©Javier Nombela
Enrique:
Estamos hablando de un disco que has llamado “Oración”,
lo cual ya implica algo. Además la portada es lo suficientemente
sugerente como para hablar del disco también. Si a esto añadimos
que los anteriores se llamaban “Los sueños y el tiempo”
y “Cielo”, la pregunta es clara, ¿qué
tiene que ver esto con la espiritualidad y con qué tipo de
espiritualidad?
Guillermo: Yo pretendo
incluír la espiritualidad en todo lo que hago. En caso contrario,
me parecería un trabajo incompleto. Opino que en la sociedad
hoy en día se ofrecen demasiadas cosas carentes de ella,
y eso no es inocuo, sino que conforma al público una manera
de relacionarse con las cosas que no es real, sino dirigida, y todo
lo que humildemente pueda hacer uno a favor de la vida y de la realidad,
creo que está bien hecho.
Enrique: Espiritualidad ¿con
respecto a qué creencias?
Guillermo: Bueno, lo primero que
he decir, para aclarar el sentido del disco, es que está
dedicado a los teólogos de la Liberación, que son
personas que dedican su vida a la palabra de Cristo literalmente,
con todas las consecuencias, enfrentándose al poder allí
donde trabajan y al poder que les gobierna a ellos mismos, que es
el Vaticano. En segundo lugar, yo no estoy bautizado, no es éste
un asunto de fanatismo religioso, es reivindicar un proyecto de
sociedad que tiene mucho que ver con muchas cosas, entre otras con
el “Paleocristianismo”.
Enrique: Entonces, podrías
definirte como cristiano no católico.
Guillermo: Puede ser, sí.
Si esto incluye otras cosas, otras filosofías; lo mismo podría
decir de cualquier filosofía que tenga en cuenta al ser humano
como tal y cumpla su misión de realizar al ser humano como
persona.
Enrique: Lo digo
porque se puede sacar esa conclusión cuando titulas “Oración”
y “Cielo” a dos de tus trabajos...
Oración
CD
Karonte, 2005
Guillermo: En muchas religiones existen
esos conceptos, y “Cielo” lo definía en el disco
como “lo absoluto”, como aquello que contiene toda la
realidad. En ese caso es un asunto más filosófico
más que religioso.
Carlos: “Oración”
es una línea de continuidad que comienza con “Los sueños
y el tiempo”, basado en la obra de María Zambrano,
para mí un disco imprescindible y fundamental, por lo que
intenta decir. ¿Cómo se traslada esa forma de entender
esa filosofía a la música?
Guillermo: Yo no pretendo conectar
directamente mi música con su filosofía, sino que
pienso que la música que yo hago, como cualquier persona
que hace música en libertad, desde la propia creatividad
y desde la propia espiritualidad, tiene unas características;
cuando esa música se toca se da una relación entre
las personas que tiene mucho que ver con la filosofía pitagórica,
con la democracia real participativa. En un cuarteto de Jazz el
solista puede ser uno, pero si el contrabajista no aporta su grano
y es respetado como tal y no se le permite desarrollarse plenamente
con su función, el conjunto, la unidad de todo, que es lo
que nos interesa, no funciona, y eso lo traslado a la espiritualidad,
a la religión o a lo que quieras.
Enrique: Siguiendo por el camino
de la espiritualidad, tu música ¿qué sentido
tiene en el contexto de tu vida?
Guillermo: Estoy demasiado cercano
a ella como para poder contestarte a eso. Es una necesidad, es mi
forma de expresión, nunca he hecho otra cosa, ni sé
ni cómo sería hacer otra cosa, pero sé lo que
pretendo con respecto a mi papel en la sociedad, o al papel de un
músico en la sociedad, cómo quiero que se respete,
cómo quiero que se hagan las cosas, va por ahí.
Carlos: A los 15 años ya estabas
interpretando música, jazz. Te inclinas muy pronto por esa
opción...
Guillermo: Sí, es que mi padre
es músico, siempre ha tocado jazz – y otras cosas –
lo he vivido siempre en mi casa; me pongo por mi cuenta a escuchar
Jazz desde los 10 años.
Carlos: ¿Cómo
entras en contacto con la música española y el flamenco?
