- Fecha: Viernes, 18 de setiembre de 2015
- Carles Benavent Ensemble
- Lugar: Teatre L’Atlàntida
- Componentes:
Carles Benavent, bajo
Joan Sanmartí, guitarra y dirección
Roger Blavia, percusión
Elena Rey, violín
Biel Graells, violín
Úrsula Amargós, viola
Jordi Claret, violonchelo
- “Niño de Elche”
- Lugar: Carpa Negra
- Componentes:
Francisco Contreras “Niño de Elche”, voz y electrónica
Raúl Cantizano, guitarra eléctrica y acústica
Darío del Moral, bajo y teclados
- Fecha: Sábado, 19 de setiembre de 2015
- Lugar: Auditori L’Atlàntida
- SAI Trio
- Componentes:
Sònia Sánchez, baile
Agustí Fernández, piano
Ivo Sans, batería
- Componentes:
- Cadena Tròfica
- Componentes:
Joan Díaz, piano y melódica
David Mengual, contrabajo
Oriol Roca, batería
Carles Roche, audiovisuales
- Componentes:
- Sumrrá
- Componentes:
Manuel Gutiérrez, piano
Xacobe Martínez, contrabajo
L.A.R. Legido, batería y percusión
- Componentes:
Comentario:
Nos centraremos en las actuaciones, pocas, relacionadas con la cabecera de esta casa, más la pequeña excepción del final.
Carles Benavent, en el año 1995, publicó Agüita que corre (Nuevos Medios). En el Festival de Jazz Granollers del 2012, el guitarrista Joan Sanmartí, al frente del ensemble homónimo del festival, y con el propio Benavent al bajo, presentaba su particular versión para septeto – cuarteto de cuerda, guitarra, bajo y percusión-.
En la última edición, la 27ª, del Mercat de Música Viva de Vic, se presentó la propuesta disfrutada en Granollers, también en septeto, con algunos cambios en el cuarteto de cuerda, y en esta ocasión bajo el nombre de Carles Benavent Ensemble.
La actuación se inició con el dueto Benavent-Blavia y el tema “Bluestorius” (homenaje a Jaco Pastorius, incluido en el disco Aigua –2001). Después se incorporaría Sanmartí a la guitarra, en la composición “Mantequilla” (dedicada al saxofonista Salvador Font, padre del baterista con el mismo nombre).
Posteriormente y con el cuarteto de cuerda, interpretarían “De perdidos al río”, “Ushi” (tema de Joan Albert Amargós dedicado a su hija Úrsula, viola tanto en Granollers como en Vic), “¡Viva Cai!” y nuevamente en el bis “De perdidos al río”.
Un trabajo que dejó claro que veinte años después, Agüita que corre sigue fluyendo.
En la jornada siguiente y manteniéndonos por entramados confluyentes con el flamenco, pero en esta ocasión derivados hacia la improvisación más abierta, tanto con el cuerpo como con los instrumentos, actuó el trío SAI –acrónimo de los nombres de pila de sus componentes-.
SAI trio, en cada actuación se reinventa y sorprende. Tres habían sido las ocasiones precedentes en las que pudimos saborear la plasmación de su ideario conceptual: el estreno del proyecto, en el festival (in)fusión flamenca (nov-2014), en el Festival de Jazz de Vic (mayo-2014) y en el Jamboree (set-2014).
De nuevo en la capital de Osona, en esta ocasión en el Auditori de L’Atlàntida, ofrecieron, a impresión del que suscribe, la actuación menos flamenca en comparación con las tres anteriores y algo más orientalizada. Una combinación, en proporciones diferentes, de flamenco y danza butoh, pasadas por la licuadora personal, con altísimas dosis de improvisación, de Sònia Sánchez.
Sònia estuvo, como siempre, bien arropada por la pianística, extendida, de Agustí Fernández, con interesantes juegos minimalistas en el interior del piano, de cierto regusto oriental, así como los contrapuntos percusivos de Ivo Sans a la batería.
Sin olvidar el tramo final, con el tema, que están convirtiendo como estandarte final del grupo, “La niña de la calle Ibiza” (del disco Morning Glory -2010-, del trío de Fernández con Barry Guy y Ramón López, y a su vez la melodía de “Cançó del bes sense port”, cantada, en catalán, por Miguel Poveda en el disco Desglaç -2005- ). Un descanso melódico, de relajamiento y desaceleración a la intensidad y tensiones vividas, a modo de perfecto cojín de recogimiento armónico.
