler, Count
Basie, Sonny Rollins, Art Tatum, Eric Dolphy, David Murray y Earl Hines.
P: 5 directos de tu vida (a los que acudiste… no se refiere a
grabaciones)
M.F.: Miles
Davis en el Palacio de Congresos de Madrid, John Zorn “Masada” en
Sevilla, Sun Ra en el San Juan Evangelista, Stan Getz en Copenhague,
Ornette Coleman con Don Cherry también en Copenhague, David Murray Big
Band con Butch Morris en Nueva York y Abbey Lincoln en San Sebastián. Y
otros muchos, sobre todo en Sevilla, Vitoria, San Sebastián y
Copenhague, que no caben aquí. Y, quizás por encima de todo,
incontables jam sessions.
© Carlos
Pérez Cruz, Tomajazz.com 2004 |
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