©Franjo Bernal
Guillermo: Cuando llegué a
Madrid con 19 años no tenía dinero. A través
de la que entonces era mi mujer me enteré que había
una audición para Manuela Vargas, y fui diciendo que sabía
tocar flamenco, y en un principio les engañé. Luego
resultó que lo que tenía que hacer era algo muy definido,
muy concreto, que se podía llevar adelante sin saber flamenco
puro. La segunda parte del espectáculo era flamenco puro
y yo no tocaba, así que estuve ocho meses viendo bailar,
tocar y cantar a los mejores, porque en esa compañía
estaban Antonio Canales (con 24 años ) , el Moro, los Sordera
(Vicente, Enrique y Jose, los tres), Juan Maya “Marote”,
Paco de Antequera... un montón de gente muy importante.
Sergio: ¿Podríamos
decir, hablando de la espiritualidad y las reminiscencias, que parte
de los sentimientos que evocas en este disco vienen de atrás,
de tu peregrinación con tu madre por Sudamérica y
las vivencias de tu juventud?
Guillermo: Desde luego que eso te
hace ser muy consciente de los problemas que hay fuera del primer
mundo. A veces nos perdemos en conflictos no muy importantes comparados
con el drama y ecológico que existe en la Tierra como unidad,
es un problema muy gordo que se mueran tantos millones de personas
cada año...
Sergio: Además, tu vas a dar
con tus huesos en Chile poco antes del golpe.
Guillermo: Un año antes. Fui
porque estaba Allende, evidentemente. Estuvimos un año allí;
el golpe de estado tuvo lugar en Septiembre del ’73, estuvimos
dos meses refugiados en una embajada y luego ya fuimos a Suecia,
exiliados.
Sergio: De modo que fuisteis testigos
directos de la persecución.
Guillermo: Sí, fuimos testigos
de cómo el imperio ejerce su poder sin piedad ninguna cuando
alguien se desvía.
Sergio: ¿Qué aporta
este tercer disco a la trayectoria emprendida con los dos primeros?
Guillermo: Socialmente quiero darle
importancia a la parte de los textos que se han incluído
para que no se pierdan frente a la parte musical. Hoy en día,
con la cuestión del pirateo, y la idea del público
de consumir y tirar, pienso que con este tipo de trabajos se contrarresta
un poco esa tendencia, ofreciendo más información,
más contenidos como obra de arte, como textos, como objeto,
para que no sea lo mismo comprar un disco de dos euros en el Metro
que comprar el original. Musicalmente, yo voy caminando, tiene mucho
que ver con las personas con que toco, no concibo un producto o
una idea muy cerrada, sino que tiene mucho que ver con quien estoy
relacionándome musicalmente en ese momento, y en éste
en especial llegó el momento de trabajar con Dave Liebman,
algo que llevaba esperando desde que tenía 22 años.
Enrique: Resulta curioso la de veces
que coincidimos con Liebman en grabaciones recientes. Hace poco
– lo sabe Sergio – un guitarrista norteamericano de
nuevo cuño se ha dado a conocer grabando en Soul Note con
Dave Liebman precisamente.
Sergio: Exactamente, se llama Scott
DuBois y ha grabado a quinteto, también a mí me ha
sorprendido la cantidad de grabaciones que hace Liebman con tantos
músicos de tan diversa procedencia...
Enrique: Y lo que es más,
tanto en un disco como en otro aparece la ocarina...
Sergio: Cierto,
además en otro disco reciente, el “Saxophone Summit”
con Liebman, Lovano y Brecker también aparecen instrumentos
étnicos de viento como el kaval o la flauta india. Cuéntanos
la experiencia, después de llevar relacionándote un
cierto tiempo con él por correo electrónico.
Los sueños y el tiempo
LIBRO-DISCO
EL EUROPEO, 1999. Distr. Karonte
Guillermo: Yo le conocí en
un seminario en El Escorial que organizaba el Taller de Músicos.
Vinieron el grupo Quest al completo, con Richie Beirach, Ron McClure
y Billy Hart. Más adelante tuvo lugar el primer encuentro
de la Asociación Internacional de Escuelas de Jazz, que se
hizo en La Haya y yo fui con Joaquín Chacón, Alejandro
Pérez y Pedro Ojesto, en representación del Taller
de aquí, y allí volví a verle, tocamos en clases...
y siempre nos hemos mantenido en contacto desde entonces un par
de veces o tres al año.
