Este libro se sitúa en la ya larga estela de reacciones provocadas en el mundo del jazz por la serie documental de Ken Burn, Jazz, (2001). El autor, el periodista Alyn Shipton, intenta a través de las 800 páginas del libro cuestionar diferentes tópicos establecidos en la crítica e historiografía del jazz. Partiendo de los orígenes del jazz en el seno de la cultura afro-norteamericana lo presenta como un genero musical internacional, revisando los momentos que considera más significativos, dentro y fuera de los EE.UU., desde los años 20 hasta la actualidad. En la introducción, Shipton, plantea que la mayor parte de lo que sabemos, pensamos y valoramos acerca del jazz viene de un pequeño cuerpo de información, que ha pasado de una generación a otra de historiadores y ha sido aceptado sin que sus planteamientos sean cuestionados. Con el libro, el autor, se propone alumbrar y corregir este desfase. Alyn Shipton trabaja para la B.B.C. radio, es crítico de jazz en el Times de Londres y autor de varios libros sobre música. Su libro Groovin’ High: The Life of Dizzy Gillespie, publicado por Oxford University Press en 1999, fue votado como “Libro del Año” por Jazz Times. En esta “nueva historia del jazz”, Shipton, construye un recorrido desde la música en las plantaciones del sur de EE.UU., en el siglo XIX, hasta lo que designa como jazz postmoderno. Revisa los espacios históricos ya conocidos y canonizados por la historiografía del jazz –aportando en muchos casos nueva información y reflexiones– y propone algunos momentos y espacios de la cultura del jazz excluidos por las historias del jazz precedentes a las que el autor critica por estas omisiones. Así, dedica capítulos al jazz en la Europa de entreguerras, al piano en el jazz (dos capítulos), al jazz vocal (otros dos capítulos), al jazz internacional posterior a la segunda Guerra Mundial (fundamentalmente el jazz en Europa), a la politización del jazz en las décadas de los años 60 y 70 (AACM, Black Artists’ Group, Underground Musicians’ Association), o al jazz como música internacional (de gran valor por la información que aporta del jazz en África, India y Rusia; lo escrito sobre el Jazz Latino es de interés, pero para el aficionado castellanoparlante se queda corto y escueto ante los trabajos ya editados por investigadores hispanos). También repasa la difusión del jazz a través de los medias: grabaciones, cine y radio, y la importancia que tuvieron en ello los pianistas de jazz y la llamada música Tin Pan Alley a través de la distribución y venta de partituras impresas para músicos aficionados y profesionales de EE.UU. y otros muchos países del mundo. Destacar la extensión que dedica al bop (algo más de 300 páginas) y el interés de sus propuestas: plantea el nacimiento del bop como resultado del trabajo diario de muchas pequeñas bandas de jazz y no sólo producto de las jams sessions nocturnas de las grandes estrellas que hoy todos conocemos. A New History Of Jazz, es una contribución significativa a la historiografía y la cultura del jazz y –junto a otro libro publicado recientemente, Jazz (Norton & Company, USA, 2009) de Gary Giddins y Scott DeVeaux– aporta una mirada novedosa y más abierta sobre el jazz, su historia y sus protagonistas, que permite verlos y entenderlos con mayor amplitud, al situarlos en una amplia red de relaciones que traspasa las fronteras exclusivas de lo estadounidense. Parece que este libro provocó que Brian Morton escribiera, en la última edición de su famosa The Penguin Jazz Guide (Penguin Books, 2010), la polémica afirmación: “Probablemente hay jazz más creativo en la ciudad de Nueva York una noche cualquiera que en la mayoría de los países europeos en muchas, muchas semanas y meses, …”. Vale la pena su lectura y es un magnífico libro de consulta. Un detallado índice de títulos de temas y otro general muy bien organizado facilita las consultas y la movilidad por el libro. © 2010 Julián Ruesga Bono
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