SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Te
apellidas Santandreu, y tu nombre es Jesús. ¿Lo de Jesús te viene por tradición
familiar o porque naciste un 24 de diciembre?
JESÚS SANTANDREU.- Pues, por eso mismo. Nací la noche de
nochebuena, y la monja que estaba asistiendo a mi madre le recomendó que me
pusiese de nombre Jesús. Y así me quedé.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Sin
embargo, en el mundo del jazz se te conoce como “El Xiquet”. ¿Qué significa y
quién te puso ese apodo?
JESÚS SANTANDREU.- Xiquet significa niño en valenciano. Y en
cuanto a lo de quién me puso ese apodo, la cosa fue de la siguiente manera:
resulta que cuando yo tenía catorce años entré a formar parte de la Jove Jazz
Band -la primera big band que se fundó en la Comunidad Valenciana-, cuyo
director era José Luis Granell. Te estoy hablando del año 1984, época en la que
yo era bastante revoltoso, por lo que cuando me portaba un poco mal José Luis
Granell me miraba y me decía: “Xiqueeeeeet”, como queriendo decir “a ver cuando
te callas”; “a ver cuando te estás quieto de una vez”. A partir de ahí todos
mis compañeros de la big band empezaron a llamarme Xiquet, y ya se me
quedó para siempre lo de “El Xiquet”.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Una big band, por
cierto, que ahora diriges tú, ¿no?
JESÚS SANTANDREU.- Exacto. Hace algunos años que la dirijo
yo; aunque ahora mismo, y pese a lo que sería mi deseo, está un poco parada.
Jesús Santandreu
Out of the Cage
(Fresh Sound New Talent. FSNT-289)
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Y,
entre tanto, además de colaborar con muchos músicos y con algunas formaciones,
publicaste tu primer álbum: Out of the Cage que se podría traducir como Fuera
de la jaula. ¿Por qué ese título?
JESÚS SANTANDREU.- Bueno, como bien dices, Out of the
Cage fue mi primer álbum, el primer disco a mi nombre, y la sensación que
tuve fue precisamente esa: “salir de la jaula”. Me había pasado muchos años
metido en el estudio que tengo en casa transcribiendo y nunca había sacado nada
a la luz a mi nombre, por lo que me pareció un título apropiado para ese primer
disco, pues reflejaba la sensación que tenía en ese instante: el del pájaro que
sale de la jaula y empieza a cantar. Fue como una cosa muy íntima.
También en aquella época -cuando
decidí grabar el álbum- tenía un periquito que era mi mascota, el cual andaba
suelto por dentro de casa, pero un día se fue y me quedé bastante triste.
Siempre que escribía o me ponía a estudiar a él le gustaba estar en mi hombro y
cantarme cosas al oído. Bueno, no es que yo transcribiera lo que el periquito
me cantaba, evidentemente, pero era una sensación muy agradable. Sin embargo,
el tema “Out of the Cage”, que es el que da nombre al álbum, es un tema
bastante triste dentro de lo que es la tónica general del disco. Entonces, de
esa mezcla, tanto de la nostalgia que sentía por la ausencia del periquito como
por el hecho de que era mi primer trabajo discográfico, nació la idea del
título del álbum, el cual dejaba traslucir la sensación de que sales de la
jaula, del anonimato, y eres libre para poder escribir lo que quieras.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Un
trabajo discográfico que tú llevaste a cabo en el año 2005 junto a Abe Rábade
al piano, Paco Charlín al contrabajo y Vicente Espí a la batería ¿no?
JESÚS SANTANDREU.- Correcto; así es. Lo recuerdo como una
experiencia magnífica.
Jesús Santandreu
SoundColors
(Fresh Sound New Talent. FSNT-340)
SEBASTIÁN ÍÑIGO.-
Centrándonos ahora en SoundColors, ¿en cuál de las acepciones que tiene sound
lo ubicas para acompañar a colors?
JESÚS SANTANDREU.- Bueno, precisamente se trataba de
encontrar un nombre para el disco que tuviese varios significados, para que no
se pudiese ubicar en un significado absoluto. Es decir, SoundColors puede
significar colores sanos, colores buenos o colores sólidos. Pero también SoundColors
está relacionado con un fenómeno que se da en algunas gentes, conocido como
Sinestesia, por el que llegan a asociar colores con sonidos. He oído que es una
enfermedad, pero a mi más que una enfermedad me parece un don. Considero que es
algo fantástico el que la gente pueda asociar colores con sonidos. A Abe
Rábade, por ejemplo, le pasa eso: cuando escucha un sonido, de repente ve
colores; de la misma forma que cuando oye una obra ve explosiones de colores.
