- Fecha: Martes, 16 de julio de 2013
- Lugar: Ajmi La Manutention / Avignon
- Grupos y componentes:
Bonacina – Benita – Simcock (14:45)
Céline Bonacina: saxos soprano y barítono
Michel Benita: contrabajo
Gwilym Simcock: piano
Émile Parisien Quartet (16:30)
Julien Touéry: piano y objetos
Émile Parisien: saxos tenor y soprano
Ivan Gélugne: contrabajo
Sylvain Darrifourcq: batería y percusión
Das Kapital (18:45)
Daniel Erdmann: saxo tenor
Edward Perraud: bateria y percusión
Hasse Poulsen: guitarra acústica
Comentario:
La ciudad francesa de Avignon se encontraba en plena ebullición por su reconocido festival de teatro. En la parte vieja, la más próxima al “Palais des Papes” se podían ver una profusión de carteles colgando por las paredes, rejas y ventanales, ninguno de ellos pegado, incluso repartidos a mano, con alguna que otra pequeña performance, anunciando algunas de las múltiples propuestas para el día.
La asociación de jazz y músicas improvisadas, AJMI, tuvo el acierto de programar su primer festival de músicas homólogas, titulado Têtes de jazz!, en su sede frente al Théâtre des Domes. Una programación de alto nivel con propuestas sumamente interesantes, realizadas con criterio y gusto, por programadores que saben y conocen lo que programan. Destacaría un inconveniente, la duración de cada concierto, muy estricta, de sólo sesenta minutos, al tener que compartir el edificio, la puerta y la escalera de acceso, con algunas propuestas teatrales en horarios alternados. La excelente sonorización de cada propuesta, en las seis que pudimos disfrutar, contrastó con su pésima iluminación. Los horarios de las actuaciones resultaron totalmente francesas y de agradecer, 14:45, 16:30 y 18:45.
Las interpretaciones que nos ofreció el trío sin batería, Bonacina – Benita – Simcok, caminan con naturalidad, poseen un andar dinámico así como un discurso compacto. Están más próximos a las líneas sinuosas que a las quebradas, son más líricas que estruendosas, sin desmerecer, cuando el derrotero de la improvisación lo requiere, alguna ráfaga que otra próxima al free.
Michel Benita, posee un toque preciso, limpio y seguro, un sonido abierto y bello, con su aspecto de yo pasaba por aquí y ya puestos nos marcamos unos toques. Desprendió tranquilidad, firmeza y gusto. Uno lo recuerda en el exquisito dueto con el guitarrista Manu Codjia y el temario del singular y recomendable Ramblin’ (2007).
El juego entre el saxo soprano y el barítono nos hizo retrotraer al mago escocés de esta combinación, John Surman, mucho más brumoso y etéreo que la propuesta de Bonacina, más visceral y urbana, mostrando un buen gusto para el fraseo colorista y algunos contundentes chispazos distorsionadores. Sorprende la aparente fragilidad de la saxofonista y el aplomo con que sujeta los casi seis kilogramos de su barítono.
El británico Gwilym Simcock, pianista que simultanea los mundos del jazz y de la música clásica, extravertido y dicharachero como presentador, resultó más comedido e introvertido frente al piano, con un discurso elegante y a juego con los tiempos actuales, resultó ser un perfecto vértice de este triángulo, cien por cien acústico.
Eran poco más de las cuatro y media de la tarde cuando se iniciaba la propuesta del cuarteto de Émile Parisien. Desde el primer momento dejaba claro que se mueven en otra división, la juventud y desparpajo, así como la seriedad, hondura y frescura de su trabajo, bien asumido, bien trazado, es de los que te dejan clavado en el asiento, aunque sea de madera y tijera.
Tres temas, sólo tres temas, la hora no tenía más minutos y los límites del guión del festival eran muy rígidos. Tres temas que nos habían llenado, pero aun queríamos más, nuestras percepciones habían estado alteradas, estimuladas, en plena noria de puro vértigo, nos quedábamos todavía con hambre, y con el apetito no resuelto nos quedamos.
Los temas, todos originales del grupo, “Dieu m’a brossé les dents”, “Chocolat-Citron” y “Harricot-Guide”. Los dos primeros pertenecientes al tercer y último trabajo del grupo, Chien Guépe (2012). Un disco recomendable muy especialmente por la propuesta musical así como por su grafismo.
Las coordenadas de este cuarteto (con más de seis años rodando juntos, algo casi inaudito en el mundo del jazz), unas de las más interesantes del momento más allá de nacionalidades y “drapeaux”, discurren por las del jazz contemporáneo. Escritura e improvisación, tensión y contención, ruido y delicadeza. Cabeza, vísceras y mucho más. Un trabajo de grupo de los que cautivan, de los que fluyen como un todo orgánico.
Émile Parisien (1982), el pasado enero, recibió el premio Django Reinhardt -como mejor músico francés del 2012- de la Academia Francesa de Jazz, la misma, y en el mismo acto, que galardonó a Jorge Pardo como mejor músico de jazz europeo del año, y a Jordi Pujol (no confundir con el político y ex-presidente de la Generalitat) por sus reediciones al frente del sello catalán Fresh Sound.
El tercer grupo de nuestra primera jornada fue, Das Kapital, con un nombre claramente evidente, es un trío con guitarra acústica, sin contrabajo, iconoclasta y heterodoxo. Mezclan el pop, el jazz, el rock, el free con el cabaret, todo bien batido como les pasa, literalmente, por las narices y servido como les da la gana.
La desproporción está perfectamente encajada en los derroteros de este grupo franco-alemán-danés (batería-saxo-guitarra). Tres músicos notables que no huyen de la extravagancia, ni el coqueteo con el kitsch, ni el talante circense.
En esta ocasión interpretaron piezas del alemán Hanns Eisler (alumno favorito de Arnold Schönberg con quién terminaría rompiendo. Compositor de la música de diversas producciones teatrales de Bertold Brecth, con quien mantuvo una estrecha amistad. Acusado de ser el Karl Marx de la música y agente soviético, durante la época de la caza de brujas de Hollywood, donde compuso varías bandas sonoras, algunas de ellas nominadas a los Oscars. Compositor dodecafónico y no, fue el autor del himno de la desaparecida RDA, posteriormente terminaría siendo mal visto por el propio régimen comunista).
Das Kapital tienen dos trabajos grabados sobre la obra de Eisler, Ballads & Barricades (2009) y Conflicts & Conclusions (2011). La propuesta, por momentos cantábile y festiva, resulta compleja, incluso en ocasiones árida, y un poco excesiva, en parte por las teatralidades del hiperactivo y excelente batería, pero totalmente interesante.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2013
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