Agustí Fernández © Sergio Cabanillas, 2007

Agustí Fernández: Sobre Aurora (II), por Pachi Tapiz

 

Agustí Fernández / Barry Guy / Ramón López Aurora Maya Recordings. MCD0601
Agustí Fernández / Barry Guy / Ramón López
Aurora
Maya Recordings. MCD0601

 

En 2006 el pianista Agustí Fernández publicaba Aurora, su obra más personal hasta la fecha. Un disco en trío en el que predominaban la melodía, el silencio y los espacios, frente a la intensidad de sus grabaciones anteriores. Retomamos sus reflexiones. Por José Francisco «Pachi» Tapiz

Ir a la primera parte de la entrevista

 

De izda. a dcha.: Barry Guy, Agustí Fernández y Ramón López © Carmen Llussà
De izda. a dcha.: Barry Guy, Agustí Fernández y Ramón López
© Carmen Llussà

 

El nuevo folclore español

Desde un punto de vista más técnico, Aurora sería un simple disco de melodías. Melodías muy sencillas, muy básicas, que podrían cantar los niños, que podrían haber salido de melodías infantiles. Muchas de ellas están teñidas por lo que yo llamo el lamento español, un deje español. No sé por qué cuando hago este tipo de melodías me recuerdan el lamento español, que es diferente del inglés o del portugués. Es un tipo de lamento o de canto que tiene un tinte español. Esto también lo decía Barry. Decía que tenía unos colores que él nunca habría puesto. ¿Qué quiero decir con esto de lo español? Que es música española y que no podría ser francesa o alemana. Español de hoy en día, con sonidos clásicos.

Dentro de cada tema hay sonido clásico, jazz, improvisación… todo dentro de cada tema, todo unido y casi sin querer. Otra cosa que quería decir es que Aurora no es un disco de jazz. Esto lo dije desde el principio. Si no, habría hecho otro casting y escrito otra música. Tampoco es un disco de improvisación. Tampoco es un disco de composición. No es ni jazz ni composición ni improvisación. Es Aurora, un punto en el que hay un poco de todo. Toda la música tiene un punto folkie y voluntario. No folkie de un folclore concreto sino de un folclore soñado. Son sueños traducidos en notas o, quizás, más que soñados son recordados de algo que nunca has vivido sino imaginado. Estoy de algún modo inventándome este nuevo folclore español. Esto es sobre lo que habían trabajado los músicos de ARFI desde hace 30 años.

Aurora está en esa tesitura de folclore imaginario español, si es que alguna vez pudiera existir algo así. Luego los temas tienen una forma y una lógica interna. Esta lógica se basa en la improvisación y la composición colectiva instantánea. A la vez estamos tocando, interpretando y componiendo. Esta lógica no es abstracta a priori ni caprichosa. Es una lógica en la que les pedía que en cada tema fuera muy fluida, muy natural, muy cantable de alguna manera. Que tuviera mucho sentido del espacio y de la respiración y de las frases y de la música. Que la música respirase.

Como ves, estos conceptos que te estoy contando no tienen nada de composición clásica o de jazz. Estoy hablando de algo fluido, natural, del espacio. Cuando grabas con gente que no conoces es difícil que tengan un sentido del espacio y que coincida con el tuyo o que entiendan el tuyo y puedan compartirlo. Esta era la manera en que quería que la lógica de los temas siempre fuese la suya propia y que la descubriesen en las cuatro notitas que yo les daba.

Personalmente buscaba en el piano un ritmo interior. El sonido del piano, el toque, los colores que encontraba, era lo que buscaba. Lo que quería es que no hubiese mucha diferencia entre composición e improvisación. Quería que no quedase claro. A veces no queda claro qué partes son improvisadas y cuáles compuestas. Así que con eso estoy contento. Básicamente quería dar unos marcos de trabajo, pero que fuesen unos marcos de libertad: «vamos a trabajar aquí dentro». Aquí hay unas notas que pueden ser un tema, pero más que un tema pueden sugerir un espacio, un clima, un sentimiento: «vamos a trabajar a partir de aquí», a dejar que la música fluya, que se explique a sí misma.

