- Fecha: Sábado, 31 de agosto de 2013
- Lugar: Maison du temps libre, Eus (Conflent/Francia)
- Componentes:
Romances Sans Paroles
Anja Linder: arpa
Jean-Marc Foltz: clarinetesJean-Marc Foltz Trio + One
Jean-Marc Foltz: composiciones y clarinete bajo
Sébastien Boisseau: contrabajo
Christophe Marguet: batería
Philippe Mouratoglou: guitarra acústica
Comentario :
En la ciudad francesa de Perpignan, el sábado 29 de agosto, se inauguró el 25º Festival Internacional de Fotoperiodismo, “Visa pour l’image”, uno de los más importantes a nivel mundial. El festival tiene el buen criterio de editar su programa de mano en cuatro lenguas, francés, catalán, inglés y castellano. Desde la edición del 2008, la vigésima, publican un interesante catálogo, sumamente recomendable, con una pequeña introducción acompañada de unas cinco imágenes de cada una de las exposiciones. Dicho certamen también expone, anualmente, los trabajos galardonados del World Press Photo.
Evidentemente cada visitante escogerá sus preferencias de entre las 23 exposiciones de esta edición. Quisiera destacar la retrospectiva, en exquisito blanco y negro, formada por unas ciento cuarenta y cinco imágenes, de diferentes etapas, de Don McCullin. Las imágenes directas y a veces francamente duras (es la primera vez, que recuerde, que había un cartel previniendo al espectador, que podía herir a su sensibilidad) de Joao Silva. Las impactantes imágenes de de la ciudad siria de Alep, realizadas por Sebastiano Tomada (ganador del Visa de oro humanitario del CICR 2013). Las fantasmales fotografías urbanas de los edificios semiderruidos de las calles vacías, también, de Alep, de Jérôme Sessini. En el campo más lúdico, festivo y estético, el reportaje de Éric Bouvet del festival Burning Man que se realiza en el desierto Black Rock de Nevada.
A unos escasos cuarenta kilómetros de Perpignan, en dirección a Catalunya vía Pirineos, se encuentra la pequeña y bella población de Eus, con mil habitantes, donde residió hasta su fallecimiento la segunda esposa y viuda de Boris Vian, que le imprimió un peculiar aire cultural. Dicha localidad viene celebrando desde hace años su festival de verano, “Les nits d’Eus”, que abarca la danza, el teatro y la música. El contrabajista de música clásica, Michel Maldonado, de carácter afable, es su director y presentador. La mayor parte de los actos se realizan en la “Maison du temps libre”, desde donde se puede disfrutar de una amplia y interesante vista del macizo del Canigó.
El mismo sábado en que se inauguró el festival de fotoperiodismo, ya por la noche y en la pequeña localidad de la comarca de Conflent, se celebró una doble propuesta musical, con el excepcional músico, Jean-Marc Foltz, como denominador común. La primera parte correspondió a un dueto de música clásica, de arpa y clarinete, con el título “Romances sans paroles”, y la segunda la materializó un cuarteto, de batería, contrabajo, guitarra y clarinete bajo, que podríamos denominar, de forma simplificada, de jazz con tintes contemporáneos.
La joven arpista Anja Linder, en el año 2001, sufrió un accidente que afectó muy gravemente a sus extremidades inferiores, imposibilitándola para seguir tocando el instrumento, al no poder articular los siete pedales correspondientes al arpa de concierto. Gracias al trabajo del equipo dirigido por Jean-Marie Panterne, en el 2006 aparece “l’Anjamatique”, la primera arpa con un sistema electro-neumático. Un arpa con un pequeño comando informático y un solo pedal, que la arpista acciona con la parte posterior del pie derecho. Perfecto substituto de los pedales clásicos.
Algunas de las piezas que interpretaron eran adaptaciones de temas compuestos para guitarra o piano, entre ellas, “Tres romanzas opus 98” de Robert Schumann, “Danzas populares rumanas” de Bela Bartok, “Extractos de la historia del tango” de Astor Piazzola. Un trabajo de dúo de gran calidad y nitidez interpretativa, con un repertorio bien escogido y pautado, durante el cual, Jean-Marc Foltz fue alternando dos clarinetes pero manteniendo la misma embocadura.
La segunda parte fue realmente mucho más compleja, pero con el público igual de atento. Una propuesta de cuarteto, juego de escritura e improvisación, conjugando diferentes estilos perfectamente aunados en la singular paleta compositiva de Foltz, en esta ocasión utilizando únicamente el clarinete bajo. Jazz, música de cámara, elementos minimalistas, con incrustaciones próximas al rock de pulsación bien musculada, así como algunas trazas de sonoridad del terreno del folk, de procedencia no tan evidente como alguno de los título de los temas, “Quechuas (des chemins)”, “Machu Picchu”, “El chura (des chamans)”, “Águilas” o “Chola”. Música laberíntica aunque no hermética, contemporánea sin caer en el caos, aunque en algunos momentos manteniéndose en sus cercanías. Moviéndose más en las líneas de las sugerencias que de lo evidente, juego de timbres y tonalidades cromáticas, todo ello dando un resultado muy interesante de fuerte componente abstracta. Una propuesta que necesita más de una audición para poder ir apreciando todo el entramado y la riqueza global de la misma.
Jean-Marc Foltz, es un clarinetista singular y abierto a distintos campos, de la clásica hasta el contemporáneo, de la escritura más férrea a la improvisación más libre. Siempre ha sabido rodearse de músicos notables, prueba de ello la tenemos en los trabajos con el pianista Stephan Oliva, el contrabajista Bruno Chevillon o con el también pianista Bill Carrothers, por citar sólo tres músicos, en este caso del campo jazzístico.
Foltz se presentó en Eus con su nuevo trío, con el cual todavía no tiene ningún trabajo grabado hasta la fecha, formado por Christophe Marguet a la batería (miembro de varias de las últimas formaciones del contrabajista Henri Texier, del quinteto “L’œil de l’éléphant”, del sexteto del contrabajista Yves Rosseau “Poète… vos papiers!” o de su proprio cuarteto/quinteto denominado “Résistance poétique”) y Sébastien Boisseau al contrabajo ( tiene varios grabaciones con Daniel Humair –gran captador de contrabajistas-, Le Cube, Le Gros Cube, el quinteto del trombonista Gueorgui Kornazov o con el guitarrista Gàbor Gadó). Además, en esta ocasión, contaron con la colaboración del guitarrista Philippe Mouratoglou, cómplice del clarinetista en varios proyectos (la reciente creación del sello discográfico “Vision Fugitive” o el homenaje al bluesman Robert Johnson, “Steady rollin’ man”).
Un sábado de agosto, el último, sumamente variado y completo, “Visa pour l’image” y “Les nits d’Eus”.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2013
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