© Carmen Llussà, 2006
JUAN CARLOS ABELENDA: ¿Cuál ha sido
la formación musical de Ramón Valle?
RAMÓN VALLE: Yo provengo de una familia
de músicos. Inicialmente tocaba la trompeta y algo el piano,
pero cambié a este último instrumento cuando a la
edad de ocho años entré a estudiar piano clásico
en el Conservatorio de Música en Cuba. Por aquella época
teníamos profesores rusos, y por lo tanto fui entrenado para
tocar música clásica. Sinceramente, agradezco haber
podido estudiar esta música, pues el pianista que no haya
estudiado este tipo de repertorio se ha perdido el casi noventa
por ciento de la música en piano. Igual pasa con el saxofón,
el pianista que no haya interpretado música de jazz en este
instrumento, se ha perdido el noventa por ciento de la historia
del saxofón.
Sin duda alguna, mi formación musical es
clásica, ya que lo estudié todo, desde Bach a Mozart,
Chopin, Beethoven, y por supuesto toda la escuela rusa, aunque tanto
en el conservatorio como en casa de mis padres se hacían
“descargas” de jazz latino, y es de ahí de donde
proviene mi influencia del jazz. Mi padre escuchaba música
de Gerry Mulligan, Louis Armstrong y Dizzy Gillespie. Él
llegaba de tocar en el cabaret a las tres de la madrugada, y a esa
hora me despertaba, me hacía un café con leche y nos
sentábamos en el salón a escuchar su música
a un volumen muy bajito, hasta que yo me quedaba dormido. De aquí
es de donde me proviene la influencia del jazz.
”En
la improvisación lo que un músico ha de llevar a cabo
es que
la música fluya y entonces tocarla en presente.”
JUAN CARLOS ABELENDA: ¿Como convive el mundo
del jazz, con unos parámetros de libertad, y el mundo de
la música clásica con unos conceptos más parametrizados
y rígidos, en este tu último disco Memorias?
RAMÓN VALLE: Cuando uno aprende los códigos
de cómo interpretar la música clásica es como
aprender un idioma, te educas, te refinas. E incluso, si hablo mal
alguien me entenderá, es decir, que si toco el piano mal
alguna nota me va a descubrir mis raíces clásicas.
Pienso en mi música, y de la manera que
quiero tocarla, que nunca he renunciado a la música clásica,
ni a ninguna música. A mí me gusta cualquier música,
y en especial cualquier música que esté bien hecha.
Yo escucho cualquier tipo de música, desde un rap hasta
heavy metal. Siempre trato de mantenerme abierto, para
poder tocar lo que me suena en la cabeza, porque a veces uno puede
pensar en que sólo escucha música clásica,
o que sólo escucha jazz, y eso no es cierto. Pues cuando
uno camina por la calle, y escucha la radio del vecino, o entra
en una tienda, está escuchando la música que hay en
ese momento. De alguna manera esas músicas las estas escuchando.
Pienso que en mi disco se sienten las melodías,
o mejor dicho, la forma de decir las melodías, el gusto y
el refinamiento por decirlas. Esa forma de expresarse se aprende
en la escuela, cuando uno estudia a Bach, el profesor te guía
para poder interpretar correctamente la melodía. Pero a parte
de esto, por otro lado tenía el gusto que había en
mi casa por escuchar a los amigos de mi padre por tocar jazz latino.
Además, de alguna manera todas las música se conectan,
pues cuando te encuentras con un buen músico de jazz, a ese
músico seguro que le gusta la música clásica,
y a un buen músico clásico también le gusta
el jazz.
© Carmen Llussà, 2006
JUAN CARLOS ABELENDA: ¿Cómo te sientes
más cómodo, tocando en trío o solo?
RAMÓN VALLE: Son dos variantes, a mi me
gusta tocar tanto en trío como a piano solo. Es idéntico,
pues cuando toco solo, las reglas o criterios los pongo yo mismo,
y lo que busco ante todo es que la música surja. En la improvisación
lo que un músico ha de llevar a cabo es que la música
fluya y entonces tocarla en presente. Para tocar en presente, a
mi personalmente el piano solo me encanta, pues asumes riesgos.
En el piano solo, por ejemplo, en muchos momentos
estas tocando y de repente te viene una melodía y miras que
te puede aportar. En cambio cuando estas tocando en trío,
son tres melodías las que hay, es como un preludio y fuga
de Bach, es como si existiese una conversación. Además,
cuando un músico toca con otros tiene que aprender a compartir,
mientras que por el contrario, cuando uno toca sólo, tiene
que asumir el riesgo totalmente.