 

Agustí Fernández © Sergio Cabanillas, 2007
Agustí Fernández
© Sergio Cabanillas, 2007

 

Música flotante

En cuanto a lo técnico, voluntariamente casi no hay ritmos, sobre todo ritmos reconocibles. Esta ausencia es deliberada. No quería marcar ritmos. Quería que la música flotara y que lo hiciera más allá del tema, más allá del ritmo. Precisamente porque el ritmo afinca y porque remite a una cultura, quería que Aurora fuera universal, que no se pudiera identificar como música ni europea, ni africana, ni americana. Una música que está ahí y sale por sí misma. Al quitarle esa base rítmica –que es la base étnica, ya que cada país o continente tiene sus ritmos–, accedíamos a esa otra dimensión de la música, casi sin procedencia, que no se puede decir muy bien de dónde sale. En cuanto a la armonía, podría decir que el color armónico de algunos de los temas es también voluntariamente ambiguo. También lo he querido así. No quería definir muy bien el color armónico. Qué armonía, qué acordes o qué escala tenía que ir allí. Quería que el color pudiera definirse en la grabación en el momento de tocar. Tal y como digo que cuando escribía ponía las cuatro notas, que sirven como base para la improvisación, con la armonía era lo mismo. A veces cuatro notas, a veces tres, a veces dos, a veces ninguna. Barry a veces me preguntaba: «¿aquí qué acorde pongo?»… «Pues no sé, ya veremos. El que salga en el momento». Esta ambigüedad es querida. Cuando buscaba este espacio, el espacio Aurora, éste apuntaba hacia aquí. Esto que te estoy diciendo del ritmo, la armonía, las melodías es lo que yo trabajé en mi cabeza, mentalmente, ya que era lo que quería que fuera Aurora. Una música sin ritmos reconocibles, una armonía ambigua, unas melodías que apuntan a veces hacia un imaginario español que no existe porque te lo acabas de inventar. Esto era Aurora cuando estaba en mi cabeza. Todo lo demás, la interacción, la improvisación, la fluidez de los tempos, el tempo lento…, todo esto era el sentimiento o las ideas que tenía en la cabeza cuando quería hacer Aurora o cuando se me estaba dibujando en la cabeza y no sabía hacia dónde saldría. Básicamente quería hacer una música muy sencilla, sin ninguna complicación y sin ningún abarrocamiento excesivo ni innecesario. Una cosa muy sencilla y que fluyese por sí misma. Y todo está basado en intuiciones. Básicamente el proyecto –cuando lo tenía en mi cabeza y antes de trabajar con Barry y Ramón– era esencialmente ir descartando: «esto no lo quiero, esto no me gusta». Al final me quedaban muy pocas cosas en las manos. Es como si tienes un ramo de flores enorme y dices «éstas no, éstas tampoco…» al final te quedan tres flores y hay que trabajar con esas tres porque las otras 80, 90 o 1000 las has tirado, porque has dicho que no en algún momento del proceso. Porque has dicho así no lo quiero, así tampoco, esto no me queda bien, este color no me gusta. Y vas un día, y otro día, y otro día… y al final lo que te queda es lo que tenía en Aurora. Cuatro esbozos de melodías, cuatro acordes mal dibujados, no quería ritmo y quería que los tres músicos improvisásemos a partir de ese casi nada.

 

Agustí Fernández y Ramón López © Sergio Cabanillas, 2007
Agustí Fernández y Ramón López
© Sergio Cabanillas, 2007

 

