- Fecha: 24 y 25 de julio de 2015
- Grupos:
Lars Danielson & Mathias Eick Duo
Fecha: Viernes, 24 de julio de 2015
Lugar: Temple
Componentes:
Lars Danielson, contrabajo y violoncelo
Mathias Eick, trompeta y contrabajoTigran Hamasyan Trio Invite Mathias Eick
Fecha: Viernes, 24 de julio de 2015
Lugar: Carrières
Componentes:
Tigran Hamasyan, piano
Sam Minae, bajo
Arthur Hnatek, batería
Mathias Eick, trompetaMagnus Öström Quartet
Fecha: Viernes, 24 de julio de 2015
Lugar: Carrières
Componentes:
Magnus Öström, batería
Thobias Gabrielson, bajo
Andreas Hourdakis, guitarra
Daniel Karlsson, piano y tecladosImpérial Orphéon
Fecha: Sábado, 25 de julio de 2015
Lugar: Exteriores de Junas y place de l’Avenir
Componentes:
Rémy Poulakys, acordeón y voz
Gérald Chevillon, saxos
Damien Sabatier, saxoÓlöf Arnalds
Fecha: Sábado, 25 de julio de 2015
Lugar: Temple
Componentes:
Ólöf Arnalds, voz y guitarra
Skúli Sverrisson, guitarraBugge Wesseltoft n’Friends With Erik Truffaz
Fecha: Sábado, 25 de julio de 2015
Lugar: Carrières
Componentes:
Bugge Wesseltoft, piano, teclados y percusión menor
Erik Truffaz, trompeta y electrónica
Dan Berglund, contrabajo y electrónica
Ilhan Ersahin, saxo tenor
Andreas Bye, bateríaMathias Eick Quintet
Fecha: Domingo, 25 de julio de 2015
Lugar: Carrières
Componentes:
Mathias Eick, trompeta
Andreas Ulvo, piano
Erlen Viken, violín
Audun Erlien, contrabajo
Torstein Lofthus, batería
Comentario:
Penúltimo día del festival de Jazz de Junas. El “Temple”, de confesión protestante, albergó la primera actuación de la jornada, la del dueto escandinavo formado por el compositor, contrabajista y violoncelista Lars Danielson con el también compositor y trompetista Mathias Eick.
Sin duda la propuesta más redonda de las cuatro en las que participó el trompetista.
Una propuesta a base de temas líricos, bien alejados de cualquier estridencia, con todos los ángulos bien pulidos, de líneas serpenteantes y pausadas, con sonoridades plácidas y agradecidas, con trazos tradicionales, cantábiles y en algunos pasajes con cierto regusto religioso.
Una formación perfecta, sin acompañamientos percusivos. Temas presentados en su simplicidad y desnudez.
Ofrecieron un temario donde sobresalieron especialmente tres composiciones, dos de Danielson, “Blá” y “Tima” (conocida como “Waiting”, en la versión de la cantante Youn Sun Nah, que incluye en su tercer trabajo discográfico, Lento, en el cual, como en los dos anteriores, también interviene Danielson) y “Dakota” de Eick, pertenecientes a sus últimos y respectivos trabajos discográficos.
En las “Carrières” Tigran Hamasyan al frente de su trío ofreció una primera parte totalmente testosterónica, acelerada, con constantes y trepidantes cambios.
Con un resultado lo más parecido a la superposición de varias líneas quebradas y recompuestas desde diferentes vértices, sin espacio para el respiro. Un trío bien compactado, sin fisuras aparentes con un considerable nivel adrenalínico.
Mediada la actuación se incorporó el trompetista Mathias Eick (en su tercera intervención en el festival), el cual suavizo de forma considerable la propuesta. Entraron en un entramado que no era ni de uno ni de los otros. Desdibujándose la derivada inicial y reubicándose en un espacio inconcreto.
Cabe decir que Tigran es el pianista de las dos entregas de Liberetto de Lars Danielson. En la segunda también con la colaboración del trompetista noruego.
La jornada la cerró el grupo del baterista Magnus Öström (miembro del desaparecido EST), cuarteto que en la edición anterior tuvo que suspender su actuación por las inclemencias meteorológicas.
Desgranaron buena parte de los temas de su último trabajo discográfico Searching for Jupiter (2013), entre ellos, la atmosférica “The moon (and the air it moves), la balada “Mary Jane doesn’t live here anymore”, la dinámica y entrecortada “Through the sun”. Así como la peculiar “Weight of death” correspondiente a su anterior trabajo Thread of life (2011).
Al final interpretaron un tema todavía sin título. Desde el público les sugirieron el nombre de la población, Junas, propuesta que a Öström no le pareció desacertada.
Una mezcla de pop, rock, elementos repetitivos e improvisaciones, con ciertos ambientes melancólicos y sensaciones algo inquietantes. En algunos pasajes podrían acercarse al entorno fílmico de David Lynch, por un lado, y por otro a una banda sonora para una “road movie”, de espacios abiertos contemplados a velocidades medias.
