Por Carlos Lara y Francisco Pizzorno.
- Fecha: 18 de enero de 2019
- Lugar: La Pecera del Círculo de Bellas Artes de Madrid
- Grupo:
Abe Rábade Trío
Abe Rábade: piano
Pablo Martín Caminero: contrabajo
Bruno Pedroso: batería
El pianista gallego Abe Rábade ha editado recientemente su duodécimo trabajo con el trío con el que, desde hace 10 años, está labrándose una trayectoria profesional impresionante. La mente inquieta de Abe Rábabe le lleva a abordar siempre nuevos proyectos. Así, se puede embarcar en una actuación a dúo junto al guitarrista Rale Micic y triunfar en el escenario del Carnegie Hall de Nueva York, pero el trío es para Abe como volver a sentir el calor del hogar.
Ya se ha convertido en habitual que el trío presente sus nuevos discos en el Círculo de Bellas Artes, y en el caso de Doravante, el último, no podía ser menos. Lo ha hecho en la sala de columnas, en la azotea y ahora tocaba en la Pecera.
Si Zigurat, álbum del 2010, puede considerarse como el comienzo del éxito del trío, Doravante (expresión portuguesa que quiere decir `de ahora en adelante´) sigue recogiendo las señas de identidad del grupo. No abandona la ortodoxia ni el eclecticismo abierto que le caracteriza, pero, según dice Abe, asume mayor riesgo y experimentación. Como le gusta señalar a Abe Rábade, en todas las entrevistas, siguiendo a Duke Ellington solo existe la buena o la mala música. Partiendo de ahí, Abe compone y elige los temas que serán readaptados a la filosofía del trío. En este nuevo trabajo que ha presentado en el Círculo de Bellas Artes se recogían cinco composiciones originales, dos versiones de canciones populares gallegas, dos standards y un clásico de la música cubana.
Con los primeros acordes del tema que da título al álbum, “Doravante”, se pusieron en acción el piano y el contrabajo. Se suceden los fraseos cortos que dan paso a una mayor intensidad. El dúo piano y contrabajo funciona, con la batería acompañando a la perfección. La pieza muestra un equilibrio entre momentos lentos y otros más desatados. Se mantiene en un continuo avance intenso con mucha energía hasta el final. Este tema supuso un contraste en relación con “O Paxaro cando Chove”, la primera pieza popular gallega donde el contrabajista Pablo Martín Caminero se convierte en protagonista lanzando notas poéticas. El trío se pone en marcha con improvisaciones. Hay un break del contrabajo y el piano se lanza a campo abierto con claridad y luminosidad.
Siguiendo la serie de anteriores trabajos, llegó el turno para “Tránsito Nº 6: Wheele of Hope” en el que Bruno Pedroso empieza a cocinar a fuego lento, el piano remarca las notas lentamente y dibuja un paisaje muy sugerente lírico. Una bella melodía sirve para que el tema se incursione en una mayor intensidad, el contrabajo y la batería acentúan y matizan al pianista en todo momento como si lo arroparan. El piano de Abe Rábade nos mece como si nos protegiera y nos da seguridad.
En un plano más experimental “10 contra 9”, comienza con un piano muy suave y lírico con el contrabajo y la batería apoyando en esa tarea. Sinuosamente. Abe Rábade nos va introduciendo en un terreno más complejo, con cambios de registro y manteniendo la tensión en todo momento. De nuevo un largo solo de Pablo Martín Caminero muy acertado da paso al piano. Unas notas muy lentas con ligeros toques de batería marcan el inicio de “Estación do Silencio”. El piano de Abe Rábade escribe música como un poeta toca poesía. Eso es lo que hace Abe Rábade, tocar música como se escribe poesía. Pinta un cuadro con aroma melancólico, mientras Pablo Martín al contrabajo remata los versos incrementando la belleza.
Se acaba la primera parte del concierto. Caras de satisfacción entre el público, que se vuelven cómplices cuando reconocen las notas de “Hasta siempre comandante”, de Carlos Puebla. Los acordes de la melodía sirven de muy buena excusa para acometer buenas improvisaciones a lo largo del tema. Un gran solo de contrabajo a mitad de la pieza sirve de nexo de unión con el pianista, que interpreta de nuevo la melodía como si fuera cabalgando con el piano.
Cambio de rumbo y con “Alalá das Mariñas”, canción tradicional gallega, la lírica se apropia de todo el tema. Las improvisaciones se van imponiendo de una manera prodigiosa, con una nueva interpretación del solo del contrabajo otra vez muy oportuna. Los tiempos de intervención de los músicos están perfectamente equilibrados, algo que se puede hacer extensivo a todo el concierto.
Sin dar tregua llega “Wide One”, donde Pablo Martín Caminero con el arco y Abe Rábade al piano dan vida a esta pieza extensa, en la que se impone la melodía que crece a medida que el tema coge cuerpo y va evolucionando de una manera casi sin control, hasta que se retoma de nuevo la senda de la improvisación.
Para finalizar dos versiones se sendos standards, faceta esta tan querida por Abe Rábade como ya demostrara en el disco “Versons” (2013). El primero, “In Love in Vain” de Jerome Kern interpretado a medio tempo, con fraseos emotivos y de suave balanceo. Una pieza casi para bailar en pareja. Un nuevo solo de Pablo Martín Caminero suena a gloria pura. El piano se apropia otra vez del tema central complementado por el contrabajo y la batería. El segundo standard, compuesto por Cole Porter, “Just One of those things”, con un piano alegre y de carácter festivo es interpretado con una celeridad contenida que da paso a una improvisación medida con fraseos cortos de manera enérgica. El contrabajo y la batería se aceleran con el pianista creando así una atmósfera intensa hasta el final.
A lo largo de la última década Abe Rábade, junto a Pablo Martín Caminero y Bruno Pedroso han creado su propio ente musical, en el que la expresividad jazzística va más allá de una reunión de tres músicos con química personal. Se une también la interpretativa tanto en disco como en directo. Llegados a este punto la madurez del trío ha alcanzado un nivel como pocos grupos pueden demostrar. Sencillamente, ya no tiene nada que demostrar, porque es tal su nivel de complicidad y entendimiento que es difícil superar los resultados que año a año consigue este gran trío.
Texto: Carlos Lara, 2019
Fotos: Francisco Pizzorno, 2019