Un trío de cuatro: Ferrán Conangla

También quería hablar del proceso técnico de la grabación, el estudio, la mezcla, que para mí es indisociable del proceso musical, del proceso previo y de la relación con Ramón y Barry, es decir, la relación que tengo con Ferrán Conangla, que es el técnico que me ha asistido en Aurora. Es un técnico con el que trabajo desde hace años en distintos proyectos y con diferentes acompañantes. Conoce muy bien mi sensibilidad, mis historias y sabe traducir estas cosas que explico. Él lo sabe aplicar al proceso de grabación, a la mezcla, a la edición, al mastering. Él es la única persona que podía hacer este trabajo. Yo creo que ha realizado una labor extraordinaria. A nivel técnico no ha sido fácil, porque para empezar partimos de tres grabaciones en tres auditorios diferentes, con tres pianos diferentes, en tres fechas diferentes. Para que, con tres pianos diferentes, suene un mismo piano de un modo consistente a lo largo del disco tienes que tener un técnico muy bueno que sepa hacer eso. Mantener el clima, los colores, el espacio, todo esto a lo largo del disco y tema a tema… sólo lo podía hacer con una persona como él. Los conceptos básicos que trabajé con él fueron los de la claridad: yo quería un sonido muy claro y muy definido, transparente, cristalino… que se entendiera todo, que se oyera todo. No quería ningún «marrullerismo»… un reverb excesivo. Las ecualizaciones tenían que ser siempre transparentes, que no se notase que hay nada. Como si estuviera el público ahí. Como si los músicos estuvieran en tu casa. Ferrán sabía como afrontar la grabación: con qué micros, la manera en que lo iba a grabar y cómo mezclarlo. Hemos hecho muchas mezclas y finalmente no se nota nada. No siempre, pero hay algunos temas que tienen mucha mezcla detrás. Temas que mezclé una vez, los mezclé otra vez… al cabo de tres meses volví a mezclarlos… cambiamos el concepto, volvimos otra vez, había demasiadas cosas, las quitamos… ha sido un proceso muy largo técnicamente. Por eso ha tardado tanto tiempo desde que se grabó hasta que ha salido. Durante este tiempo yo estaba ahí, yendo al estudio casi cada mes. «Vamos a hacer este tema otra vez». Quita esto, pon lo otro, probamos de esta manera, probamos de la otra. Y así una y otra vez. En este sentido Ferrán es una persona muy encantadora, muy paciente y muy comprometida con lo que estábamos haciendo. Siempre me daba soluciones para todos mis requerimientos. En este sentido yo me siento muy afortunado, porque creo que la grabación es exquisita. El sonido del disco es un lujo y esto sin Ferrán no sería así. Esto es algo que se ha reconocido en todas partes, tanto aquí como fuera. Mucha gente ha dicho que este es un disco que por la calidad del sonido podría estar en ECM o en cualquier sello exquisito. Eso es algo que a mí me halaga, porque nos ha costado mucho tener ese sonido. Ha sido muy difícil. Ha sido un proceso que sin otra persona no habría sido posible. No habría sido capaz de llegar a esos niveles de sutileza y de claridad que hemos logrado. Quería mencionar a Ferrán porque es un genio, sobre todo de la mezcla. La grabación no tiene tanto misterio, porque al final es tenerla bien preparada. Pero la mezcla… Ferrán oye lo que nadie puede oír. Ahí es donde él es excelente.

Yo le pedía que se percibiera siempre muy claramente el color y la presencia de cada instrumento. El equilibrio entre los instrumentos. Que ninguno sobresaliera por encima del otro. Lo que decía antes de Ramón y de las sutilezas. No solo de Ramón sino del contrabajo, del piano.

Recuerdo que en una de las mezclas que hice, debía ser abril o mayo del 2006, envié un tema en concreto a Barry. Dijo que le parecía bien pero que a la mezcla le faltaba un poco de bajo. Y entonces Ferrán y yo intentamos poner un poco más de contrabajo. ¿Qué sucedía? Que al poner un poco más de bajo se iba al garete el equilibrio entre los tres instrumentos. Un equilibrio al que nos había costado meses llegar, encontrar el equilibrio en cada frase, en cada parte del tema. O sea, que cada tema respirara por sí mismo. Finalmente se lo envié y el mismo Barry me dijo «oye, no funciona, no sé que ha pasado que se ha perdido la magia». Esa magia que se había perdido cuando hicimos un retoque es la magia que conseguimos con Ferrán. Podría decir que Aurora somos cuatro: los tres músicos y el técnico de sonido. Él siempre viene con nosotros porque considero que somos un cuarteto. Él ha estado en la gestación de la música e incluso ha estado más que los músicos. Estos han estado tocando y luego cada uno ha vuelto a su vida. Sin embargo Ferrán y yo hemos seguido y seguido y seguido… Meses y meses escuchando y mejorando el sonido y haciendo que esto suene al final como suena. Por eso digo que en el proyecto hemos sido cuatro personas.

