El gran batería Jimmy Cobb está realizando este año una gira con la Jimmy Cobb’s So What Band-Kind Of Blue At 50 o, lo que es lo mismo, un homenaje al legendario disco del que tanto se está hablando durante este año. Al término de su actuación en el VI Festival de Jazz de Peñíscola, Cobb tuvo la gentileza de conceder una pequeña entrevista a los periodistas que allí nos encontrábamos. Dado lo avanzado de la noche y que el grupo debía salir raudo en la madrugada, no se explayó mucho, pero su testimonio tiene la importancia de alguien que pertenece a la historia del jazz, tanto por su trabajo como por ser testigo de muchos de los hitos que han marcado esta música.
Esta entrevista ha sido realizada conjuntamente por Carlos Lara (Tomajazz), Sergio Zeni (Cuadernos de Jazz) y Armand Llácer (Castelló Cultural).
© Sergio Zeni, 2009
JIMMY COBB: Es importante porque vendió muchos discos y, desde luego, por la calidad de su música. Más allá de esto no les sabría decir, porque realmente no sé cómo llegó a ser tan importante. Y lo he hablado con mucha gente. En aquel momento estaban Duke Ellington, Count Basie y un buen puñado de big bands haciendo mucha música. Sin conocer bien el negocio, siempre pensé que ellos vendían muchos discos, pero llegó Miles y los barrió a todos. Es difícil de creer, pero así fue. No sé cómo ocurrió. Miles siempre estaba sacando buenos discos, y éste consiguió llegar a lo más alto. Es algo que no había ocurrido antes, semejante a lo que pasa ahora con los cantantes de rock como Michael Jackson que venden millones de discos. Eso no había pasado antes en el mundo del jazz.
TOMAJAZZ: ¿Cree que este disco fue producto de una casualidad producida por la conjunción de seis músicos en la plenitud de su momento creativo?
JIMMY COBB: Desde luego que tuvo que ser así. Pero he de decir que Miles hizo un montón de buenos discos, discos que me gustan mucho, por lo que me resulta difícil explicar por qué éste llegó más alto que otras grabaciones suyas, comoSketches Of Spain, Porgy And Bess, Birth Of The Cool y todo ese material. Concretamente, es posible que este disco llegara cuando todo el mundo estaba preparado para cosas de ese estilo.
TOMAJAZZ: ¿A quiénes considera particularmente verdaderos genios de la historia del jazz?
JIMMY COBB: Probablemente los conoceréis. Seguramente conocéis a Louis Armstrong. Él fue el maestro. Con él vino todo lo que la gente del jazz toca ahora. Hubo mucha gente del tiempo de Armstrong, aunque yo no los conozco hasta la llegada del jazz moderno o el bebop. Hay tipos que conozco como Don Byas, saxofonistas como Coleman Hawkins, Lester Young y un puñado de músicos que hicieron del saxo lo que es ahora. Hay otros como Sonny Stitt y Gene Ammons. Hay mucha, mucha gente. Algunos de ellos tocaban en bandas como la Earl “Fatha” Hines Band. Billy Eckstine estaba en esa banda hasta que creó la suya propia y se llevó a unos cuantos músicos de allí… Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Fat Girl (le llaman Fat Girl, pero ahora no recuerdo su nombre [Fats Navarro]) fue uno de los grandes músicos de aquella banda. Leo Parker, a quien conocí porque era de mi ciudad y tocábamos juntos. Ben Webster, de quien se puede conocer su importancia escuchando sus discos… Todos ellos contribuyeron en gran medida a construir esta música. Conocí a la mayoría. Tuve ocasión de estar con ellos y tratarles. ¿Saben?, cuando tienes ochenta años sueles conocer a mucha gente, aunque también olvidas muchas cosas y muchos nombres…
© Sergio Zeni, 2009
TOMAJAZZ: Este año se cumplen 50 años de la muerte de Billie Holiday, ¿qué imagen recuerda usted con mayor fuerza de Lady Day?
JIMMY COBB: Tuve ocasión de tocar con Lady Day cuando todavía vivía en casa de mis padres porque yo tocaba en el cuarteto de su pianista, llamado Carl Drinkard. Cuando ella venía a cantar allí, Carl solía usar una formación de trío. Yo tenía entonces 18 años y aquello supuso algo verdaderamente importante para mí, algo grande.
Además… Pearl Bailey vivía en la misma ciudad y tuve la oportunidad de acompañar a Lady Day un par de noches en el cabaré, probablemente con el mismo trío.
O sea, que tuve un montón de buenas experiencia antes de irme de casa. Empecé a tocar la batería cuando tenía 14 ó 15 años. Empecé tarde si lo comparas con otra gente. La mayoría de los grandes baterías empiezan mucho antes. Como Buddy Rich que empezó a los tres años tocando en un vodevil con su madre y su padre y dando saltos encima del público (risas)…
TOMAJAZZ: En el homenaje que usted le hizo, junto a Isla Eckinger y Roman Schwaller, ¿por qué usaron esa formación tan peculiar (bajo, saxo, batería)? ¿Fue complicado encontrar un repertorio para este formato?
