Por Coolcat y Roberto García.
JazzMadrid19 – Festival Internacional de Jazz de Madrid.
- Fecha: 12 de enero de 2020.
- Lugar: Teatro Circo Price (Madrid)
- Grupo:
Andrea Motis
Andrea Motis: trompeta y voz.
Joan Chamorro: contrabajo
Josep Traver, guitarra
Ignasi Terraza, piano
Esteve Pi, batería
Christoph Mallinger, violín
Gabriel Amargant, vientos
Mathieu Tétéu, guitarra clásica
Andrea Motis: diamante azul
La música brasileña goza de gran predilección para el jazz. No es de extrañar al ser dos mundos tan parecidos. Su fusión es uno de los principales hitos innovadores del género. Puede hablarse de artistas como Egberto Gismonti. Deben mencionarse los escarceos de Herbie Mann o Wayne Shorter. La vorágine latina del siglo pasado toma prestada elementos de samba, bossa nova o el baiano de Quarteto Nôvo. A la formación básica se le unen nuevos instrumentos y texturas. La guitarra clásica o percusiones de lo más singulares. Dos caminos confluyen en pasado y presente. Ambos bañados por el Atlántico.
Este multicultural legado está a salvo gracias a artistas como Andrea Motis. La joven intérprete presenta el disco Do Outro Lado Do Azul en el madrileño Inverfest. Se trata de su segundo trabajo como líder. Atrás queda su período de adiestramiento junto al contrabajista Joan Chamorro. Esta vez, la aprendiz supera al maestro. Acompañan Josep Traver a la guitarra, Ignasi Terraza al piano, Esteve Pi a la batería, Christoph Mallinger al violín, Gabriel Amargant en vientos y Mathieu Tétéu a la guitarra clásica. Comanda Andrea en trompeta y voces. Frente a ella, el negro auditorio.
La banda aparece puntual en el escenario. Comienza con “Sombra de Lá”, segundo corte del disco. Es de agradecer la alineación planetaria. Por un lado, la notable acústica del teatro. Por otro, la profesionalidad de los músicos congregados. La propuesta es fresca y desenfadada. Una suave estructura en sol mayor más cercana a la MPB que al jazz. El primer solo de Andrea expone todo su potencial. Consigue arrancar los primeros aplausos. El octeto muestra la complicidad de las grandes ocasiones. A destacar la labor de Pi a la percusión, un elemento capital de la noche.
Siguen dos clásicos del cancionero brasileño. “A Dança de Solidão”, de Paulinho da Viola, tiene un nombre propio: Mathieu Tétéu. Brasileño de París y francés de Río. Rinde un sentido homenaje a la guitarra de samba. Esa que tantos momentos brinda al recuerdo. “Pra Que Discutir com Madame”, de João Gilberto, trae aromas a Copacabana. Andrea canta una divertida letra de carnaval. Consigue que los pies no dejen de repicar bajo las butacas. Hay cabida para composiciones propias. “Choro de Baile”, inspirada en el autóctono género, recoge destellos de Amargant y Mallinger con un lacónico lamento de violín.
Prosigue el concierto entre idas y venidas a Brasil. Nunca sin salir del nuevo disco de la protagonista. El ambiente es festivo y no ha de parar. Así lo desea el público entre palmas. “Saudades de Guanabara”, de Moacyr Luz, sigue con un listón cada vez más ascendente. No obstante, la velada aguarda una grata sorpresa. Andrea recuerda a Joan Manuel Serrat con su “Mediterráneo”. Hace suyo el eterno canto a la libertad y al desafío del horizonte. Probablemente no haya mayor declaración de intenciones. Tras una gran ovación, reconoce los nervios que reportan la ejecución para la audiencia castellanoparlante.
Finaliza esta presentación de Do Outro Lado Do Azul con dos de las mejores muestras de los registros de Andrea. “Antonico”, samba compuesta por Ismael Silva, envuelve de nostalgia el teatro. Los acústicos acordes de Tétéu guían la versión a buen puerto. Cierra el bis con “É Preciso Muito Amor”, de Chico da Silva. Un broche final por todo lo alto. En un lado la quietud de la balada, asignatura obligatoria del jazz. En otro la algarabía latina. Aquella que enamoró a Gillespie, Mulligan y otros tantos. Defendida la tesis, se despide Andrea Motis, doctora en jazz.
Tomajazz.
Texto: © Coolcat, 2020
Fotografías © Roberto García, 2020