© Jesús Ugalde
Uno puede llegar a intuir que, si hay una característica que define la trayectoria musical de Martirio, esa es que no defrauda a nadie. Entre otras razones, porque va con la verdad siempre por delante, desnuda de alma entera. Como el instinto primigenio de los pintores, que no es otro que el de atrapar la luz, Martirio atrapa los sentimientos para proyectarlos después a través de sus canciones.
Comprometida desde hace mucho tiempo con la causa de la libertad y de la igualdad de la mujer –recordemos si no sus primeras canciones, que fueron revolucionarias en ese sentido–, Martirio dirige nuevamente la mirada a la mujer para adentrarse en un mundo que le compete, por como lo vive, casi principalmente a ella: el mundo del amor, del desamor y de las pasiones. Mediante un trabajo discográfico donde la mujer vuelve de nuevo a ser la protagonista a través de esos sentimientos, y mediante doce boleros de los llamados filin (de feeling, sentimiento), la cantante onubense realiza un boceto donde retrata a través de pinceladas certeras los distintos estados emocionales por el que transcurre la vida de una mujer enamorada. El resultado de tantas emociones lo ha enmarcado en un disco que se titula «Primavera en Nueva York».
En un terreno en el cual Martirio está conquistando cada día más su parcela de respeto, el jazz, y rodeada de músicos de renombre en la escena jazzística, la cantante grababa a mediados del pasado año el que es hasta ahora su último trabajo discográfico, un álbum en el que recoge un elenco de canciones compuestas por José Antonio Méndez, Mercedes Fernández, René Touzet, Mario Fernández Porta, Frank Domínguez, Félix Reina, Marta Valdés, Ela O’Farril, Ñico Rojas, Juan Bruno Tarraza y Silvia Rexach.
El disco, fusión de jazz y boleros, se grabó en Nueva York en la primavera del pasado año, contando con la producción de Nat Chediak y la producción ejecutiva del cineasta y melómano Fernando Trueba, quien, además, dirigió la grabación del vídeo promocional del sencillo del disco, «Si te contara», vídeo que se puede visionar en la página web de Martirio: http://www.martirioweb.com
El álbum se ha publicado a través de Calle 54 Records-Sony/BMG Music, y en él Martirio está arropada por el trío del pianista Kenny Drew Jr., con George Mraz al contrabajo y Dafnis Prieto a la batería. Junto a estos músicos también contó en algunos de los temas del disco con la colaboración de Paquito D’Rivera (clarinete), Claudio Roditi (trompeta), Houston Person (saxo) y Edgardo Miranda (guitarra).
Martirio Primavera en Nueva York (Calle 54 Records – Sony/Bmg, 2006)
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Primavera en Nueva York contiene doce boleros, de los llamados filin. ¿Qué es un bolero filin; en qué se diferencia del bolero al uso?
MARTIRIO: La característica principal de los boleros filin es que fueron compuestos en los años 40 y 50, cuando Cuba empezaba a impregnarse y a enloquecer con el jazz. Por tanto, se nota mucho que los compositores de ese estilo de boleros realizaron una gran síntesis poética, citándonos en muy pocos versos todo un mundo. Son unos boleros que a nivel musical están muy cercanos al jazz, por lo que los músicos de jazz los pueden desarrollar magníficamente. Esto lo constato con las bandas que me rodean , tanto en los que intervinieron en la grabación del disco como en los que me acompañan ahora en mis actuaciones, todos disfrutan muchísimo desarrollando estos boleros que son una especie de baladas o standards en castellano.
SEBASTIÁN ÍÑIGO:¿Fue ardua la tarea de seleccionar esos doce boleros? ¿Cómo fue el proceso de selección; quedaron muchos boleros fuera del disco que te hubiese gustado incluir?