 

Agustí Fernández © Sergio Cabanillas, 2007
Agustí Fernández
© Sergio Cabanillas, 2007

 

Aurora, tema a tema

 «Can Ram»

Es el lugar donde vivo. Yo vivo en Sant Pere de Vilamajor, que está en la provincia de Barcelona, en el macizo de Montseny. Yo estoy en la falda de este macizo y Can Ram es la zona. Can Ram significa en catalán «casa de los Ramos», algo así… «Casa Ramos». En la zona donde vivo hay una masía que se llama Can Ram y a partir de ésta se construyó toda la urbanización donde vivimos los de Can Ram. Cuando hice este tema, que fue uno de los primeros, estaba mirando por la ventana. Como tengo una vista preciosa, lo que veo es lo que suena y lo que veo es Can Ram.

«David M»

Es un tema dedicado a David Mengual, contrabajista catalán y amigo mío. Es un tema que hice en un proyecto que teníamos que se llamaba Slow. Era con dos baterías, él y yo. Los baterías eran David Xirgu y Dani Domínguez. Habíamos escrito temas originales para este grupo y uno de ellos era «David M». Es un tema que me gusta mucho. Es muy clásico, la secuencia armónica es muy clásica, pero muy redonda. David lo toca muy bien pero también lo toca muy bien Baldo [Martínez] y también lo toca estupendamente Barry.

«Don Miquel»

Es un tema que yo hice en recuerdo de don Miquel Segura y Aguiló. Fue mi profesor de piano y música en Palma de Mallorca. Desde mis nueve años hasta los dieciocho o diecinueve. Iba a decir que en el periodo importante de formación don Miquel fue mi profesor de cabecera, pero fue mucho más que eso. Yo iba a clase con él cada semana. Primero daba clase en La Salle (que era el colegio donde yo estudiaba) y luego fui como alumno particular a su casa. Hice toda la carrera con él. Yo creo que todo lo que sé, lo sé gracias a don Miquel. Era una gran persona, un gran músico, un gran pianista, una persona muy abierta de cabeza. Era músico clásico pero tocaba en night-clubs en Mallorca y estaba muy abierto a todo lo que pasaba. Recuerdo anécdotas de él en la que una noche había tocado Duke Ellington con su orquesta. Estoy hablando de los años 60. Entre los años 60 y 70, que era cuando yo estudiaba con él. Él, siendo un muy buen pianista y músico clásico, en lugar de despotricar contra lo que hacían éstos o cualquiera de los músicos que pasaban por allá, decía «mira, pues ayer vino una orquesta de músicos norteamericanos y es curioso porque tocaban así, hacían una cosa como esto …» y él sin saberlo imitaba la manera de tocar de Duke Ellington o de otros músicos. Eso ilustra lo abierto que era. En lugar de decir «han venido unos negros que no sabían tocar, menos mal que ya se han ido», que podría haber sido una reacción muy lógica en otro músico con su misma formación, él era todo lo contrario. Estaba muy abierto y era muy curioso con la música. Era la época en que se hizo famoso Walter Carlos tocando música de Bach con sintetizadores. Él me hacía trabajar Bach como un condenado, pero en vez de despotricar de estas versiones modernas, modernizadas o electrificadas, él decía «está muy bien porque puedes oír las cuatro voces de las fugas y puedes concentrarte para luego hacerlo en el piano con los cuatro dedos». Quiero decir que era una persona muy abierta. Para mí ha sido el gran profesor que he tenido en mi vida. Quería hacerle un tema dedicado y me salió «Don Miquel».

«Aurora»

Es el amanecer. No hay más que decir. Es un tema que está en Camallera, el disco que es un resumen de un concierto de quince horas que di en Camallera. «Aurora» es una de las improvisaciones que me salieron en ese momento y quería repescarla. He hecho dos versiones con Ramón, aumentado con la percusión. Partí de lo que hice en Camallera y he llegado a este espacio con Ramón.