“Yo
he escuchado mucho la música de Jarrett, y lo admiro.
Pero lo que me enseñó su música es a ser yo
mismo.”
JUAN CARLOS ABELENDA: ¿Qué diferencias
podemos encontrar entre el presente trabajo Memorias y
tu primer CD a piano sólo?
RAMÓN VALLE: Encuentro que Memorias
es un trabajo más adulto, y me ha permitido medir mis
pasos. En mi primer disco en solitario, cuando lo llevé a
cabo, toque la música que deseaba; en este último
también, pero antes de realizarlo pensé en un concepto
para su ejecución, aunque tengo que decir que el primer disco
me sigue gustando, lástima que el piano que se utilizó
no fuese tan bueno como el utilizado en Memorias.
JUAN CARLOS ABELENDA: Ahondando en este tema ¿cómo
concebiste este último trabajo para ACT?
RAMÓN VALLE: Este trabajo se podría
decir que es una mirada introspectiva a mi carrera artística.
JUAN CARLOS ABELENDA: Por lo que se refiere al
repertorio escogido, se pueden apreciar seis temas propios y otros
seis temas de Ernesto Lecuona. ¿Por qué no escogiste
ningún standard de EE UU?
RAMÓN VALLE: Quizá en algún
momento me ponga a tocar standards, y me encantaría hacer
un disco con este material, pero en estos momentos hay tantos músicos
interpretando este tipo de temas, que me pregunté “¿voy
yo a ser uno más tocando standards?”
© Carmen Llussà, 2006
JUAN CARLOS ABELENDA: Hay una gran tradición
de repertorio de piano solo, con grandes músicos que se han
enfrentado a este tipo interpretación, desde Bill Evans a
Paul Bley o Keith Jarrett, por citar tan solo unos cuantos a modo
de ejemplo. ¿De qué te ha servido toda esta tradición
pianística a tí como músico?
RAMÓN VALLE: Hay muchos pianistas solistas,
y a la vez hay muchas maneras de “inventar” el piano,
y yo me acerco más a la manera de interpretar de estos músicos
que has citado, y principalmente a Evans y Jarrett.
Keith Jarrett es la influencia más cercana
que tengo, y sin duda alguna tiene una forma muy personal de tocar
el piano. Cuando él empezó a tocar el piano sólo,
cambió la forma estética de llevarlo a cabo. Eso es
debido a que se trata de un piano que está vivo, y que se
encuentra tocando el momento, y donde se puede percibir que hay
menos arreglos, al contrario de lo que sucede con otros pianistas,
donde se pueden apreciar temas más estudiados. Cuando de
muy joven escuché por primera vez el concierto de Colonia
dije: “no es posible”. Ello es debido a que lo que había
escuchado con anterioridad hasta ese momento en cuanto al formato
de piano solo eran interpretaciones llevadas a cabo por muy buenos
músicos, pero cuando escuché la forma de interpretar
de Jarrett, percibí que era una interpretación que
se encontraba en el aire, era como algo que no puedes coger. Y es
que Keith Jarrett en ese tipo de interpretación se la está
jugando en todo momento. A partir de ese instante me encontré
con un músico, y con una música que me gusta, no para
imitarla, sino para disfrutarla, y puedo afirmar de forma categórica,
que ello me hizo cambiar toda la manera de ver la música
que por aquel momento tenía, ya que cuando uno es muy joven
y esta estudiando en el conservatorio, cabe la posibilidad de ser
influenciado.
“La
improvisación es estar desnudo, vulnerable,
y esa sensación no la quiere nadie,
todo el mundo quiere el control de lo que está llevando a
cabo.”
JUAN CARLOS ABELENDA: En ciertos temas del trabajo
Memorias esta influencia de Jarrett es perceptible en tu
trabajo, como por ejemplo en el tema “Free al Last”,
con unas claras pinceladas sonoras y momentos armónicos muy
al estilo del pianista americano.
RAMÓN VALLE: Si, y ello es debido a que
Keith Jarrett fue el primero. Yo estudié e interpreté
música clásica, y Jarrett también interpretó
música clásica. No cabe duda que hay una conexión
entre mi música y la de Jarrett.
Creo que dos músicos pueden tener puntos
de conexión y parecerse, y nunca haberse escuchado el uno
al otro. Ese cliché de que tocas de una forma determinada
porque escuchaste a tal músico, no estoy muy seguro de ello.
