24 Festival D’Altitude Jazz À Luz
Luz Saint-Sauveur, Francia
Electric Vocuhila
- Fecha: Domingo, 13 de julio de 2014
- Lugar: Club Maison de la Vallée
- Componentes:
Maxime Bobo, saxo alto, soprano y teclados
Boris Rosenfeld, guitarra
François Rosenfeld, bajo y percusión
Etienne Ziemniak, batería
PIAK
- Fecha: Lunes, 14 de julio de 2014
- Lugar: Club Maison de la Vallée
- Componentes:
Bertrand Fraysse, batería
Julien Gineste, saxo alto y tenor
Florian Nastorg, saxo y barítono
Heretics
- Fecha: Lunes, 14 de julio de 2014
- Lugar: Chapiteau
- Componentes:
Anne-James Chaton, voz y electrónica
Andy Moor, guitarra
Thurston Moore, guitarra y voz
KAZE
- Fecha: Lunes, 14 de julio de 2014
- Lugar: Chapiteau
- Componentes:
Satoko Fujii, piano
Peter Orins, batería
Christian Pruvost, trompeta
Natsuki Tamura, trompeta
Comentario:
Anunciados a las 00:00, Electric Vocuhila empezaron su actuación con un retraso bastante más allá del denominado de cortesía. Rock-funk-jazz, de líneas repetitivas, urbanas, con sugerencias hipnóticas y referencias a dos Colemans, Ornette y Steve.
Ritmo marcado, persistente y musculado, que desde el primer momento invitaba al baile, especialmente para los más jóvenes. Un cuarteto formado por el saxofonista, Maxime Bobo, que en algunos pasajes simultaneó el alto con el soprano (éste sujetado mediante cinta americana) y también a los teclados, con los gemelos Rosenfeld, Boris a la guitarra y François desdoblándose al bajo y a los bongos, más el percutir persistente, sin desfallecimiento, de Ziemniak.
Ambientados con una luz casi inexistente, pobre y mediocre, y un volumen excesivo (suerte, para uno, de los tapones moldex que absorbían lo suyo). Con el público muy cercano, apenas a medio metro de los músicos, aunque una parte considerable de los asistentes estaban más para ir de un lado a otro, la cháchara sin miramientos y las cervezas. Problemas asociados a los asientos inexistentes.
Cabe decir que contaron con la escucha atenta de una buena parte de los miembros de la Orchestre National de Jazz (después de su excelente y potente actuación de hacía pocas horas).
Un cuarteto que resultaría interesante escucharlo en unas condiciones mucho más idóneas.
Después de un buen descanso nocturno, a las once de la mañana, en el mismo club de la Maison de la Vallée, aunque estaba anunciado en el auditorio del mismo edificio -con una comodidad y sonoridad manifiestamente superior-, se presentó la propuesta del trío PIAK.
Dos saxofonistas y un batería, una formación sin instrumentos armónicos. Una batería antigua, con los platos sujetos con cintas y el bombo inmovilizado por su parte anterior por una pieza de cemento.
Una propuesta de improvisación, con sus buenas componendas rurales, dicho sin el menor tono despectivo, todo lo contrario, donde los dos saxos se iban intercalando los solos y las funciones del bajo. Temas de fuerte componente rítmica, de trazas primarias, como muy pegado al suelo, hecho que condicionaba la elaboración y evolución de las improvisaciones, todas desbocadas hacia la visceralidad.
Se hubiera agradecido algún pasaje más tranquilo, con tempos más sosegados y variables, especialmente a nivel percusivo.
En algunos de los pasajes ofrecidos nos evocaron, salvando las correspondientes distancias, tanto musicales como conceptuales, al Oyate (Nato, 1990) de Tony Hymas y el Sacred common ground (Blue Note, 1995) del también pianista Don Pullen, desgraciadamente tan poco considerado en la actualidad.
A les 18:30, en la carpa del Chapiteau, anunciados como “Guitar Poetry Tour” comenzó la actuación del trío “Heretics”, denominación sumamente explícita y a su vez en consonancia con el proyecto presentado. Formalizaron una actuación singular y en buena medida atípica.
Una banda integrada por el guitarrista Andy Moor (miembro del grupo de rock holandés The Ex), el también guitarrista y vocalista Thurston Moore (componente del grupo estadounidense Sonic Youth) y el escritor, poeta sonoro y artista plástico francés Anne-James Chanton.
La colaboración entre Chanton y Moor procede del 2003, posteriormente han colaborado en diversos proyectos, a dúo, trío o con el propio grupo The Ex. Algunos de estos proyectos han sido editados en CD o en Libro/CD/DVD por la editorial marsellesa Al-Dante (gestes & escritures indóciles).
La actuación se inició con el dúo de guitarristas, en una improvisación de rock no alejada de la psicodelia, posteriormente se les añadió Anne-James, con su peculiar timbre de voz, grave, nítido, bien temperado y totalmente cautivador.
