El último trabajo de Ángel Ontalva supone adentrarse en un mundo sonoro complejo, oscuro a veces, pero siempre contextuado en un concepto de puro rock progresivo aderezado por multitud de influencias, esencias e infinidad de texturas que abarcan desde el Canterbury más cerebral (National Health) hasta el rock de cámara, pasando por jazz avantgarde, Rock in Opposition o el ambient más cercano a Robert Fripp y Brian Eno.
En Angel on a Tower trabamos contacto con un álbum instrumental para elegidos, para aventureros e inconformistas que buscan ir más allá de lo conocido que engarzaría como un guante en sellos como Moonjune Records o Cuneiform Records.
Una obra que requiere pausa y reflexión, una obra fundamentada en el pasado pero que se adelantada a su tiempo, una obra que nos habla del futuro desde el presente.
Muchas son sus influencias y también empastadas que suponen un punto de partida desde el cual iniciar una forma distinta y muy personal de alcanzar un estilo único.
Doce piezas cortas y alguna miniatura que enlazan a la perfección conformando un todo compacto y sólido, donde cada corte contiene una riqueza instrumental de múltiples matices, donde cada eslabón de la cadena cuenta una historia.
Desde la inicial “Paradise Flying Snake I” encontramos sonidos emergentes, contundentes, obsesivos y naif en sintonía con propuestas como Ensemble Nimbus o la L`Ensemble Rayè; la diminuta, paradigmática y paradójica “Seafoam” nos ofrece una gran variedad de sonidos ricos en texturas.
En “Angel on a Tower” encontramos lo que quizás podríamos definir como la mayor de las influencias de Ángel Ontalva; Henry Cow y King Crimson y en menor medida, los igualmente británicos Gryphon.
En “Lena Pillars”, Ángel Ontalva transmuta alquímicamente su guitarra en la de Robert Fripp; juego de silencios inquietantes y sonidos naif, una vez más, encarnados en la figura del fagot de John Falcone en “Footsteps”.
De paso firme, marcha obsesiva y free-jazz (potenciados por el saxo alto de Pablo Hernández Ramos) y aderezado por un buen número de cambios de ritmo y matices es “Doppelganger”. La tensión inicial se torna en madeja instrumental donde todos tienen cabida en “Maybe”. Ambientes oscuros y disonantes y lisérgica densidad en “Deep Low”.
Más pausada, reverberante y tímbrica, de orquestación precisa y paisajes lunares (Víctor Rodríguez) permiten a Ángel Ontalva surcar el espacio vacío en “Roads to Sunrise Cities”.
Todos somos. Nadie posee la batuta en un debate de instrumentación total en “Sarisin”. De cadencia naif y aura Canterbury versa “Land of opportunities”.
Para poner el broche final, segundas partes si fueron buenas, así se muestra “Paradise Flying Snake II”, donde cobra justo protagonismo el saxo soprano de Pablo Hernández Ramos.
© Enrique Farelo, 2021
Ángel Ontalva: Angel on a Tower (OctoberXart Records, 2021)
Músicos: Yolanda Alba (flauta en 2, 3, 7, 9,11), John Falcone (fagot en 1, 2, 3, 5 ,6 ,7, 9, 10, 11 ,12 y contrafagot en 8); Pablo Hernández Ramos (saxo alto en 1, 6, saxo soprano en 12); Wadim Dicke (contrabajo en 4); Víctor Rodríguez (piano y teclados); Amanda Pazos Cosse (bajo excepto en 4); Avelino Saavedra (batería) y Ángel Ontalva (guitarras, mezclas, diseño de portada y producción).
Composiciones:
1-“Paradise Flying Snake I”, 2- “Seafoam”, 3-“Angel on a tower”, 4-“Lena Pillars”, 5-“Footsteps”, 6- “Doppelganger”, 7-“Maybe”, 8-“Deep Low”, 9- “Roads to Sunrise Cities”, 10- “Sarisin”, 11-“Land of opportunities” y 12-“Paradise Flying Snake II”.
Todos los temas compuestos por Ángel Ontalva, excepto “Deep Low” por Falcone-Rodríguez-Pazos-Saavedra-Ontalva y “Sarisin” tradicional arreglado por Ontalva.
Grabado en “home studio” entre el año 2020 y 2021.