Entonces, fíjate si tiene significados y se puede interpretar de varias maneras
lo de SoundColors.
Ahora bien, cuando yo compuse los
temas no tenía una idea clara de cómo se iba a titular el disco. La verdad es
que existe una gran diferencia entre este segundo trabajo con respecto al
primero. Armónicamente, éste es más rico. Si Out of the Cage era un
disco que englobaba más música modal, éste, aunque también engloba la música
modal, armónicamente es mucho mas complejo. Es como si tuviera muchos más
caminos recorridos. Por eso lo de los colores, porque no hay ningún tema que
tenga que ver con el otro. En cambio, todo se engloba en una misma sonoridad.
Este es el concepto.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Pues, eso era lo que te iba a preguntar
ahora, ¿cuáles son las principales diferencias armónicas y compositivas entre
ambos discos? Pero, bueno, prácticamente ya me la has contestado...
JESÚS SANTANDREU.- Sí, pero puedo matizar que a nivel
estructural todos los temas que hay en SoundColors son mucho más
sofisticados: las estructuras son mucho más amplias, y la improvisación
requiere mucha concentración. Desde luego, nos llevó mucho tiempo preparar
estos nuevos conceptos para improvisar. El pianista Albert Palau y yo estuvimos
unos meses encerrados en casa viendo diferentes voicings para ver qué es
lo que podía funcionar mejor; para ver como podíamos enfocar mejor los solos.
También estuve en permanente comunicación con Abe Rábade: yo le enviaba los
temas, le comentaba lo que estaba haciendo, y él me aconsejaba. La verdad es
que ha sido un trabajo muy bonito desde el punto de vista del trabajo en
equipo. De manera especial con Albert Palau, pues fue impresionante el tiempo
que pasamos juntos para poder estar sueltos en los solos. Sinceramente, puedo
decir que estoy muy feliz con esta nueva formación.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Si
miramos la lista de los músicos que están contigo en tus dos discos, nos damos
cuenta de que el baterista Iago Fernández es el más joven de todos ellos. ¿Cómo
tuviste conocimiento de él, y cómo surgió la posibilidad de reclutarlo para tu
cuarteto?
JESÚS SANTANDREU.-
¡Uf!... Lo de Iago Fernández yo lo vi clarísimo desde el primer momento que lo
escuché. De esto hace ya dos años; fue durante el transcurso de un seminario
que se celebró en Cangas. Anteriormente Abe Rábade ya me había hablado de él
cuando un día me dijo: “oye, hay un chico que toca la batería de una manera genial
y que tienes que oír”. Y así fue.
Como
decía, hace dos años fui a Cangas a dar unas clases en un taller que organizaba
el Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra; un Seminario Permanente que
llevan, como sabes, Paco Charlín y Abe Rábade. Ellos organizan en verano un
festival de jazz y un taller, y para llevarlo a cabo invitan a algunos músicos
para que den clases, y entre ellos estaba yo. Y allí fue donde conocí a Iago
Fernández y donde me quedé sorprendidísimo al escucharlo. Entonces él era muy
joven. Además tenía una manera de tocar muy afín con mis gustos. Así que dije: “¡Uy,
este chico seguramente va a casar muy bien con el concepto que tengo yo en la
cabeza!” Y entonces fue cuando le comenté lo de hacer unos conciertos conmigo,
y la cosa resultó genial: llegó Iago Fernández, empezó a tocar la batería, y
aquello caminó desde el primer momento.
Francamente,
cada uno del equipo aporta tanto de manera individual que hace que en conjunto
la música crezca a unos niveles estratosféricos.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Por
cierto, Abe Rábade colabora contigo en este proyecto no como pianista sino como
director artístico ¿Cómo ha sido la experiencia?
JESÚS SANTANDREU.- Abe es consciente de que la elección de
los músicos no sólo se hace por afinidad sino también por una cuestión
logística. En ese sentido, Albert Palau es un músico de Valencia que se acababa
de licenciar en Boston y que tiene muchas ganas de tocar. Además, y sobre todo,
es un pianista que tiene una técnica increíble y cuya forma de tocar a mí me
gusta mucho. Es un músico muy despierto con una musicalidad consumada.
Por otro lado, Abe y yo no hemos
dejado de trabajar juntos, y además confío plenamente en él y en sus criterios.
Por eso, haciendo algunas cosas aquí en Carcaixent, un día le comenté que
quería que fuese el director artístico de este disco, y él lo aceptó.
