Buenas noticias para los amantes del producto jazzístico nacional. Malas noticias para los abanderados del tópico de la nula aptitud musical de España. El pianista natural de Éibar Mikel Gaztelurrutia presenta su reciente lanzamiento a caballo de este crudo invierno. Inspirado en el libro The Road Less Traveled, compone un loable fusión de clásica finura marca Blue Note y atractivos ritmos étnicos.
Walk se presenta como una obra predilecta, oriunda de la gran fuente del ritmo. Así lo expone la página del proyecto. El disco se erige “sobre tres pilares fundamentales: las composiciones originales, los ritmos de la música afrocubana, y un sólido trabajo de trío sobre los arreglos de los temas”. Dicho y hecho, el disco gira en torno a un ejercicio de cuarenta y cinco minutos sobre ritmos habidos y por haber. Nueve composiciones con sabor a Duke Pearson. Nueve composiciones con regusto a Daiquiri.
De forma evidente, cabe destacar el trabajo de Michael Olivera a la percusión. A lo largo de los nueve temas de Walk, la maestría del charles y la conga latinoamericana quedan más que patentes. Asimismo, Toño de Miguel realiza al contrabajo un estupendo refuerzo en esa engrasada y rítmica maquinaria. Por último, y no menos importante, la batuta protagonista de Gaztelurrutia al piano infiere una gran admiración por la tradición norteamericana y latina a partes iguales. Desde Chucho Valdés hasta Herbie Hancock.
Comienza este cortejo por parte de Gaztelurrutia y compañía con una correcta composición homónima. ‘Walk’ recuerda a ese primerizo Chick Corea. La ambición que emanan los dribles al piano (si se permite el símil latinoamericano) invitan a no apartar la atención. No queda ahí eso. Tras aceptar la proposición del trío, debe tomarse asiento en la barra junto a una buena copa. En ‘Infinity’, el protagonismo es de Olivera y su potente solo de batería. ‘The Grace’ es una de las piezas más norteamericanas del disco. Su calor post-bop, a caballo entre lo meloso de Bill Evans y lo abrupto de Paul Chambers, establece el ecuador de Walk.
Conecta así con ‘Woodstock’, séptima composición de Walk. Se echa en falta algún fraseo pentatónico a la guitarra, pues la ocasión lo merece. Un estupendo blues en si bemol, marca de Otis Spann. Mejor dicho, un Otis Spann ralentizado que degusta y se regocija en cada fraseo. Vuelve el disco por los derroteros del jazz con ‘Thamnn’. Otro estupendo tema hard bop subido de revoluciones, sin duda. Puro ritmo en las teclas de Gaztelurrutia.
Finaliza Walk con un sentido homenaje a Javier Gorosabel Urkia, astrónomo y paisano del pianista. ‘Alpha, Gamma & Omega’desprende melancolía en sus cuatro minutos de duración. Con Gaztelurrutia al piano sin acompañamiento, se aprecia entre la bruma de este océano que es el jazz el final del recital. Cierra el café por esta noche y los músicos abandonan el escenario. Empero, mañana no se repetirá lo vivido en estos cuarenta y cinco minutos de disco. Walk compone un cúmulo de sentimientos unidos por un mismo hilo conductor como es el ritmo. Por un lado el mambo más sugerente. Por otro, el blues más pendenciero. Mikel Gaztelurrutia ha dado a luz una notable obra de jazz patrio que espera ser degustada con buen paladar y mejor whisky de malta. Empieza bien 2017, sin duda alguna.
Tomajazz: © Cool Cat, 2017
Mikel Gaztelurrutia: Walk
Mikel Gaztelurrutia (piano, composición y arreglos), Toño de Miguel (contrabajo), Michael Olivera (batería y congas).
‘Walk’, ‘Let’s Scape Somewhere Far Away’, ‘Infinity’, ‘Sven’, ‘The Eye of the Beholder’, ‘The Grace’, ‘Woodstock’, ‘Thamnn’, ‘Alpha, Gamma & Omega’
Todos los temas compuestos por Mikel Gaztelurrutia.
Publicado en 2017 por RockCd Records.
2 comentarios