Grec 2013 – Festival de Barcelona
- Fecha: 14 de julio de 2013.
- Lugar: Teatre Lliure – Espai Lliure (Barcelona).
- Componentes:
Agustí Fernández: piano.
Albert Cirera: saxos.
Ramon Prats: batería.
Joe Morris: guitarra
Comentario:
Echarse a andar por la cuerda floja sin red —y a determinada altura— es por lo general un ejercicio a manos de funámbulos temerarios, experimentados o ambas cosas. Como bien saben, existe el riesgo de caer al vacío, pero también la posibilidad de coronar una gesta memorable. Por lo general, el respetable que asiste a tan heroica hazaña se divide entre los que reclaman la presencia inmediata de la fuerza pública y los que consideran al funámbulo poco menos que un icono del arte contemporáneo, cuando no un héroe de nuestro tiempo.
Puede ocurrir que un teatro esté casi lleno hasta la bandera y al final del espectáculo apenas quede poco más de media entrada. Ocurrió el pasado 14 juillet en la sala pequeña del Lliure de Montjuïc con la actuación de Agustí Fernández Liquid Trío y Joe Morris. El plumilla que firma esta cuartilla supone que una parte importante de los que abandonaron la sala pertenecía al sector de la melomanía estilo 091, que quizás esperaban oír la versión más melódica del fernandismo o váyase usted a saber, pues no olvidemos que lo que queda del CoNCA —el Consell Nacional de la Cultura i les Arts— otorgó a primeros de julio el Premio Nacional catalán a Agustí Fernández, una noticia que des de aquí celebramos con gran alegría y que muy probablemente ayudó a la promoción del concierto.
¿Y por qué unos se fueron y otros aplaudieron a rabiar? Pues porque Agustí Fernández y su cuadrilla —Albert Cirera, al saxo, Ramon Prats, a la batería, y el guitarrista Joe Morris como presencia estelar— no cedieron un ápice en su particular ceremonia de desguace, en la creación por capítulos, sin progresividad, de una argamasa sonora tan magnética, tan bella como en ocasiones lacerante. Sin tregua, como corresponde a las sesiones más salvajes de la llamada improvisación libre. Sin subterfugios melódicos de ningún tipo. Sin placideces. Sin apenas puntos de referencia. Sin nada previsto de antemano, como mandan los cánones —si es que existen como tal— de la improvisación sin red. Todos a una, a la carga y p’adelante. En este sentido, la suma de intensidades sonoras y la espontaneidad de los instrumentistas en ocasiones transmitían, desde un punto de vista estético, una bella sensación de algarabía. No obstante, hubiera sido deseable algún pasaje sin tanta adrenalina sonora, con toda la carga especulativa del free, por supuesto, pero con una clara intención de contrapunto. En contraposición a la nula presencia de momentos, digamos, calmosos, cabe destacar la creación espontánea de sublimes dúos cruzados, como el que protagonizaron Agustí Fernández y Ramon Prats.
Fiel a su concepción casi orgánica del instrumento, el guitarrista Joe Morris prescindió de cualquier tipo de efecto sonoro. Se limitó a alterar de forma manual el registro de las cuerdas. Su artefacto encajaba con la música espontánea como si se tratara de una exquisita enredadera. Cirera, uno de los músicos más brillantes de la noche, combinaba de forma magistral el toque depurado con los alaridos más crujientes. No muy lejos de la fórmula cireriana, Ramon Prats repiqueteaba con energía y, lo más importante, imaginación, tanta como para acabar prácticamente desmontando la batería en una deliciosa recreación del estilo deconstructivista del dúo Daniel Humair – Ramón López. Como no podía ser de otro modo, el maestro Fernández contribuía de forma decisiva a proporcionar tintes de majestuosidad a la obra. Hasta cierto punto también era el que llevaba la voz cantante, es decir, el que instigaba a sus compinches a subirse a la cuerda floja, aunque, como bien saben, una de las claves del jazz más libertario es la ausencia de líderes que lleven la batuta.
Meritorio fue el encuentro de dos exponentes de la cada vez más dinámica escena nacional del free —Ramon Prats y Albert Cirera— con una de las figuras más emblemáticas del género —Joe Morris—. Además de por la innegable calidad de su trabajo, Fernández se merece el Premio Nacional —y muchos más— por el encomiable gesto de facilitar un diálogo entre músicos de todo el mundo, de distintas generaciones, dedicados al universo de las músicas improvisadas. En todo caso, y para acabar de ser del todo generosos, no estaría mal que alguno de los egregios programadores de la ciudad condal compensara a los que huyeron de la sala con una próxima sesión del trio Aurora o de Tri-Ez. Les aseguro que ganas no faltan.
*La sesión sirvió también para presentar el primer trabajo del Agustí Fernández Liquid Trio, Primer dia i última nit (Sausolito Records, 2013), con diseño y fotografías del autor de las imágenes que ilustran esta cuartilla: el gran Joan Cortès.
Texto: Martí Farré.
Fotos: Joan Cortès.
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