Porque puede ser que no hayas escuchado a ese músico, pero
en cambio puede ser que hayas oído las mismas fuentes de
las que bebió el mencionado músico. Yo he escuchado
mucho la música de Jarrett, y lo admiro. Pero lo que me enseñó
su música es a ser yo mismo. Después de entrar en
una dinámica de fuerte estudio por mi parte, lo único
que me quedaba era practicar y tocar las notas hasta conseguir los
armónicos que quería. Bill Evans toca muy bien, pero
en su interpretación yo puedo apreciar perfectamente la música
que va a desarrollar, pero por el contrario cuando escucho la música
de Jarrett (y a fuerza de escucharlo, reconozco que es él),
no sé por dónde va a ir su interpretación.
Y eso es porque en todo momento se la está jugando.
JUAN CARLOS ABELENDA: Keith Jarrett en un documental
recientemente publicado en DVD se califica esencialmente como un
improvisador.
RAMÓN VALLE: ¡Esa es la palabra! Hay
muchos músicos que se definen como improvisadores, pero a
veces están tocando ayer y no están tocando hoy.
JUAN CARLOS ABELENDA: De lo que no cabe duda es
de que la interpretación a piano solo es una travesía
en el desierto desde el momento en que te enfrentas a ella. ¿Qué
te aporta a tí como músico esta soledad o libertad?
RAMÓN VALLE: A mí personalmente lo
que me aporta cada vez que interpreto solo es el riesgo que asumo
y ante toda una enseñanza. Si escucho la grabación
que he realizado, puedo recordar como me sentía en cada momento
que tocaba, si estaba tenso, preocupado, relajado, etc. Y aunque
sea paradójico, hay veces que cuando te sientes peor es cuando
estás tocando mejor, y cuando te sientes bien estás
tocando mal.
JUAN CARLOS ABELENDA: Por supuesto esa interpretación
puede ser producto de unas circunstancias personales, y ello se
trasluce en la música que puedes estar elaborando.
RAMÓN VALLE: Sí, exacto, pero sabes
una cosa, esa música es “improvisación”.
La improvisación es estar desnudo, vulnerable, y esa sensación
no la quiere nadie, todo el mundo quiere el control de lo que está
llevando a cabo. La improvisación es, ¡aquí
estoy!, es como un control descontrolado. Esa sensación de
peligro, es la que se debe de aprender a lidiar. Y ante todo, creer
en ello, practicar y dejarse llevar.
© Carmen Llussà, 2006
JUAN CARLOS ABELENDA: Con relación a este
tema que comentas, hay algunos intérpretes de música
clásica –como el pianista Alfred Brendel– que
señalan que cuando se está imbuido de cierta aura
musical en el momento de la interpretación, el músico
es un instrumento, y que quien toca es la obra en sí.
RAMÓN VALLE: Si, el músico es simplemente
un medio. El miedo a llegar a ser eso, es lo que hace que los músicos
tiendan a controlar. Es lo que te comentaba antes de Jarrett, pues
lo que hizo en su momento es romper con todo lo que estaba establecido.
JUAN CARLOS ABELENDA: Además uno de los
objetivos de la interpretación a piano solo es, por un lado
permitir que el espíritu de la obra pueda hablar, y por otro,
aportarle o darle una energía o vitalidad. ¿Cómo
entiendes tú este tema?
RAMÓN VALLE: Por ejemplo, cuando llevé
a cabo los arreglos de la música de Lecuona, llegué
a escuchar su música en infinidad de ocasiones, para posteriormente
dejar de escucharla durante un cierto tiempo; al mismo tiempo me
alejé de mi instrumento de forma voluntaria. Entonces me
puse a pensar en todo lo que rondaba en mi cabeza, y es cuando me
empezaron a llegar ideas sobre todo lo que había escuchado
de Lecuona. En ese preciso instante ya no era la música de
Lecuona, sino lo que yo capté, la esencia de ese compositor.
Además tengo que señalarte que cuando empecé
a tocar esa música que me salía de adentro, era una
música con ritmo y con un fraseo especial.
En este momento de la conversación se tuvo que poner fin
a la entrevista, ya que estaba a punto de dar comienzo el concierto
de Ramón Valle a piano solo en el ciclo Palau Jazz XXI, y
ello a pesar del excelente clima e interesante conversación
tan relajada que en ese momento se estaba llevando a cabo. No por
ello, nos despedimos muy amigablemente, y nos dispusimos a escuchar
la música y la interpretación de este excelente pianista
cubano.
Discografía de Ramón Valle:
2002 Danza Negra ACT
2003 No Escape ACT
2005 Memorias ACT