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Carlos Sampayo:
Nacido en 1943. Novelista, guionista,
ensayista y periodista cultural. Publicaciones en varias revistas de
Europa y América.
Libros: Paraguay, crónica de un
exterminio (1978), El lado
salvaje de la vida (1991), Memorias
de un ladrón de discos (1999), El
año que se escapó el león (2000), En
panne Seiche (2002).
Recopilación de guiones: Fragmentos
(1998)
En
colaboración: Los cien mejores
discos del jazz (1994). Diccionario
del jazz (1996) (dirección de la edición española). Director de
las colecciones Maestros del Jazz
(1988) y Louis Armstrong
(2001).
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Carlos Sampayo
P: Una pregunta de difícil respuesta a la que estamos sometidos las
gentes del jazz ¿qué es el jazz para ti?
C.S.: Es una forma de la música
con la que me siento cómodo; un amigo generoso.
P: ¿Cuál es tu relación inicial con el jazz, tu primer encuentro con
esta música?
C.S.: Fue en 1955, a los doce años.
Un solo de Edmond Hall oído por la radio. De allí en más siguió la
relación con una sola interrupción, en los años ’70. Me imagino que
no fui el único aficionado al jazz que interrumpió su relación esos años.
P: Jazz y España, Jazz e Instituciones… ¿palabras de difícil
convivencia?
C.S.: Jazz y España se llevan
bien. Las instituciones suelen tener relaciones de conveniencia con
todas las formas de expresión y llevarse mal con los artistas.
P: ¿Qué ha de cambiar para que el jazz español alcance la madurez?
(si es que no la hubiera alcanzado)
C.S.: Ninguna forma de arte
sincera alcanza nunca la “madurez”. Si cree que la alcanzó es
porque está muerta. En España hay muy buen jazz desde hace unos años
pero no nos engañemos, es y será siempre periférico.
P: España y Músicos de Jazz… ¿cuál es el nivel actual de nuestros
músicos?
C.S.: ¿Cómo medir el nivel? En
el aspecto instrumental hay muy buenos músicos. Como en todas partes.
El resto es intangible.
P: ¿Qué nombres de nuestro jazz consideras destacan en este momento?
C.S.: Jorge Rossy, Albert Sanz,
Javier Colina, Perico Sambeat, Carlos Martín, David Pastor, Baldo Martínez
y muchos otros.
P: Del panorama internacional del jazz, ¿qué nombres y movimientos te
llaman especialmente la atención?
C.S.: Poco y, a la vez, demasiado.
Pero no hay una línea central; eso se acabó en los años 60. De todos
modos estoy atento al jazz italiano, sueco y francés. Y a las
corrientes del llamado freebop estadounidense.
P: ¿Cuál es tu valoración del actual panorama de festivales de jazz
en España? ¿Jazz o acto social? ¿Se cuenta suficientemente con el
jazz español y europeo? ¿Merecerían en todo caso estos últimos
presencia sobre esos escenarios?
C.S.: Sobran festivales, son
acontecimientos veraniegos, vacacionales, no muy diferentes de la
gastronomía, la playa nudista, la equitación estival o el turismo
sexual.
P: ¿Festivales o programación de club?
C.S.: Club, por supuesto.
P: ¿Cuál es la realidad del jazz en tu región?
C.S.: La que decidan los
promotores y agentes.
P: ¿Qué objetivos te planteas con tu trabajo en "Cuadernos de
Jazz"?
C.S.: Es un espacio abierto. Hago
reseñas de discos y algún artículo largo.
P: 5 discos imprescindibles de tu discoteca
C.S.: Si son imprescindibles están
en la memoria. Luego, no son necesarios
P: 5 directos de tu vida (a los que acudiste… no se refiere a
grabaciones)
C.S.: Louis Armstrong (1956), Big Band de Dizzy Gillespie (1957),
Coleman Hawkins/Kenny Dorham (programa doble) (1960), Dewey Redman/Archie
Shepp/Woody Shaw (Festival de Verona) (1974), Big Band de Jaki Byard en
Nueva York (1982).
P: Algo que quieras añadir
C.S.: El jazz es un estado de ánimo
adquirido. Si no estás dispuesto a profundizar, hacia atrás y hacia
delante, mejor dejarlo. Es un regalo que puede aceptarse no sin
esfuerzo.
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