MARTIRIO: Bueno, siempre se quedan canciones que te gustan fuera de un disco, eso es inevitable. En cuanto al proceso, tanto Nat Chediak, el productor del disco, como yo estuvimos más de cuatro meses intercambiándonos correos electrónicos y llamadas telefónicas para afinar en la selección de los temas del disco. Ten en cuenta que buscábamos boleros que no fuesen muy conocidos, sobre todo aquí en España, porque en Sudamérica sí se conocen más los boleros de autores como René Touzet, Marta Valdés o José Antonio Méndez, pero aquí menos. Es decir, buscábamos boleros que no fuesen muy conocidos, que no estuviesen muy versionados, y que formasen una unidad, como si fuese un guión, para poder contar así la historia de una mujer enamorada. En definitiva, lo que pretendimos fue que Primavera en Nueva York fuese como un diario en el que se van anotando los distintos momentos de un proceso amoroso.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: ¿Primavera en Nueva York ha sido quizás el disco tuyo donde más verdad de Martirio ha salido a la luz?
MARTIRIO:Bueno, yo siempre saco la verdad que tengo. Quizás es la última verdad, pero siempre enseño mi verdad. Si no fuese así, nunca habría podido cantar Estoy mala, por ejemplo, que está tan lejos en el tiempo (veinte años ya), y sin embargo contenía la misma dosis de verdad que ahora, en mi lenguaje de entonces. Lo que sí es cierto es que en Primavera en Nueva York hay mucha desnudez. Ten en cuenta que me fui a Nueva York a grabar el disco sin conocer la ciudad y sin prácticamente conocer a los músicos que me iban a acompañar en el disco. A excepción de Paquito D’Rivera y de George Mraz, a quienes sí conocía con anterioridad, a los demás solo los conocía de admiración. Ellos no sabían quién era Martirio ni cómo cantaba. Y, sin embargo, todos estuvimos pendientes de la música, con el ego guardado en el bolsillo y con muchísima emoción. Incluso el problema del idioma fue salvado con el lenguaje musical, ya que hubo mucha compenetración entre todos nosotros, lo que propició que el disco se grabase en tan sólo tres días.
© Jesús Ugalde
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Si hacemos un repaso a la historia del bolero, vemos que el primer bolero nació en Cuba de la mano del compositor José Sánchez, quien tituló a ese bolero como «Tristeza». Después fueron apareciendo otros, cuyos títulos fueron «Miénteme más», «Te odio y te quiero», «Amor se escribe con llanto», etcétera.Desde tu opinión, ¿el bolero qué condición humana simboliza?
MARTIRIO: Sobre todo al amor. El bolero, antes que al dolor o al desamor, canta al amor. Al amor y a todos sus componentes: desde la esperanza, pasando por el desarraigo y las penas, hasta el gusto por estar enamorado. Canta al momento en que dos almas se unen. ¿Cuanta gente se habrá enamorado con un bolero? Muchas, seguramente. Además, el bolero ayuda y acompaña desde un punto de vista terapéutico, como, por ejemplo, cuando te encuentras solo y fastidiado. También en ese estado emocional sabes que hay un bolero destinado a ti.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Se cuenta que Consuelo Velázquez, la compositora mexicana, escribió su célebre bolero «Bésame mucho» sin haber probado las mieles de los besos. Para cantar acerca del amor, ¿consideras que es condición sine qua non haber caído en estado de enamoramiento?
MARTIRIO:No. Lo que sí considero necesario es conocer el amor intrínsecamente, haber sido capaz de entregarse, de haberlo vivido hasta sus últimas consecuencias, pero no creo que sea necesario estar en el momento de cantarlo en ese estado que mencionas.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Hasta ahora habías trabajado con Chano Domínguez en varios álbumes, e incluso con tu hijo Raúl Rodríguez, quien te produjo y acompañó en los discos Flor de piel y Mucho corazón. En cambio, en Primavera en Nueva York has dado entrada a músicos con los cuales no habías trabajado hasta ahora. ¿Es sólo un paréntesis, o significa ello que vas a dejar de colaborar con Chano y con Raúl?