Una cosa que a mi siempre
me ha molestado a la hora de grabar un disco es que como líder tienes que
componer los temas, tienes que estar tocando y tienes que estar viendo con el
técnico de sonido si todo funciona correctamente. Por eso, al pensar en este
disco, le propuse a Abe que él se encargase de la producción. Le dije: “Abe, yo
sólo quiero ocuparme de estar dentro de la cabina tocando, y quiero que sea
otra persona la que esté fuera diciendo: oye, esto quiero que lo repitáis; esta
toma no es la buena; este solo no me ha gustado nada, o lo que sea... y esa
persona eres tú”. Y él aceptó. Y no sólo aceptó mi propuesta sino que además se
puso muy contento por ello; aunque más contento me puse yo de que él aceptara
esa responsabilidad. Tanto es así, que pienso repetir la experiencia en mis futuros
trabajos.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- El
álbum contiene nuevas composiciones tuyas, entre las cuales figuran tres
interludios que están relacionados con los colores primarios aditivos:
amarillo, rojo y azul ¿Nos puedes contar algo más acerca de estos interludios?
JESÚS SANTANDREU.- Lo de haber puesto esos interludios en el
disco es porque actúan como nexo de unión entre tema y tema, lo cual sirve,
además, para que estos adquieran sentido. He de comentar que dichos interludios
no fueron concertados previamente, sino que surgieron fruto de la improvisación
durante la grabación del disco. Para el interludio “Yellow” hicimos una
improvisación a dúo entre batería y saxo; una improvisación muy energética, muy
chillona. Para el “Red”, una entre contrabajo y saxo; improvisación cálida y
caliente sobre la tonalidad de Fa. Y para “Blue” utilizamos piano y saxo sobre
la tonalidad de Re bemol, una nota que para mi es muy importante. Es una nota
que yo utilizo muchas veces tanto para relajarme como para pillar energía.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- ¿Cómo empiezas a
escribir tus temas?
JESÚS SANTANDREU.- Cuando
me pongo a componer cada tema, lo primero que pienso no es ni siquiera en su
estructura, ni en la melodía ni en la armonía, sino en el concepto; o sea,
pienso en una cosa muy abstracta, en una cosa conceptual. Pienso cómo puedo
hacer una cosa que tenga sentido global. Cuando digo concepto me refiero a cómo
voy a mover la armonía. Muchas veces ni siquiera pienso en armonía tonal sino
en la relación que pueda tener un acorde con otro. A partir de esa premisa,
comienzo ya con una aglomeración de notas, las cuales me hacen pensar: ¿qué es
lo siguiente que puede ser perfecto para este sonido? Digamos que esto sería el
“cómo” mas común en el momento de componer: pensar siempre en cuál es la nota
más bella que podría escribir y tocar al lado de esta otra.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- ¿Pero no sientes la
necesidad de retirarte al campo, de aislarte, o algo por el estilo?
JESÚS SANTANDREU.- Cuando estoy componiendo lo único que
necesito es estar solo, con unos buenos puros canarios y poco más.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- En SoundColors
aparece un tema titulado “L.W. Dream”. ¿Ese sueño de quién era? ¿A quién va
dedicado el tema?
JESÚS SANTANDREU.- Esto es casi inconfesable, pero lo voy a
decir: L.W. significa Lesbian Wet, y lo compuse
pensando en una amiga que tenía en Boston, y que como su nombre indica era una
mujer a la que le gustaban las chicas. Ella tocaba con su piano a Bach, y
además lo hacía muy bien. De hecho este tema tiene connotaciones muy barrocas a
nivel compositivo. Es como un concepto muy clasicón; pero, bueno, digamos que
integrado dentro del lenguaje del jazz. En la exposición del tema hay un
momento muy dramático, de desesperación, en el cual quería plasmar la
desesperación de esta mujer, como diciendo: ¡necesito que me amen...! Realmente
son cosas muy abstractas que difícilmente se pueden expresar con palabras y que
después, al plasmarlas en música, llegan a ser muy subjetivas.
Personalmente estoy encantado con
este tema porque quedó muy redondo.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.-
Descendiendo a lo anecdótico, y hablando de los títulos que llevan tus
composiciones, tanto en el anterior trabajo discográfico como en éste hay dos
temas que parecen que están inspirados en el mundo árabe: “Mustafá sostenido” y
“Suarajeb Ababa”. ¿De dónde sacas la inspiración para titularlos de esa manera?
JESÚS SANTANDREU.- Por una parte, “Mustafá Sostenido” es un
título un poco satírico -dicho sea esto, por supuesto, con todo mi respeto al
mundo musulmán-. Se llama así porque la línea es un poco arábica, pero formada
sobre la estructura armónica del “Giant Steps”, de Coltrane. Lo que pasa es que
la primera parte está en siete por cuatro, y la segunda en siete por ocho. La
progresión armónica del tema de John Coltrane es como muy alterada.., como que
te marea un poquito. Hoy en día, sin embargo, esa estructura la percibes como
muy tonal porque se escucha de una manera natural. La verdad es que me gustaba
mucho ese nombre para el tema. Un título que no es mío, por cierto, sino de
Nuno Ferreira, el guitarrista portugués, que fue quien me lo sugirió.
