Richie Ferrer, Carlos Marqueríe y Santiago de la Muela
Arturo Mora: ¿Qué
es Talento Jazz?
Carlos Marqueríe: Hay dos
visiones de Talento Jazz: el “talento jazz” musical,
del que te hablará el maestro [siempre en alusión
a Santiago de la Muela] y el Talento Jazz empresa. Si quieres
empezamos por el talento jazz musical.
Santiago de la Muela: Básicamente
yo creo que el Talento Jazz como tal es una creación empresarial,
sólo que tiene como finalidad aprovechar el talento con fines
empresariales, es decir, intentar compatibilizar el que la música
aflore en todas sus posibles manifestaciones con una buena gestión.
Esa es la simbiosis de todo esto.
Carlos Marqueríe: Hay una
empresa que se llama Talento Jazz, de la que cuelga una escuela
de música, la Talento Jazz School, en Vallecas. Está
la Talento Jazz Orchestra, dirigida por el maestro, que en muy poco
tiempo ha puesto una big band en marcha, y eso tiene un mérito
maravilloso. Luego tenemos El Berlín Jazz Café, y
Talento Jazz Producciones y Talento Jazz Records. La idea en Talento
Jazz Producciones es trabajar para dar salida a los buenos músicos.
Talento Jazz también nace de la filosofía de que se
está volviendo a la buena música. El hip-hop, dance,
trance, etc. ha machacado los oídos, y ahora mucha gente
está volviendo a escuchar a los Beatles, a los Rolling Stones,
... El problema es que, bajo mi punto de vista, en este país
el jazz jazz, eso que te mueve el alma y te hace llorar (melodía,
armonía y ritmo), se escucha poco. Talento Jazz va a apostar
por el jazz de autor, y para ello hemos creado una especie de movimiento
llamado Jazz4U [juego de palabras en inglés con “jazz
for you” – jazz para ti] que apuesta por la vuelta
del jazz, sin despreciar obviamente el jazz de autor más
complejo, o más de ensayo, pero buscando que la gente entienda
el jazz y que éste les transmita.
Arturo Mora: Nos centraríamos
entonces en lo que se conoce como straight ahead: jazz
clásico, swing, be-bop, hard-bop, ...
Santiago de la Muela: Tampoco
necesariamente, aunque yo creo que las preferencias personales de
Carlos van por ahí, pero tampoco hay que negarse a las fusiones
o a los posibles experimentos sonoros. Donde hay que ser precavidos
es, no en poner filtros de control de calidad, sino en tener cuidado
con fórmulas que pasan por jazz en muchos festivales y que
de jazz casi no les queda nada.
Carlos Marqueríe: Yo aprendí
de mi padre que el jazz o te hacía bailar y había
algo que te movía el alma, o llorabas, porque las baladas
eran tan inmensas que no hacían sino conmoverte. Algo tiene
que haber de eso, en cualquiera de las dos variantes.
Santiago de la Muela: Se trata
de buscar fórmulas que entren dentro del jazz sin dudas,
vaya. La idea de tener un gestor, un hombre de empresa como es Carlos,
obviamente consiste en aunar la pasión por algo con que todo
el entramado no se vaya al traste en cuatro días. Hay que
mantenerlo de alguna manera, entonces yo le estoy ayudando con la
programación. De vez en cuando se puede meter a los Missing
Stompers, que son un grupo de jazz magnífico, pero que es
un jazz que aúna a más gente, o también hay
un producto de vocalese jazz que suena muy bien y que son fórmulas
más comerciales pero que entran dentro de lo que es jazz.
Richie Ferrer: Hay un mínimo
nivel de calidad. El dixieland, por ejemplo, es una música
alegre que gusta a la gente, y es el ancestro del jazz actual.
Santiago de la Muela: Y nadie
le puede negar el pedigree que tiene. Es una cuestión
de que a final de mes cuadren las cuentas. Si un día llevas
un intérprete buenísimo pero que mueve menos que una
música más árida, otro día lo compensas
con jazz más audible, ni peor ni mejor. Esa es la idea, nunca
hay que perder de vista ese concepto, que el barco tiene que mantenerse
a flote, siempre compatibilizando con la buena música. Es
una aventura bastante compleja.
Arturo Mora: ¿Tenéis
previsto montar jam sessions a corto plazo?