«Rosalía»

Es un nombre de mujer y el nombre de una figura retórica musical. Consiste en un motivo que se va repitiendo cambiando el grado. Quiero decir subiendo o bajando la tesitura. «Rosalía» se llama así porque es esto. Es una melodía que va bajando, bajando y bajando hasta que resuelve. «Rosalía» es… «Rosalía».

«Please let me sleep»

Es una frase un poco ambivalente. Significa «por favor déjame dormir». La primera vez que pensé cuando hacía la música me vino a la cabeza esta frase. Se me ocurría la siguiente idea: una pareja. El chico sale por la noche. La chica se queda en casa y se va a dormir. El chico llega tarde. Entra en casa, se mete en la cama, empieza a achucharla y ella le dice «por favor, déjame dormir». Esta es una situación. Esta sensación de la chica de estar flotando y decir «déjame dormir». Era la sensación que me daba a mí cuando escribía la melodía. Pero también al revés. El chico que sale hasta tarde y llega a casa bastante cargadito y se encuentra que su compañera está despierta y le empieza a montar la bronca. Y él le dice «por favor, déjame dormir» porque está destrozado. Esta situación de ambivalencia de la frase, que la pueden decir los dos miembros de la pareja, que denota muy bien el momento en que el otro te está requiriendo para algo y tu estás en otra dimensión en la que lo único que necesitas es dormir, porque tienes mucho sueño y solo quieres dormir. Este es el título. Se puede tomar como se quiera en uno u otro sentido.

«Odissey»

Es un tema de Barry Guy que forma parte de una de las piezas que tocamos en su orquesta. Tampoco tengo mucho más que decir. Es un tema que me gusta mucho y que hemos tocado con su orquesta. Él lo ha tocado también con Marylin Crispell. Es un tema muy bonito, muy sencillo, que cumplía los requisitos de lo que yo quería cuando hacíamos la música. Yo no quería componerlo todo, así que le dije a Barry que compusiera algo. Y él me dijo que no, pero que pensase si de lo que había tocado con él habría algo que funcionaría. Como yo había tocado esta pieza y era muy bonita le dije «vamos a arreglarla, vamos a darle un punto para ver si la podemos hacer entre los tres». Tuvimos que trabajarla bastante porque no fue fácil. Cuando la tocamos con la orquesta está arreglada para un desarrollo muy importante. En Aurora teníamos que reducirlo, simplificarlo mucho más. No fue fácil, pero estoy muy contento con el resultado final. Está muy bien. Además le da otro color. Me salgo del lamento español y le da otro color. Para el futuro quiero que escriba un poco más. Ya se lo he pedido a Barry.

«Umaneta»

Es una palabra inventada. Muchos de los títulos que les doy a los temas son palabras inventadas en un supuesto catalán. No significa nada. Tiene resonancias de otras palabras. Es un tema que yo había escrito hará diez años. Una pequeña melodía que he tocado alguna vez en solo. Pero como no tenía mucho recorrido tampoco sabía qué hacer con ella en solitario. En cambio es un tema ideal para el proyecto Aurora. Estoy encantado de cómo ha salido en el disco.

 

Agustí Fernández y Ramón López © Sergio Cabanillas, 2007
Agustí Fernández y Ramón López
© Sergio Cabanillas, 2007

 

Ha amanecido: el éxito de Aurora

Estoy encantado con la recepción que ha tenido el disco en todo el mundo. He recibido críticas inmejorables de gente, de medios, de periodistas muy importantes. La verdad es que no me lo esperaba. Yo sabía que estaba haciendo algo muy importante para mí, ya que era lo que quería hacer. Básicamente cuando lo hice era algo así como «yo quiero hacer este proyecto con Barry y Ramón y vamos a ir por aquí y pase lo que pase lo voy hacer». Y después resulta que la gente ha recibido muy bien este «pase lo que pase». Tengo muy buenas críticas de los periodistas. Unas críticas increíbles, como nunca me habían hecho. Y sobre todo de los amigos. Aquí en Barcelona y a todas las partes donde voy, la gente me habla de Aurora. Estoy muy satisfecho del proceso, desde que empezamos hasta que hemos acabado y cómo ha reaccionado la gente. Ha sido estupendo. Tampoco me proponía yo tener mucho éxito. Tenía ganas de sacarme este proyecto de encima, sacarme de encima esa idea que tenía. Esa manera de tocar, esa manera de trabajar con materiales más sencillos y buscar esa dimensión o estado de ánimo que es Aurora, investigar en él y ver qué daba. Pero no me hubiera imaginado nunca que esto fuera a gustar como ha gustado. Estoy encantado. No puedo decir nada más.

