|
Sé de quien se ha escandalizado con la forma de plantear
esta cuestión, pero no es para tanto. En verdad, para entrar
en la música de Cecil Taylor y poder disfrutarla en su grandiosidad
iconoclasta, es aconsejable que el oyente neófito esté
dispuesto a realizar una preparación interior previa. En
otras palabras, es recomendable hacer algunos ejercicios. Este trabajo
requiere una inversión –incluso sufrimiento- pero al
fin compensa largamente el esfuerzo. Puede parecer extraño
que para disfrutar de una obra de arte tengamos que sufrir. Pero
eso, al final no es tan extraño. Al contrario, es inherente
a la relación del sujeto con el objeto artístico.
|
|
|
Sin paternalismos, a partir de mi experiencia personal y basándome
en las reflexiones que algunos especialistas han hecho sobre el
asunto, la última de las cuales escuché en la master
class que Cecil Taylor dio en la Universidad de Nueva York el 11
de octubre pasado, es posible sistematizar y presentar algunas informaciones
sencillas que pueden ser de gran utilidad para los neófitos,
los recién llegados o aquellos prematuramente alejados de
la convivencia con las obras del maestro. Los conversos no encontrarán
aquí ningún beneficio, pero los otros tal vez sí.
No hay nada como experimentar.
Para evitar ataques de león y salidas del sendero; flic-flacs
en la retaguardia con piruetas en plancha, saltos mortales sin previo
aviso ni calentamiento, que normalmente dan lugar a resultados poco
satisfactorios, aquí van estos tópicos:
1) Liberar la mente de las ideas preconcebidas que le hayan sido
inculcadas a lo largo de los años, desde el nacimiento. No
se podrá limpiar la memoria de la música que oímos
en radio, televisión, etc, pero será útil asignar
un espacio de atención para las novedades. Es un proceso
difícil, ya que Taylor nos tira la red bajo los pies.
2) No desfallecer ni desistir al primer impacto. Las sensaciones
iniciales pueden ser incómodas o incluso penosas. Pueden
aparecer dudas sobre si lo que se está escuchando es realmente
música. Desde luego, ya que las melodías no avanzan
linealmente, como siempre nos acostumbramos a escuchar y la estructura
armónica, la arquitectura de la música, está
totalmente fuera de lo común en los patrones tradicionales
tal y como se conocen en el mundo occidental.
3) Olvidemos también las nociones de ritmo, tiempo y espacio
que poseamos porque aquí sólo sirven para confundir.
Es preciso insistir en ello para doblar el cabo de Tormentas. “¿Cómo
viaja la música a través del espacio?” –
nos pregunta el artista.
4) Escuchar la música como si fuese la primera vez. Como
si acabara de ser inventada. De eso es de lo que se trata: Taylor
nos obliga a cuestionar nuestros hábitos de escucha, nuestras
certezas, nuestro gusto, nuestra dieta musical que podrá
ser más o menos variada. Cuanto más diversificada,
mejor; el espíritu estará más ejercitado y
será más receptivo.
5) Disponibilidad para reconsiderar y reevaluar los conceptos y
las formas estéticas que hemos adquirido. Tener el oído
un poco entrenado en la escucha de la música clásica,
en particular de la contemporánea, ayuda enormemente en el
descenso a las profundidades, al igual que conocer a Duke Ellington,
Thelonious Monk y toda la tradición del piano del jazz. En
Cecil todo es diferente de lo que le ha precedido, pero conocer
la sintaxis del piano es como una linterna en la oscuridad. Los
conceptos predefinidos y los que se asocian a lo que comúnmente
se conoce como jazz son cuestionados y redefinidos.
6) Concentración total en la actuación del artista
bien sea asistiendo a un concierto o en la escucha de un disco,
para no perder el hilo de la progresión. Seguir a Taylor,
en especial cuando se es lego en la materia, no es una perita en
dulce y no tolera distracciones.
7) Comenzar por escuchar los discos que Cecil Taylor grabó
a mediados de los años 60, los famosos discos en Blue Note
“Unit Structures” y “Conquistador”, por
ejemplo; después retroceder un poco a los años 50
y visitar “Jazz Advance” y “Looking Ahead”;
seguir, tras dar un gran salto, con los años 80, tal vez
con los discos en Soul Note y Leo Records. Y desde allí hasta
el presente.
Realizados algunas de estas siete tareas, no está garantizado
que se termine por ser un apasionado por la música de Cecil
Taylor; quizás apenas nos demos cuenta de que ha tenido una
experiencia susceptible de provocar una alteración en nuestras
referencias y concepciones sobre la música, el arte y la
existencia humana.
Gracias, Mister Taylor.
© Eduardo Chagas,
Tomajazz 2004
Nota:
Cecil Taylor tocará el día 13 de noviembre de 2004
a las 22:00 en el Auditorio de la Universidad do Minho, dentro del
festival Guimarães Jazz 2004. Será un concierto en
trío con Tony Oxley a la batería y percusión
(el dúo que estuvo en febrero de este año en el Centro
Cultural de Belém) y Bill Dixon a la trompeta.
|
|
|