Santiago de la Muela: En principio
no, por una razón básica: así como hace 8 ó
9 años en Madrid había una o ninguna, ahora mismo
hay días en que hay dos. A la hora de decir “¿con
qué empezamos esto?”, en principio no consideramos
necesario sobrecargar con otra jam session, máxime teniendo
en cuenta que los lunes (el único día posible) va
a estar cerrado. Lo que sí haremos es algo como lo de hoy:
“Noche de standards”. Si viene algún músico
de los que conocemos le podremos decir: “tócate algo”,
pero si se anuncia como jam session puede producirse un cierto descontrol,
hay que entrar con precaución en estas cosas, porque las
jam sessions son un arma de doble filo muchas veces.
Carlos Marqueríe: En las
jam sessions antiguas, con la fórmula clásica, tocaban
los privilegiados. Un club tiene que saber quién puede subir
y quién no puede subir. Yo he estado en jams en las que subía
cualquiera, y una jam no es un divertimento, como un play-a-long.
Si alguna vez montamos una jam el que suba tendrá que demostrar
nivel. Yo no sería capaz de subir con mi guitarra a tocar
con estos maestros, profesionales que se han dejado la vida en esto.
Si yo me atrevo a tocar con ellos y toco mal estoy faltándoles
el respeto, y si me tienen que echar de la jam, como en los antiguos
tiempos, me echan. Queremos que los proyectos que actúen
en el Berlín estén trabajados.
Santiago de la Muela: Ayer tocó
el pianista Carlos Ema con un trío [los martes, “Nuevos
valores” en el Berlín], onda McCoy Tyner, todo
muy arreglado y muy trabajado, que es un poco lo que se busca, que,
sea un nivel de auténticos capos o de chavales, sea un producto
elaborado, mimado, por así decirlo. Que no sean cuatro amiguetes
que se juntan.
Arturo Mora: Se buscan formaciones
estables.
Santiago de la Muela: Sí,
no queremos grupos que digan: “tenemos tres fechas en el Berlín,
vamos a hacer algo”. Precisamente decía Joshua Edelman
que a base de tocar jazz mal tocado, sin alma y sin mimo, la gente
llega a aburrirse, porque la gente no es tan tonta como los músicos
creen. La responsabilidad es siempre del líder, que es el
que tiene que decir: “no hago esto”, o agarrar a gente
del cuello para ensayar. El que lidera un proyecto estable ya se
merece que le den una oportunidad. Por ejemplo, ahora en mayo va
a presentar su disco Chema Sáiz, que no es porque sea muy
amigo mío, pero es un tío que hace proyectos personales,
suena a él mismo; podrá gustarte o no, le podrá
salir mejor o peor, pero está claro que es algo hecho con
intención, preparado y con todo el amor del mundo.
El Berlín Jazz Café
Arturo Mora: Santiago, ¿cómo
has afrontado el proyecto de la big band?
Santiago de la Muela: La última
vez que grabé big band fue hace cuatro o cinco años.
Seguía componiendo para big band por ejercitarme, como los
escritores, que siguen escribiendo aunque no les publiquen. La única
manera que tenía de montar una big band era pedir a los músicos
sacrificios que no estaba dispuesto a pedir: “además
de que tienes poco tiempo, vamos a ensayar los domingos y vas a
cobrar una miseria”. Me planteé no hacerlo así
bajo ningún concepto, porque cuando un proyecto nace así,
con heroicidades como premisas de partida, es muy difícil
que fructifique. Ahora sin embargo, gracias a Talento Jazz los músicos
están contentos, se sienten partícipes de un proyecto,
musicalmente la cosa funciona y no se les ha pedido heroicidad,
se les ha pedido esfuerzo. La gente sabe que hay un cierto respaldo
que posibilita trabajar con unos cachés dignos, que no son
de tirar cohetes, pero entran dentro de lo normal. Imagínate
cómo sería pedir a los músicos tocar sin cobrar.
Richie Ferrer: Hay big bands que
funcionan así.
Santiago de la Muela: Sí,
pero pedir esas cosas te da muy poco derecho a exigir como director.
Si algo sale mal y pides que la gente practique más te pueden
decir: “no practico más porque, para lo que pagan aquí...”.
Carlos Marqueríe: Funcionar
de esta manera está ayudando a que la gente trabaje para
sacar esto adelante. Yo no sé si esto lo sacaremos nosotros,
o lo sacarán otros, pero por lo menos hemos ayudado a que
el discurso entre, cuando antes nadie me escuchaba. Con la pinta
que tengo decían “es un tiburón que se quiere
quedar con todo”, esa era la mentalidad.