Cabe remarcar, totalmente ajeno al trío, que ni las luces, básico en un trabajo de danza, ni el cartel publicitario de MMVV, centrado en el fondo del escenario, ni el tiempo de cuarenta minutos, igual para todos los espectáculos, ayudó en nada al proyecto.
La siguiente actuación correspondió al cuarteto Cadena Tròfica, formación y proyecto que estrenaba en Vic. Un trabajo elaborado por tres músicos y un fotógrafo, coincidentes en muchas propuestas anteriores.
Cada uno de los integrantes participó en la gestación de la obra, totalmente original, con todo el repertorio compuestos para la ocasión.
Una propuesta pausada, que discurre por parámetros sumamente interesantes, frases elaboradas con sugerentes melodías. Un trabajo que fue de menos a más. Un proyecto coherente y sumamente compactado (más allá del tema de aire más funk, que rompía, en parte, la tónica general), que funciona como un todo orgánico.
La actuación estuvo acompañada con la proyección de imágenes creadas por el fotógrafo Carlos Roche, jugando especialmente con dos figuras geométricas, el círculo y el triángulo equilátero, como elementos básicos y aunadores.
Como cierre, personal, de la segunda jornada, tuvimos la actuación del trío gallego Sumrrá, con quince años de andadura, que presentaba su quinto y último disco, 5 Journeys, grabado en directo el pasado mes de enero, en el Teatro principal de Santiago de Compostela.
Un trabajo que consta de siete temas, cada uno dedicado a una ciudad diferente ubicadas en tres continentes.
El directo de Vic nos hizo encuadrar la propuesta con los trabajos más actuales y acústicos, provenientes del norte europeo, con algunos contrapuntos y pinceladas de clara tonalidad latina. Un proyecto bien armado y conjuntado, con un trío que funciona a la perfección, desde la introversión del pianista, de contención melódica y querencia repetitiva, hasta la extroversión libertaria del batería, pasando por la musculosa sonoridad del contrabajo.
Hacia el final de la actuación, Legido, desde su amplio y variado set percusivo, se desenfrenó a gusto, sin perder ni el pulso, ni la dinámica, empezando a generar figuras rítmicas con distintos objetos: con una cinta adhesiva, que iba estirando paulatinamente, pelotas de tenis de mesa, minúsculas piezas de plástico así como una buena variedad de muñecos de goma –cerditos, focas con cordel enrollable- algunos de ellos saliendo bien expedidos hacia las butacas de las primeras filas, todo con un frenesí bien próximo al free. Una interesante clase de percusión extendida y a su vez un notable cierre para la jornada del sábado, substancialmente variada.
He dejado para el final el proyecto Voces en el extremo del cantante Francisco Contreras “Niño de Elche”, presentado en la madrugada anterior en la carpa negra, al lado del Teatro Audiorio de L’Atlántida.
Cantante, “cantaor”, iconoclasta, irreverente y multifacético, que tanto puede firmar el trabajo, Sí, a Miguel Hernández (2013), un excelente disco/periódico, como colaborar en el “El niño” de la cantaora Rocío Márquez, así como en los proyectos de los bailaores/bailadores Israel Galván, Juan Carlos Lérida, Belén Maya o la Cía MalPelo, además de las improvisaciones con el dúo Seidagasa (José Mª Pastor y Eo Simon), entre otros trabajos.
“Niño de Elche” presentó uno de sus últimos trabajos, Voces en el extremo (2015), acompañado por las guitarras, eléctrica y acústica, de Raúl Cantizano y el bajo y teclados de Darío del Moral.
Un trabajo bien alejado de las coordenadas canónicas, y no tan canónicas, del flamenco, con un entramado sonoro de rock alemán de los setenta con sonoridades más actuales. Remarcar especialmente dos temas, que por sí solos justificarían la actuación, la sutil y sobrecogedora “Canción de corro de niño palestino” y “Que os follen”, tanto uno como el otro con un trabajo vocal remarcable y sorprendente.
También destacaría “Miénteme”, además del par, sin desperdicio alguno, que terminaron conformando el concierto de Vic, “Mercados” y “Estrategias de distracción”. Todos los temas con letras directas, críticas, sin tapujos y totalmente descreídas de lo políticamente correcto. Letras de Conrado Santamaría, José Luis Checa, Antonio Orihuela (nombre impreso en la camiseta que Contreras lució a lo largo de todo el concierto), Bernardo Santos y Begoña Abad.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2016
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