Yo creo que también ha contado mucho que este proyecto es un proyecto autofinanciado. Yo ahorraba para hacer éste y otros proyectos, pero básicamente éste, por su extensión. Ha sido una inversión económica muy fuerte durante tanto tiempo en tantas grabaciones, tanta mezcla. Ha sido un proceso larguísimo y costosísimo. Como era una cosa que se me había metido en la cabeza que la quería hacer, pensaba haber hecho una autoedición de quinientos ejemplares, repartirlos y se acabó. No tenía ninguna intención crematística ni de recuperar la inversión. Quería sacar el proyecto artístico que tenía en la cabeza y punto. Sin embargo una vez estuvo terminado Barry me dijo «esto es precioso, a mí me encanta, a Maya también» (Maya es su mujer, la de Maya Recordings) «nos encantaría sacarlo en nuestro sello». Y claro, para mí fue… no me lo esperaba, pero estaba encantado. Maya Recordings se distribuye a través del sello suizo Intakt por todo el mundo, algo que yo jamás habría podido hacer porque no tengo distribución. Lo más que pensaba era enviarlo a los amigos y que lo disfrutaran los que les gustara y los que no pues que lo tiraran por la ventana, pero al hacerse cargo Maya el proyecto cambió de dimensión.

Con Aurora estoy muy contento. Muy contento de que lo haya sacado Maya, porque lo han hecho con mucho cariño. Le han puesto muchas ganas. Patrick lo ha distribuido por todo el mundo. Por eso he tenido estas críticas en Estados Unidos, en Japón, en toda Europa. Críticas inmejorables. Y claro, para mí ya está acabado. Aurora se ha acabado y es un sueño hecho realidad. Un sueño en el sentido de que yo soñaba con una música así, que ha salido, ha funcionado y ha gustado. Pues estupendo, estoy encantado.

 

De izda. a dcha.: Barry Guy, Agustí Fernández y Ramón López © Carmen Llussà
De izda. a dcha.: Barry Guy, Agustí Fernández y Ramón López
© Carmen Llussà

 

¿Y ahora?

De cara al futuro no sé. La verdad es que no lo sé. Tengo intención de seguir con Barry y Ramón en esta dirección, porque tras la publicación de Aurora tenemos una serie de conciertos. Hemos tocado en Barcelona, hemos tocado en Zurich, tocaremos en Francia, en Portugal, en España si dios quiere. Hay también solicitud de conciertos en Alemania, en Inglaterra… Aurora se va a mover pero yo quisiera seguir trabajando en esta dirección y hacer un nuevo disco. Es un proceso muy largo. Espero que el siguiente no sea tan largo. Quiero empezar a componer, de hecho ya estoy empezando a pensar nuevos temas, nuevas situaciones, esos nuevos marcos de libertad, que digo yo. Está en la misma onda del que hemos hecho. Enraizado en la tradición musical clásica diríamos, pero no sé… tengo ganas de dar un paso más, pero no sé exactamente a dónde va. Sé que no me quiero apartar del camino que ha abierto Aurora, porque a la vista están los resultados. Yo estoy muy satisfecho y quiero seguir en ello. Ya veremos qué nos depara el futuro. Yo quiero seguir grabando y en este momento no tengo nada previsto. Tengo previsto escribir, tomar apuntes, hablar con Barry, hablar con Ramón y ver cuáles son las sensaciones, cuál es el siguiente paso. Tampoco tengo prisa, pero sí que estoy en ello. Yo creo que en un plazo razonable tendremos la continuación: Aurora, la secuela.

© 2007, Pachi Tapiz, Tomajazz (de la transcripción)
© 2007, Fernando Ortiz de Urbina, Tomajazz (de la edición)
© 2006, 2007 Carmen Llussà, Sergio Cabanillas (de las fotografías)

 

 

Deja tu comentario: ¡gracias!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.