Sergio: ¿Cuándo te
diste cuenta de que el momento de llamar a Dave había llegado?
Guillermo: Cuando tuve una música
que supe que él podía interpretar a gusto.
Sergio: ¿No hubo intencionalidad
al componer pensando en él?
Guillermo: Seguramente sí,
pero de forma inconsciente. Conozco interiormente la forma de tocar
de mis compañeros – él incluído –
y así salen las cosas, aunque sí hay cosas pensadas
para él.
Sergio: Yo tengo en mente ese tema
llamado “Leonardo”...
Enrique: Me parece estupendo, yo
había pensado precisamente en ése...
Guillermo: Es un homenaje a su época
con Miles.
Enrique: Efectivamente, es un tema
que suena al Miles de aquella época...
Guillermo: ...al “Bitches Brew”...
Enrique: Eso es, a aquella época
de Chick Corea también, de los primeros Weather Report, Zawinul...
a todo aquello suena ese tema.
Sergio: He visto calificar este disco
como “fusión flamenca”, algo con lo que no estoy
de acuerdo en absoluto. Creo que en este trabajo el sabor flamenco
es bastante residual, me parece que se limita a una ligera pincelada
en pocos temas. ¿Crees que lo grabado en este disco tiene
mucho que ver con el flamenco, salvo tu propia trayectoria profesional?
Guillermo: La verdad es que en el
conjunto del disco, te puedo enumerar cada tema y decirte qué
tiene, y los que tienen flamenco son dos. Claro, para Dave Liebman,
por ejemplo, este disco tiene mucho flamenco (risas), pero para
nosotros, que estamos acostumbrados a escuchar fusiones y fusiones
con más dosis de flamenco, incluso de mis propios discos;
eso es evidente en el primero de ellos, el segundo para mí
no tenía casi nada, pero fui nombrado por una asociación
de críticos como candidato a unos premios como mejor disco
de un percusionista flamenco o algo por el estilo... claro, no lo
gané, evidentemente, gracias a Dios (risas) – no iba
a saber qué decir – pero bueno, no le doy mucha importancia
a estas dosis.
Enrique: ¿Crees que tu carrera
al lado de Chano Domínguez puede enclaustrarte en el estilo
flamenco cuando a lo mejor no es exactamente eso lo que incorporas
a tu propia música?
Guillermo: Yo he tocado flamenco
antes de estar con Chano, lo que ocurre es que para el público
y para los medios de comunicación – y es la verdad,
además – junto con Javier, desarrollamos un tipo de
lenguaje dentro de la fusión; no estoy diciendo que inventáramos
el Jazz flamenco que, por supuesto, ya estaba, Jorge llevaba ya
años tocando esas cosas, como Nono García, Tito Alcedo,
Antonio Mesa... no es que uno plantee esas cosas, es que había
un grupo de músicos que estábamos tocando simultáneamente
con grupos buenos de Jazz y con grupos buenos de flamenco, y llegó
un momento en que sentimos la necesidad de crear un lenguaje uniendo
esos mundos.
Sergio: A nivel mediático,
“la sombra de Chano es alargada”, es decir, ¿no
crees que la gente tenderá a encasillarte?
©Franjo Bernal
Guillermo: No sé,
es con quien he trabajado doce años, en todo caso lo considero
algo bueno. Hombre, por otro lado la gente tiende a encasillar mucho,
incluso a nivel laboral. Yo estuve tres años con Serrat;
cuando dejé de trabajar con Serrat, hasta dos años
después había gente que me decía: “Uy,
pues no te he llamado porque pensaba que estabas de gira con Serrat”,
pues con esto pasa lo mismo.
Enrique: Hablando de Julian Arguelles,
músico que ha grabado para ECM y me sorprende su presencia
en este trabajo tocando contigo, un estupendo músico ¿cómo
lo conociste y pasó a formar parte del proyecto?