Santiago de la Muela: Es que ahora
vienes de tu oficina, pero cuando vienes en vaqueros das el pego
[risas].
Carlos Marqueríe: Este
tiburón por lo menos en tan poco tiempo ha sacado un pequeño
holding que está contando con los músicos para buscar
la suficiente rentabilidad.
Arturo Mora: Ahora que hablas
de rentabilidad: últimamente ha habido otras salas que comenzaron
con muy buenas intenciones y han acabado programando eventos no
de jazz, bajando el caché de los músicos, ... ¿Con
qué margen cuentas? ¿En qué previsiones te
basas para pensar que esto sí puede cuajar?
Carlos Marqueríe: Buena
pregunta. La capacidad la tenemos, y contamos con músicos.
Lo que tengo que hacer yo es darles salida en festivales, en actuaciones,
en la escuela, de forma que un músico cobre de distintos
sitios, y todo eso tiene sentido porque fidelizas el Talento Jazz,
y al músico le interesa estar en toda la cadena.
Santiago de la Muela: Sí,
claro, un miembro de la big band puede ser profesor de la escuela,
tiene un club (el Berlín) donde presentar sus proyectos,
...
Carlos Marqueríe: Como
primicia estamos preparando el primer episodio de “Jazz en
el Berlín”, un programa de televisión que recoge
la idea de “Jazz entre amigos”. Estamos trabajando en
la producción del primer capítulo y ya tenemos cadena.
Arturo Mora: Habladme un poco
de la escuela. ¿Va a ser una escuela de jazz o de música
moderna en general?
Carlos Marqueríe: Música
moderna, aunque se llama Talento Jazz School. Se plantea como música
moderna, contemporánea, y queremos llegar a los mil alumnos.
La idea es que el que estudie allí aprenda armonía
de jazz y luego la aplique en el ámbito que quiera. Por un
lado el jazz es sinónimo de buena música, y por otro
ocurre una cosa: si hablas de rock, de rock’n roll, nadie
habla de un rock europeo, el rock que tenemos es americano. Pero
cuando hablas de jazz sí. En España ahora tenemos
buenos músicos de jazz, como hubo hace décadas en
Francia, Inglaterra o Alemania, ...
Santiago de la Muela: Por cantera
en España desde luego no hay problema.
Carlos Marqueríe: A los
oyentes hay que acostumbrarles, hay que traerles, hay que darles
algo que entiendan, hay que ir poco a poco. Y respecto a la cantera,
a la gente joven, estamos buscando al músico de jazz más
joven que exista en Madrid. Al más joven, como hacen los
franceses, tenemos que ir buscando a aquél que desde pequeñito
ya tiene algo.
Arturo Mora: Santiago, ¿cuál
es tu papel (o tus papeles) en Talento Jazz?
Santiago de la Muela: Aparte de
la big band, donde la dirijo, aporto composiciones, selecciono el
repertorio y llamo a todos los músicos hasta que los consigo
juntar (lo cuál no es precisamente una perita en dulce),
junto con Richie y un antiguo alumno mío que es también
músico profesional y apunta maneras, un guitarrista que se
llama Héctor García Roel, y algún otro colaborador,
estamos seleccionando a los futuros posibles profesores de la escuela
y organizando el plan de estudios, porque creemos que el plan de
estudios es lo que diferencia una buena escuela de una escuela mediocre.
Hay escuelas donde los profesores son buenísimos pero en
cada aula se da el librillo del profesor que se encuentre en ella
en ese momento. Para eso lo mejor que puede hacer el profesor es
quedarse en su casa y dar clases privadas. Se trata de hacer un
organigrama a imagen y semejanza de lo que ya está inventado
y funciona muy bien en la Berklee, Musikene o la escuela de La Haya.
Eso a nivel pedagógico. A nivel de aquí, del Berlín,
selecciono grupos que yo creo que pueden responder al perfil, y
luego Carlos y los otros los supervisan, un poco sobre la base de
lo que comentábamos acerca del concierto de ayer, gente que
cree en sus proyectos, que se han juntado para ensayar, que han
sufrido, ... La idea, cuando todo se estabilice, es que los lunes
cerramos, los martes y miércoles atenderemos sobre todo a
los nuevos talentos, a lo mejor incluso podría haber una
jam session si es menester, y los jueves, viernes y sábados
dedicarlos a los “consagrados”, gente que ya tiene discos
y demás. Los domingos se reservarán para la big band,
la banda de la casa, y nos servirán para estar engrasados
cuando surjan festivales y otros compromisos. Tenemos ya un festival
adjudicado, el Festival de Móstoles, teloneando a Kenny Barron.