Su voz, tal como la utiliza, aclara el concepto de poeta sonoro, binomio, que como especifica el propio poeta, no se ha de confundir con el de poesía oral. Una voz que sutilmente altera, distorsiona y reverbera, gracias a los usos electrónicos. Un juego entre el texto y la voz, la escritura y el sonido, el tempo, la cadencia, la entonación y los efectos. Textos que a su vez se aparejan con la poesía experimental y contemporánea.
Un estimulante trabajo, con y entre “el qué y el cómo”, así como su interacción y retroalimentación. Un juego donde se manifiesta cierta querencia por la repetición, creando cadencias circulares que desprenden unas buenas dosis atmosferas hipnóticas.
“…
T.S. Eliot, 1989 i
Dylan Thomas, 1989 Di
Ezra Pound, 1989 i
Gertrude Stein, 1989 i
William Carlos William, 1989 C
Wystam H. Auden, 1989 É
…”
Seis nombres de un extenso listado de autores, leído a buena velocidad, de forma neutra, como si estuviera pasando lista y añadiera en cada caso un calificativo.
Anotemos un par de breves fragmentos correspondientes a otros poemas.
“…
que la solution interne est expulsée
que la porosité passe à 0’5
que la surface d’échange a une aire important
que le point d’appui du doigt est déterminé à moins de 1 millimètre
que le cathéter no s’obstrue pas
que la fonction de différents phonèmes en un même point de la chaîne est de différencier des unités significatives
… ”
“ …
à Rouen, Cleveland, Saint-Pétersbourg
J’ai vu des Saints méditant, écrivant,
Isaac, Pierre, André sacrifiés
l’enfant du roi de Bretagne au torse percé
à Syracuse, à Nancy, à Montserrat
J’ai vu Jesus capturé, couronné, flagellé
à la colonne, au verger,
le baiser de Judas, Thomas l’incrédule
… ”
Una de aquellas actuaciones que ha ido creciendo en la mente de uno, incluso variando el ángulo de visión.
A las 21:30, en el mismo Chapiteau, se presentó el Grupo KAZE, formado por la pareja japonesa Satoko Fujii, piano, y Natsuki Tamura, trompeta, y los franceses Peter Orins, batería, y Christian Pruvost (trompetista que pudimos escuchar el día anterior formando dúo con Kristof Hiriart). Una formación bastante atípica.
El grupo tiene un par de trabajos discográficos Rafale (2011) y Tornado (2013), ambos coeditados por el sello francés Circum-Disc y el japonés Libra. Circum nació en el año 2000, con el fin de promover el jazz de creación. En el 2010 se fusionó con Crime para formar el colectivo Muzzix, al cual pertenecen Pruvost y Orins. También es el sello que ha publicado los tres trabajos de la interesante Circum Grand Orchestra, los dos primeros con la participación de Olivier Benoit, actual director, compositor y guitarrista de la reciente ONJ. Libra Records es la discográfica, fundada en 1997, por Natsuki Tamura y Satoko Fujii, que entre otros proyectos forman parte del cuarteto Gato Libre con un temario sumamente melódico y donde la pianista solamente toca el acordeón.
La propuesta del cuarteto discurre por un buen magma estilístico, desde el clásico con claras referencias contemporáneas hasta las músicas improvisadas, pasando por el jazz y el free-jazz más algunas pequeñas referencias orientales. En ocasiones las funden pausadamente, en otras optan por el corte radical sin solución de continuidad, aunque también las simultanean de forma paralela.
Dos trompetistas de concepciones diferentes pero a su vez complementarios. Líneas líricas, frases jazzísticas, efectos, sonidos próximos a los zumbidos de un puñado de moscas o abejas, gruñidos y sonidos guturales. Un batería que aporta desde pequeñas sutilezas percusivas hasta la contundencia de un derribo inmobiliario, pasando por el desplome de la cacharrería de una cocina. Tiempos musculados y marcados, hasta las sugerencias más etéreas y atmosféricas. La pianista, Satoko Fujii –con una dilata discografía-, dejó muestras sobradas de sus notables cualidades, gustos y sensibilidades. Tanto acariciaba las teclas de su piano como se desbordaba por ellas, o por las cuerdas del arpa de su instrumento. Pulsaba y rasgaba. Jugaba con los silencios para acto seguido descargar una contundente masa sonora.
Un cuarteto que en algunos de sus pasajes sonaba como una auténtica pequeña big band. Una actuación musicalmente rica, variada y contrastada, con saltos continuos y en ocasiones vertiginosos e imprevisibles, pero con una pega, la corta duración de su actuación, apenas unos cincuenta minutos. Encontramos a faltar, como mínimo, un par de temas más.
Un buen cierre de Festival, que demuestra de forma fehaciente que se pueden realizar programaciones coherentes, arriesgadas y a su vez tener una buena respuesta por parte del público -una parte de él, nada desestimable, haciendo un buen kilometraje-. Un festival que ha cumplido su 24ª edición, fiel y coherente a su ideario, apartado de los nombres mediáticos, sin sus consecuentes conservantes, colorantes, naftalinas o rebomborios afines.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2014