Guillermo: Pues es de los músicos
con quien llevo tocando más años. Me gusta mucho su
discurso, su sonido, la manera que tiene de mezclar lo lírico
con lo agresivo, tiene un punto muy bueno con el que me identifico
mucho, además le conozco desde hace muchos años con
el trío de Ronan Guilfoyle, que fue en el año ’91
más o menos. En cuanto a su idoneidad para este trabajo,
el problema de esta fusión es que no todo el mundo es válido;
hay gente que toca muy bien, pero con un lenguaje demasiado hard
bop, por ejemplo, que pueden hacerlo muy bien pero no es lo ideal.
Julian tiene una forma de acercarse a la música del tipo
que sea, folclore, free... que me encanta, es muy parecido a mí
en ese sentido.
Sergio: Comentas en el libreto del
disco que esta grabación lleva la impronta del 11-M. Coméntanos
un poco las circunstancias, cómo lo vivísteis.
Guillermo: Te voy a contar desde
el día del atentado. El disco se grabó el 14. El día
11 estábamos en Terrasa y teníamos tres conciertos
por delante, el Festival de Terrasa, el Festival de Sevilla, en
el Teatro Central “el Jazz viene del Sur”, que hemos
ido este año, y en el San Juan Evangelista. El día
11 por la mañana me levanté y pensé “qué
curioso, hoy es el día simétricamente opuesto en el
año al 11 de Septiembre”. Al cabo de cinco minutos
recibí una llamada de un alumno desde Madrid y me contó
lo del atentado. A partir de ahí, subí a la habitación,
puse la televisión y comencé a llamar a gente, a ver
si estaban todos bien. Suspendimos los tres conciertos, y lo único
que quedó fue la grabación, que la hicimos el 14,
día de elecciones. Aquel día había una atmósfera
muy densa en Madrid.
Sergio: ¿Eran conscientes
tus compañeros de grabación de las circunstancias?
Guillermo: Sí, sobre todo
Dave por el 11 de Septiembre, porque el vive en Nueva York. Todos
lo tenían muy presente, por la propia temática del
disco, que globalmente tiene que ver, aunque no lo parezca.
Enrique: Una vez satisfecho el sueño
de grabar con Dave Liebman ¿Qué sueños ocultos
te quedan por cumplir con otros músicos?
Guillermo: Hay un par que me llaman
mucho la atención; igual no son los que más escucho
en disco, pero sí a nivel de tocar: Bill Frissell y Naná
Vasconcelos. A Naná Vasconcelos le conocí en Bahía,
además; fuimos a tocar en el Perpan con Rubém Dantas,
un grupo que éramos seis cajones, creo (risas) – sí,
era un escándalo, aquello – con Tomasito, Juan Diego...
y estando con estos dos últimos en el camerino apareció
él con su berimbau, y estuvo hora y media tocándolo
sin parar, y aquello sonaba diferente cada minuto.
Sergio: Entre tus múltiples
colaboraciones figura recientemente la grabación del último
disco de Chema Sáiz, con quien has hecho algunos conciertos
de presentación de ese trabajo en directo ¿cómo
es la experiencia de trabajar con Chema?
Guillermo: Pues Chema me parece uno
de los músicos más grandes de este país, como
intérprete y como compositor. Yo estoy encantado de que me
llame y tocar su música, que puede parecer compleja o densa,
pero es muy “cantabile” también, las melodías
tienen mucho poder, y eso ayuda mucho a comprender la música,
es el motivo que te lleva a tocar y a escuchar bien. Y en directo
es de una intensidad importante.
Enrique: ¿Cómo
te decidiste por la batería?
Cielo
CD
52PM, 2002. Distr. Karonte
Guillermo: Como decía antes,
mi padre es músico. Una vez estaba tocando en un trabajo
en un hotel, se puso enfermo el batería; yo tenía
entonces doce años, veía como tocaban cada noche,
y subí y toqué. El repertorio eran valses, pasodobles...
pero sonaba, y entonces ya no quise bajarme más (risas).
A mí me gustaban los coches... yo iba a ser diseñador
de coches... pero me torcí... (risas)
Carlos: En tus comienzos, ¿cuáles
fueron los primeros baterías en los que te fijaste?
Guillermo: Recuerdo que me impactó
mucho Steve Gadd, y poco después Elvin, Philly Joe Jones
y Tony Williams, sobre todo, fueron los tres con los que seguí.
Enrique: ¿Y los baterías
modernos, como Jack DeJohnette?