MARTIRIO: No, en absoluto. De hecho yo sigo trabajando en directo con Raúl Rodríguez en la formación Son de la Frontera y con el trío de Chano Domínguez. También estoy con Jesús Lavilla y con Raúl Rodríguez en Esencial, otra de las formaciones en las que estoy inmersa. Tengo tantos frentes abiertos que algunos amigos me llaman «María Repertorio». No, no, en serio, con los citados anteriormente sigo trabajando, seguimos queriéndonos y seguiremos colaborando si Dios quiere.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: El disco lo grabaste en Nueva York, y hace poco tiempo que estuviste presentándolo en esa ciudad y en Miami. Cuéntanos cómo fue la acogida que tuviste en ambas ciudades.
MARTIRIO: Magnífica. Tanto en Miami, donde estuve presentándolo en el Teatro Artime, como en Nueva York, donde lo presenté en el Joe’s Pub, un club emblemático por donde han pasado figuras de la talla de Ute Lemper, Elvis Costello o Laurie Anderson, la acogida fue magnífica.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Supongo que cantar en el Teatro Artime, que está ubicado en la Pequeña Habana de Miami, sería como cantar en casa, ¿no?
MARTIRIO:Sí,así fue. El público que acudió al Teatro Artime reconocía cada una de las canciones de Primavera en Nueva York nada más comenzar a sonar los primeros acordes. Y es que hay que tener en cuenta que la mayoría de las personas que asistieron a la presentación del disco eran cubanos que se han criado con esas canciones. La verdad es que fue muy gratificante; tanto por el hecho de comprobar como las conocían como por ver como aprobaban la vuelta que le hemos dado a esos boleros.
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SEBASTIÁN ÍÑIGO: Y el público del Joe’s Pub ¿te recibió de igual manera?
MARTIRIO: Sí, fantásticamente bien. Y muy lindo presentar allí el disco que hacía justo un año había grabado. Una cosa increíble; algo que no me hubiese podido imaginar. Incluso me sorprendió que había mucho público de origen latino, y me pidieron muchas canciones. Hubo un momento en que un espectador me pidió que cantase el «Huevo con papas» (una sevillana mía del año 94), yo miré a mi pianista, Kenny Drew, y le dije: chiquillo, ¿tú has visto a este hombre con pinta de palmero…? ¿Cómo me vas a pedir que cante «el huevo con papas»? La verdad es que me emocionó mucho. En el Joe’s Pub hicimos dos pases por día con un lleno absoluto.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Entre los boleros que incluyes en Primavera en Nueva York está «Tengo», de la compositora cubana Marta Valdés. Con Marta creo que tienes una buena relación de amistad. ¿Cuándo surgió esa amistad?
MARTIRIO: Marta Valdés vino a España en el año 1998 y tuve la oportunidad de conocerla, y a partir de ese momento comenzamos a querernos y a admirarnos mutuamente, y así hasta hoy. A mí me enseñó lo que era el bolero filin y a mi hijo Raúl le enseñó su música, que él transformó en falsetas flamencas. Ella nos abrió una puerta magnífica con esa poesía y esa melodía que es capaz de hacer y con su cariño. Y su gran capacidad para profundizar en el cancionero latino.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Antes hacías referencia a una de tus más célebres canciones, «Estoy mala», que cantaste por primera vez hace ya veinte años. Desde la perspectiva que ofrece el paso del tiempo, ¿cómo ve Maribel Quiñones a Martirio, y viceversa, después de esos veinte años?
MARTIRIO: Pues mira, yo creo que sigo teniendo las mismas ganas de entonces. Incluso en intensidad, en ilusión, en ganas de investigar, en ser arqueóloga de la música…, en ese sentido creo que sigo estando en el mismo punto que cuando empecé. Lo que ha cambiado es que el mensaje revolucionario que llevaba en aquél tiempo hoy se cambia por decir la verdad que me parece lo más revolucionario hoy e intentar cantar tan sinceramente que la gente conecte con sus propios sentimientos en vez de fijarse en cómo canto yo.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: En muchos de los poemas de Vinicius de Moraes, plasmados después en sus canciones, aparece el amor unido indisolublemente al dolor. Vinicius decía que para amar verdaderamente había que sufrir. ¿Coincides con esa apreciación?