La jornada del sábado, último día del festival, se inició a las 11 de la mañana, con un pequeño recorrido por los alrededores boscosos de la población, con un par de paradas musicales de unos veinte minutos cada una.
La primera con el excelente Rémy Poulakys, acordeón y voz lírica, extravertido de vitalidad encomiable. Poulakys es un músico versátil, con una remarcable capacidad y facilidad de navegar por distintos estilos musicales, jazz, música tradicional y el canto lírico. Nos ofreció una notable muestra de ello, con un tema que habíamos escuchado al excelente dúo Peirani-Parisien, interpretando al primero con el instrumento común y emulando el saxo soprano del segundo con su voz. Remató la breve actuación con uno de sus temas bandera “Una furtiva lágrima” de Donezetti.
Pocos metros después nos encontramos con los saxofonistas Gérald Chevillon y Damien Sabatier, ambos con Poulakys, miembros del cuarteto Impérial Orphéon (en Junas en versión de trío), con una propuesta mucho más cercana a los terrenos de la libre improvisación.
Un par de horas después y en plena digestión de la “paëlla” comunitaria, los tres músicos ofrecieron un concierto ecléctico, des de la música popular, hasta la lírica, pasando por la música brasilera y el jazz, con alguna que otra deriva hacia el free.
Vitalidad, frescura y calidad plenamente contrastada.
La última actuación en el Temple corrió a cargo de la cantante islandesa Ólöf Arnalds –violinista de formación clásica y autodidacta de la guitarra-, que ofreció un repertorio totalmente folk, bien alejado de los territorios jazzísticos.
Una selección de temas tradicionales notablemente acompañados por el guitarrista Shuli Sverrisson.
Apenas un par de horas después, en las canteras, dio comienzo la actuación, para el que suscribe, más suculenta y remarcable de todo el festival.
N’Friends de Bugge Weseltoft con Erik Truffaz, desarrollaron un entramado dinámico, musculado y cambiante, que bien podría inscribirse entre un cruce de las últimas formaciones acústicas y las primeras eléctricas del tótem Miles Davis.
Un quinteto perfectamente conjuntado, a pesar de alguna que otra jugarreta de niño travieso protagonizada por el cabeza de banda.
Un ensamblaje configurado por la redondez y potencia del sonido del saxo tenor del sueco-turco Ilhan Ersahin, la solidez del contrabajo, con y sin pedales, de Dan Berglund (en la edición anterior se presentó con su grupo, Tonbruket), con los contrapuntos de la trompeta, pasada por diferentes artilugios electrónicos, de Erik Truffaz, así como la seguridad del baterista Andreas Bye, que en algunos pasajes quedó desdibujado o tapado por las figuras rítmicas grabadas, in situ, por Bugge. Un Bugge, que tanto en el piano acústico como en el Fender estuvo esplendido, a la vez que un incansable jaleador a lo largo de todo el concierto.
Una actuación a la altura de la recreación, también con Berglund, de “A Love Supreme”, en el cincuenta aniversario de la composición de uno de los grandes maestros del jazz, John Coltrane. Proyecto que pudimos disfrutar en su día en el 16º Festival de Jazz de Vic.
Tanto en aquella ocasión como en esta, con unos bises por debajo de lo desarrollado en los respectivos conciertos, que poco o nada aportaron pero que tampoco llegaron a deslucirlos.
El último concierto de la jornada y a su vez del festival correspondió al quinteto de Mathias Eick. La cuarta actuación con la presencia del trompetista noruego en tan sólo tres jornadas.
Una presencia que llegó a empañar, por reiterativa, buena parte de su concepción musical, pausada y lírica, en algunos momentos incluso en exceso. Todo de aparente simplicidad y fragilidad, con pocas notas, constantemente buscando atributos melódicos, con retazos almibarados y de banda sonora de qualité.
Eick, hasta la fecha, tiene tres trabajos publicados por el sello ECM. El último Midwest (2015), recoge sus impresiones a lo largo de un viaje por los Estados Unidos y Canadá.
Los pasajes más anímicos y dinámicos de la actuación correspondieron a los músicos de su banda, en sus respectivos solos, que explosionaron la tranquilidad temática, haciéndola crecer de forma exponencial, dejando marca de la solidez instrumental de cada uno de ellos.
En el bis, Eick, se libró de las ataduras y corsés característicos de su “marca musical” para mostrarnos otra faceta, mucho más a juego con las partes libres desarrolladas por sus acompañantes.
A modo de resumen, de todo el festival, seleccionaríamos las partes más escandinavas de “Sly & Robbie meet Nils Petter Molvaer”, el trabajo sin ínfulas aparentes de “Palomar Trio”, la dinámica festiva, free y multifacética de “Impérial Orphéon” –en sus dos vertientes, la del recorrido y la del concierto- y toda la, sin el bis, de “Bugge Wesseltoft N’Friends”.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2015