Esa es la idea, ahora de momento Richie y yo hemos puesto en práctica
este proyecto de jazz de cámara que queríamos hacer
a la usanza de Ron Carter y Jim Hall, etc., porque es algo suave
hasta que esto se consolide, somos pocos y no le costamos demasiado
dinero al club [risas]. La idea es traer grupos no sólo
de Madrid, sino primero de fuera de Madrid y luego de fuera de España,
aunque ahí es pronto para hablar porque quien manda es la
caja registradora, así que habrá que hacerlo paulatinamente
Carlos Marqueríe: Incluso
hay un club en Estados Unidos que se quiere hermanar con nosotros.
Santiago de la Muela: Nosotros
proponemos a las altas esferas las posibilidades, pero esto es algo
que no se hace en cuatro días. La peor manera de hacer las
cosas es intentar hacerlo todo de golpe. Hay que ir poco a poco.
Carlos Marqueríe: La ilusión
es que tocar en el Berlín sea lo máximo, y que los
propios músicos digan: “no puede tocar cualquiera”.
Santiago de la Muela: Hay clubes
en Madrid a los que se tiene un respeto, donde siempre hay que ir
con algo preparado porque la gente que va entiende, y hay otros
donde no hay ese respeto, se pasa de todo. Yo creo que no es sólo
la calidad de los músicos, sino también la del público.
¿A qué viene el público? ¿A tomarse
una copa sencillamente o vienen porque están Fulano y Mengano
tocando? Aunque esto es complejo, porque no se sabe si va primero
el huevo o la gallina.
[entra en el Berlín el fotógrafo
Javier Nombela]
Santiago de la Muela: Bueno, Talento
Jazz está intentando reclutar a los mejores profesionales,
y para ello también tenemos a Javier.
Carlos Marqueríe: Las fotos
de Javier son jazz, son fotos con swing. El jazz no sólo
se escucha, también se ve.
Javier Nombela: Llevo mucho tiempo
escuchando jazz y música de todo tipo. George Dyer, un escritor
que tiene un libro sobre jazz muy bueno, dice una cosa muy interesante
sobre la fotografía, y es que jazz y fotografía van
históricamente unidos.
El Berlín Jazz Café
Arturo Mora: Volviendo al tema
de la academia: ¿Vais a usar alguna metodología ya
existente, tipo Berklee, o vais a crear una nueva forma de afrontar
el plan de estudios?
Santiago de la Muela: Vamos a
crear el plan de estudios, pero en un 80% del material no vamos
a inventar la rueda a estas alturas. Lo que ya funciona funciona.
Para mí hay dos niveles: uno inmediato que consiste en crear
un organigrama según el cuál cada asignatura tenga
su libro de trabajo, su workbook que dicen en la Berklee,
que sirva como herramienta práctica para dar clase y que
se coordine con todos los otros en grado de dificultad y demás;
y luego que cada profesor haga su propio librillo, algo que en mi
caso quiero hacer desde hace mucho tiempo, pero ese es un punto
posterior, porque es distinto del día a día de la
academia. Para enseñar la escala diatónica y lo que
es un II-V-I hay métodos que ya están inventados,
sólo hay que coger uno que ya funcione y aplicarlo, hay gente
detrás que ya lo ha hecho. Ahora, si hay algún profesor
que haya investigado sobre alguna teoría determinada y quiere
publicarlo, pues genial.
Carlos Marqueríe: En otras
escuelas llevas años estudiando y no tienes manual. No hay
ni una biblioteca ni una sala de audición. En la Talento
Jazz School llevaremos un tratamiento informático, una biblioteca
con todos los manuales y una sala de audición, para la que
tenemos recopilados ya 15.000 discos de jazz. Los combos podrán
escuchar los temas que van a tocar, analizando cada uno de los canales.
Esa cirugía no se da actualmente en los combos de otras escuelas.
Santiago de la Muela: No es un
tema de recursos humanos, porque en Madrid hay muy buenos profesores,
sino de no dejar al profesor que tenga que buscarse la vida, es
un problema de organización. Es triste que yo como particular
tenga una biblioteca musical mayor que la de algunas escuelas.