MARTIRIO:Parece ser que es inherente. Da mucha pena reconocerlo, pero parece ser que es así, qué le vamos a hacer. No obstante, hay que procurar sufrir lo menos posible. Hay que intentar quitarse la idea de que hay que amar aquello que no se puede poseer, o fijarse en quien no nos echa cuenta, o amar a quien nos hace daño. Eso no, desde luego. Aunque hay que reconocer que realmente el amor y el dolor están bastante unidos.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: En cuestiones de amor, ¿crees que la mujer arriesga más que el hombre?
MARTIRIO: Yo creo que sí. La mujer es más sentimental, se implica más, le da al amor más sitio en su vida.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Y lo vive más intensamente, ¿no?
MARTIRIO: Sí, sin duda. Y lo sufre mucho más. Pero también es cierto que cuando una mujer termina una historia amorosa, en el desamor aprende muchísimo. En cambio, el hombre parece que menos, siendo más proclive a buscarse en seguida otra pareja.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: ¿Saber perdonar facilita la tarea de rehacer la vida?
MARTIRIO: Creo es la única manera. Hay que quitarse de encima cuanto antes los sentimientos de rencor y de venganza. Porque eso te engancha tanto que te ocupa el corazón y no te deja que brote de nuevo la flor del amor.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Si miramos la lista de los títulos de los boleros podemos comprobar como la gran mayoría ha sido firmada por hombres. Con ese dato no ocurrirá –y permíteme el símil– lo mismo que ha ocurrido hasta ahora con la cocina, que han sido las mujeres las que siempre han estado entre fogones y, sin embargo, son los cocineros los que sobresalen. ¿No te parece que puede parecer una paradoja?, sobre todo teniendo en cuenta lo que tú manifestabas antes, que la mujer es mucho más sentimental que el hombre.
MARTIRIO: [Risas] Para que tú veas. Pero, bueno, también hay compositoras que han destacado y que destacan muchísimo, como, por ejemplo, Consuelo Velázquez, María Grever, Marta Valdés o Silvia Rexach, de quien enPrimavera en Nueva York hay un bolero de ella que se llama «Y entonces». Yo siempre he dicho que éste es el primer bolero feminista, porque dice unas frases contundentes que en los años cuarenta no se permitía decir a las mujeres.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Por último, ¿cómo queda tu agenda para los próximos meses en lo relativo a tus conciertos?
MARTIRIO: A principios de junio [*] me marcho a Latinoamérica, concretamente a Bogotá, Medellín, Caracas y Maracay. Después, a la vuelta de esa gira, seguiré presentando Primavera en Nueva York en diversas galas por España, y en septiembre me voy con el grupo Son de la Frontera a México, donde vamos a ofrecer ocho conciertos. Ya en octubre me iré a Noruega, también con Son de la Frontera, donde tenemos concertadas diez actuaciones y en donde también incluiremos canciones de Primavera en Nueva York.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Bueno, en Noruega no vas a pasar calor, abrígate.
MARTIRIO: Nooo…. [risas]. Si supieras que la primera vez que fui a Noruega me había aprendido un montón de cosas en inglés, y cuando en la primera de mis actuaciones comencé a hablar en ese idioma todo el mundo empezó a decirme que hablara en castellano. Había mucho argentino y mucha gente que viene aquí de vacaciones y conoce el idioma. Fue lo que menos me podía esperar.
SEBASTIÁN ÍÑIGO: Martirio, muchísimas gracias.
MARTIRIO: Gracias a vosotros.
(*) La entrevista se realizó el pasado 27 de mayo de 2007.
Texto: © Sebastián Íñigo, Tomajazz, 2007
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