Guillermo: Sí, DeJohnette
es el más moderno. Los músicos más modernos
de hoy en día tienen 60 años o así...
Enrique: Bueno, hablando de gente
más joven, ¿Bill Stewart?
Guillermo: También, y Joey
Baron, Brian Blade, Carl Allen – algo más tradicional,
pero toca con un un gustazo...
Enrique: ¿Billy Cobham?
Guillermo: Eso lo he escuchado menos,
me da mucha pereza. Se basan mucho más en la técnica
física, la velocidad y eso me ha atraído menos, pero
reconozco que tocan increíblemente.
Enrique: ¿Y baterías
autodidactas, como John Christensen?
Guillermo: Yo me muero con él.
Me encanta. Él es todo lo contrario a lo anterior, es puro
talento y todas sus decisiones se basan en su sensibilidad; crea
unos colores siempre sorprendentes, pero a la vez te hacen entender
que es lo más perfecto que podía haber con respecto
a lo que está sonando.
Carlos: ¿Y mujeres como Marilyn
Mazur?
Guillermo: Me encanta, además
la conozco personalmente.
Enrique: Ya que hablamos de mujeres,
¿Terri Lyne Carrington?
Guillermo: Increíble. Cindy
Blackman también toca muy bien.
Enrique: De cara al futuro y a la
hipotética desaparición del formato CD ¿cómo
creéis los músicos que daréis a conocer vuestro
trabajo, al margen de los conciertos?
Guillermo: Supongo que los que ganan
dinero con esto no querrán dejar de hacerlo, y estas acumulaciones
de capital no tienen en cuenta que a tí te guste tener música
en tu casa, a ellos les es indiferente, simplemente te van a crear
una necesidad tarde o temprano, y tú vas a ir a comprar,
y punto, es así. En el caso de los que consumimos cultura,
si no fueran tontos éstos que ganan dinero, se darían
cuenta de que también gastamos dinero en cultura, y además
constantemente (no la tiramos). No sé cuál es la fórmula,
pero supongo que pasa por que las cosas vayan a su cauce, digamos
que la música con fines comerciales – no juzgo si es
buena o mala -, aquella cuyo motivo de existir primordial es ganar
dinero, irá por un cauce, y las creaciones artísticas
– la cultura – irá por otro que tendrá
que conseguir un formato válido para que las obras puedan
llegar al público y pienso que tendrá que pasar por
ideas como reflejar, por ejemplo, actuaciones en directo a través
de una técnica que permita grabar la imagen y el sonido y
tú lo puedas vender nada más salir del concierto.
Eso sería algo que no existe hoy y que contrarresta lo que
está ocurriendo.
Enrique: Si no hay solución
de continuidad y salida para los artistas, ¿corremos el riesgo
de matar el arte?
Guillermo: Yo pienso que el ser humano
no va a dejar de hacer arte, tengo esperanza en eso, aunque todo
indica lo contrario. Vamos a poner el ejemplo de la comida: se vende
mucha comida basura, se consume mucha comida basura, los alimentos
dejan de alimentar como antes porque están tratados de una
forma en que han perdido su valor nutritivo, se sustituyen por pastillitas
– en Estados Unidos es muy común -, pero a la gente
le sigue gustando comerse una gamba ¿no?
Sergio: De cualquier modo yo tengo
la esperanza de que el soporte físico no desaparezca al menos
en los ámbitos en los que se mueven el Jazz y otras músicas
creativas, porque no creo que ninguno de nosotros vaya a renunciar
a escuchar una copia idéntica de un master para sustituírla
por una descarga digital que, para que ocupe lo mínimo, se
ha comprimido sacrificando calidad.
Guillermo: Igual pasa con los libros.
Tú no lees en una pantalla un libro, te gusta tu tener tu
librito en la cama ¿verdad?
Carlos: En todo caso “el sujeto
amorfo”, en palabras de Eugenio Trías, seguirá
existiendo, y el “sujeto auténtico”, es decir,
los creadores y quienes, como nosotros, disfrutamos de esas creaciones,
seguiremos existiendo, seguiremos buscándonos la vida para
poder escucharlo y disfrutar de ello.
© Sergio Cabanillas, Tomajazz 2005
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