Carlos Marqueríe: Hay que
personalizar la docencia, hay que fomentar la investigación
y hay que aplicar la tecnología, porque ésta puede
hacer que el alumno aprenda más rápido. Como podrás
imaginar, esto no es un tema que se monte en dos días. Talento
Jazz lleva ya un año luchando y trabajando para que todo
esto sea una realidad, y eso que hemos encontrado problemas. Lo
primero que Talento Jazz hizo fue intentar ayudar al sistema ya
establecido, y se sufrió un rechazo del mismo; no por parte
de los músicos, que estaban encantados y que siempre hemos
apostado por ellos. En Estados Unidos hay cátedras apoyadas
por empresarios, pero aquí eso no se entiende. “Capitalistas,
que se quieren quedar con esto”. La verdad es que lo hemos
pasado mal.
Santiago de la Muela: Sí,
el discurso demagógico y populista que, sin embargo, suele
calar.
Carlos Marqueríe: ¿Por
qué los empresarios están ilusionados en invertir
en Talento Jazz? Porque el proyecto es bueno, y cuando el proyecto
es bueno genera inversión. Y es mejor ser minoritario en
un proyecto bueno que mayoritario en uno malo, de ahí la
diversificación de inversión en el club, la escuela,
etc. Y es un proyecto en un campo, como el jazz, que me apasiona.
Un proyecto hecho con el corazón. Hemos levantado el Berlín,
que estaba acabado, hemos montado una academia de música,
hemos dado oportunidades a músicos, ... Que me digan qué
está haciendo mal Talento Jazz.
Volviendo a lo positivo, la gente vendrá
aquí al Berlín a disfrutar de una buena atención
al cliente, a comer, a experimentar viendo las fotografías
de Javier, oyendo buena música, ... Cuando escucho soplar
a los vientos de la Talento Jazz Orchestra me olvido de todos los
problemas de la oficina, es algo que te arrasa, es como ir al cine
a ver una película de Indiana Jones.
El Berlín Jazz Café
Santiago de la Muela: Sí,
el látigo lo llevo yo [risas].
Arturo Mora: De cara al público,
¿cuál va a ser el modus operandi del Berlín
en lo referente a horarios, precios, pases, etc.?
Carlos Marqueríe: Abrimos
todos los días a las 19:00 h. y cerramos sobre las 2:00 h.
El primer pase empieza a las 22:15 h.
Santiago de la Muela: La idea
es hacer un horario entre semana que no acabe muy tarde, siendo
realistas. Los viernes y sábados se puede ser más
flexible.
Carlos Marqueríe: Estamos
montando una cocina abajo. Dentro de un mes o así queremos
empezar a montar los domingos un brunch. Esta terraza es
una maravilla para los huevos fritos con tostadas, café y
zumo de naranja, y con un grupo de jazz amateur en el que estoy
yo. Esa es la franja que los profesionales me han dejado controlar.
Santiago de la Muela: Cualquiera
te dice que no toques... [risas]
Carlos Marqueríe: Para
por la noche estamos buscando la mejor tarta de chocolate amargo
negro con frambuesas, la tarta del Berlín, como hacía
el Ronnie Scott’s de Londres. Queremos también que
por la mañana y por la tarde haya aquí clases magistrales
y audiciones, concertadas con la escuela. También va a servir
como local de ensayo de la Talento Jazz Orchestra.
Santiago de la Muela: La idea
es, precisamente, que si vamos a tocar todos los domingos necesitamos
un repertorio muy amplio, y mi idea es, dado lo difícil que
es juntar a los músicos, quedar los domingos a las ocho para
ensayar hasta las nueve y media y luego dar el concierto, de modo
que en un mes se haya hecho como mínimo cuatro conciertos
y cuatro ensayos. Recuerdo que Maria Schneider comentaba que antes
de grabar su primer disco de big band estuvo tocando con esa misma
big band una vez por semana en un club de Nueva York durante seis
años. Ahora entiendo por qué las cosas suenan tan
bien, aparte de por lo monstruos que son tocando. También
la idea es tener la maquinaria siempre engrasada, poder responder
inmediatamente si nos requieren en algún festival.
Carlos Marqueríe: Como
decía antes Santi, las cosas comienzan por el principio y
terminan por el final, y hay que pasar por todas las fases. Pensamos
que tenemos un buen hogar, sabemos que tenemos un buen material,
y vamos a hacer que las cosas rueden.