JIMMY COBB: Fue Roman quien hizo las elecciones. En muchos de los lugares donde tocaba Roman, debía tener un concepto para conseguir ayudas del Estado. En muchos lugares, el Estado ayuda a los músicos si no pueden tener empleos para vivir. Así que debió de hacer algo por su cuenta para tener trabajo. Roman se ha movido mucho para vivir del jazz. También ha impartido clases y talleres en centros educativos interesados en introducir el jazz en su área geográfica. Me parece que llegó incluso a trabajar con la Banda de la Radio Alemana o algo así. Él siempre ha estado ahí, intentando mantener vivo el jazz.
TOMAJAZZ: ¿Qué es lo más grande de ser batería de jazz, y qué es lo más duro?
JIMMY COBB: Lo peor es lo que hemos hecho hoy. Levantarnos muy temprano, coger dos aviones, y luego hacer más de dos horas de carretera para llegar a Peñíscola, y poder tocar aquí esta noche. Lo hemos hecho hoy, y mañana, bueno, dentro de un rato, nos espera lo mismo.
Por lo demás, la música es fácil, porque nos gusta tocar. Nos gusta mucho tocar juntos. En eso no hay problema, pero lo de ir a tocar a los sitios puede llegar a resultar muy extenuante.
© Sergio Zeni, 2009
TOMAJAZZ: ¿Sigue la actualidad de los baterías? ¿Cuáles le han impresionado más en los últimos tiempos?
JIMMY COBB: Últimamente, me han impresionado sobre todo las mujeres. Hay muy buenos baterías hombres también, pero las mujeres son sorprendentes. Cuando las ves tocar, piensas: ¿qué?, un momento, ¿qué estoy viendo?
Conozco a una desde que era muy pequeña. Su padre la llevaba con él porque ella estaba muy interesada en tocar la batería. La llevaba consigo siempre que podía para que aprendiera a tocar. Terri Lyne Carrington, se llama. ¿La conocen? Hay otra chica que fue novia de Wallace Roney, el trompetista que ha actuado esta noche con nosotros. Su estilo es parecido al de Tony Williams. Es también realmente buena. Hay también dos o tres más. Una dama portorriqueña cuyo nombre no recuerdo ahora pero que, si las escuchárais, sabríais de qué estoy hablando. También hay hombres, pero las chicas son realmente sorprendentes.
TOMAJAZZ: ¿Qué fue lo primero que pensó a la hora de elegir los músicos que formarían la Jimmy Cobb’s So What Band?
JIMMY COBB: Fue idea de mi mujer. Se cumplían los 50 años del disco Kind Of Blue y también estaba cerca mi 80 aniversario, así que ella pensó que se podrían celebrar ambas cosas juntas. Llamó a un par de tipos que están metidos en el negocio del jazz y las agencias de conciertos, les gustó la idea y decidieron emprender el proyecto.
TOMAJAZZ: ¿Qué es lo que le mueve a seguir en activo en el jazz? ¿Ha pensado en retirarse? ¿Por qué quiere seguir?
JIMMY COBB: ¿Retirarme de qué? ¿Retirarme para hacer qué? ¿Dónde? No, no he pensado en retirarme. No sé hacer otra cosa. No piensas en retirarte cuando no conoces otra cosa. Probablemente soy uno de esos tipos que morirán en el escenario. Espero que mis hijos se hagan ricos y me cuiden. Es todo lo que necesito porque yo no sé nada más.
TOMAJAZZ: Dentro de 50 años, probablemente tendrá otros asuntos que atender. ¿Qué les recomendaría a los músicos que vayan a celebrar el centenario de Kind Of Blue?
JIMMY COBB: Espero que todavía sea tan intenso. Esa música es ya como la música clásica. Es como Beethoven. La misma fuerza. Dentro de la categoría del jazz, debería ser considerado igual. Cuando he vuelto a tocar y a escuchar esa música, he tenido el mismo sentimiento que la primera vez. Especialmente porque estuve allí y conocí a todos los que tocaron. Y el mismo sentimiento que yo tengo, lo tiene otra gente. Muchas de las personas con las que hablo me dicen que empezaron a interesarse por esta música gracias a ese disco. Y es gente joven que está empezando… Así que espero que, dentro de 50 años, será lo mismo. Será una piedra angular de la música jazz que Miles Davis presentó al mundo. Será una obra clásica del jazz.
Texto: © 2009 Carlos Lara, Sergio Zeni y Armand Llacer
Fotos: © 2009 Sergio Zeni
Traducción y transcripción: © 2009 Armand Lyn
Agradecimientos a Castelló Cultural, Arturo Mora y Pachi Tapiz
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