Por otra parte, “Suarajeb Ababa”
es un tema muy sinuoso; está hecho sobre un bajo ostinado y sobre una armonía
modal de acordes aumentados. Se percibe como un tema transparente, un pelín
ácido, que va formando algo así como espirales.
La palabra Suarajeb Ababa
realmente no significa nada, es un nombre que me vino a la cabeza representando
a un ser ficticio. Me gustaba el nombre por lo que tenía que ver con la música.
Hay mucha gente que cuando ven y leen Suarajeb identifican el nombre con algo
relacionado con el desierto, y la verdad es que no tiene nada que ver.
En cuanto a lo de Ababa, muchos piensan que es la estructura
del tema A-B-A-B-A; sólo es un nombre.
Así que, quede claro que ambos
temas nada tienen que ver con el mundo árabe, sino que es algo íntimo y
personal que salió mientras los escribía.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Esto,
desde luego, es la parte anecdótica, puesto que en lo musical el álbum es un pedazo
de disco, en el que el jazz y su signo de identidad, la improvisación, se
percibe extraordinariamente...
JESÚS SANTANDREU.- Gracias. Me alegro mucho de que te guste
el disco.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- ¿Quién
lo ha publicado?
JESÚS SANTANDREU.- Tanto Out of the Cage -que aún se
sigue vendiendo- como SoundColors han salido al mercado a través de
Fresh Sound New Talent. Sinceramente, estoy muy satisfecho del resultado y de
la relación que mantengo con ese sello y con Jordi Pujol.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Con
respecto a tu labor como compositor sinfónico, ¿qué es Velo de Isis?
JESÚS SANTANDREU.- Velo
de Isis es una obra sinfónica que me encargaron para el IV Congreso
Iberoamericano de Compositores, Directores y Arreglistas de Bandas Sinfónicas y
Ensembles. Llevo algunos años componiendo y arreglando música sinfónica para
varias formaciones. La verdad es que es una gozada escuchar un estreno tuyo
desde el palco de butacas.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.-
Permíteme que antes de finalizar la entrevista te pregunte por la Jove Jazz
Band, la big band que tú diriges y de la cual me comentabas antes que
está algo paralizada. ¿Vas a retomarla e impulsarla?
JESÚS SANTANDREU.- Pues puede que sí; aunque -la verdad sea
dicha- la cosa es un poco complicada. El problema de la Jove Jazz Band radica
en que un cincuenta por ciento de sus músicos son profesionales y el otro
cincuenta son amateur. Y de los que son profesionales, no todos se dedican al
jazz, lo que provoca algún que otro conflicto de lenguaje que hace un poco
difícil la convivencia. Esto no quiere decir, por supuesto, que hubiese “mal
rollo” ni nada por el estilo, pero tengo que reconocer que a nivel musical
resultaba muy complicado montar las cosas. Además, llegó un momento en que me
cansé de buscar conciertos, de montar los ensayos, etcétera, lo que provocó que
se me hiciese un poco pesado llevar el asunto. Si a eso le añadimos que aquí en
Valencia tenemos la Sedajazz Big Band, de la cual formo parte, pues está claro
que todos mis arreglos y composiciones los dirijo hacía ella, ya que sé que en
un par de lecturas el arreglo va a sonar, puesto que los músicos son todos
profesionales del jazz.
De todas formas –insisto–, mi
ilusión sería retomar lo de la Jove Jazz Band. De hecho yo sigo componiendo, y
si sale alguna cosa la voy a hacer.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- He oído
que con Abe Rábade estás preparando algo que se va a llevar a big band.
¿Es cierto?
JESÚS SANTANDREU.- Pues, sí. Abe y yo estamos preparando una
producción que grabaremos -espero que no haya ningún contratiempo- en el año
2011. Será un disco que llevará temas originales de ambos y que estarán
enfocados para tocarlos en formación de big band. Actualmente ya estamos
trabajando en las composiciones. La verdad es que los dos estamos muy
ilusionados con el proyecto.
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Quien
quiera saber más de ti y de tu música ¿en dónde se te puede encontrar en
Internet?
JESÚS SANTANDREU.- Pues en mi página web http://www.jesussantandreu.net/ y
en mi myspace http://www.myspace.com/jsantandreu
SEBASTIÁN ÍÑIGO.- Jesús,
mucha suerte en todo y enhorabuena.
JESÚS SANTANDREU.- Gracias. Un abrazote.