Impromptu (Ediciones El Gallo de Oro, 2023) es el título de la nueva obra del guitarrista Ángel Unzu. Un artefacto creado junto al artista Juan Manuel Uría en formato libro-disco. A lo largo de sus 145 páginas se incluyen 60 pinturas con tinta, a partir de las que el músico ha creado 21 improvisaciones empleando el guzheng y la guitarra. Además, en la parte gráfica, se incluyen unas partituras de Unzu y unos pentagramas improvisados por Uría.
Ángel Unzu nos explica, a partir de un cuestionario inicial, el proceso creativo de una obra más que recomendable.
El nacimiento de Impromptu
La idea nació hace algo más de dos años en la cabeza del poeta y pintor Juan Manuel Uría. En nuestra primera conversación me habló de su interés por hacer un libro de Haikus (poesía japonesa) pero no escritos esta vez, pues ya tiene un libro editado con esta disciplina, sino dibujados con tinta china, haikus visuales, decía él.
La razón de contactar conmigo fue la de encargarme que esas pinturas estuvieran acompañadas de música mía. Por lo novedoso del encargo me pareció muy atractivo y le dije que sí, que aceptaba el reto.
Me dio libertad en todo el proceso, y en concreto en la instrumentación que esa música llevaría. Lógicamente apareció la guitarra en la conversación por ser mi instrumento, pero pronto me di cuenta que o no podía o no quería componer para guitarra.
Él me hablaba de tinta china, de tradición japonesa, de trazos bruscos de brocha, del gesto, de dos únicas tonalidades, el negro y el blanco, de jugar con el azar, la improvisación, lo abstracto…
Y yo me veía con mi guitarra en la mano intentando traducir esa estética tan etérea, libre y abstracta, en cosas tan concretas y cotidianas como una dominante que resuelve en un acorde menor… en si le bajo la quinta o la hago aumentada… en ese voicing que suena a jazz pero que en este contexto no me interesa… ¿a qué quiero que suene y cómo se logra eso?… y en cuanto a las melodías, ¿qué melodía tiene un pincel pringoso de tinta?…
Sus dibujos (sin conocerlos aún), seguro que no iban a ser ni retratos ni paisajes. No sería una pintura figurativa. Lo que yo hiciese tampoco debía serlo. Debía utilizar la misma abstracción y el mismo juego, y con la guitarra no imaginaba cómo lograrlo.
Al margen de la propia música, la instrumentación marca mucho el color general. Así que hablando de Oriente pensé: «¿y si utilizo un Koto?». Desconocía sus características, pero al ser un instrumento de cuerda algo podría hacerse. Y siendo un instrumento de la tradición japonesa alguna relación tendría con esos “haikus visuales”. No encontré un Koto pero sí su versión china, el Guzheng.
Al ser para mi un instrumento desconocido no serviría de nada componer previamente puesto que no sabría interpretarlo después, de manera que tenía que improvisar como lo haría Juan Manuel.
El desarrollo de Impromptu
Pasó bastante tiempo entre los compromisos de cada uno hasta que al fin Juan Manuel llevó a cabo sus pinturas y pudo mostrármelas.
Sesenta pinturas en total que me gustaron mucho. Antes de grabar ni una sola nota las miré y remiré durante tiempo con la esperanza de que su aroma calase en mi.
Había llegado la hora. Con las pinturas ya en la mano era hora de hincarle el diente al proyecto y a grabar, así que alquilé por un mes el Guzheng.
La primera semana la pasé recolocando sus 21 puentes y cuerdas; probando arpegios y haciendo los bending con la mano izquierda tan característicos y reconocibles de este instrumento. Probé diferentes afinaciones; las consabidas pentatónicas tan orientales ellas y diferentes escalas, por ejemplo una lidia en las diez primeras cuerdas para luego desafinar completamente las restantes y tener así dos colores diferentes, uno consonante y otro disonante. En fin… probando.
La segunda semana le di al REC y estuve grabando hasta fin de mes. A mitad de camino y al no ser “guzhenguista” mis escasos recursos se me agotaron y ahora sí pensé que debía ayudarme de la guitarra. Elegí la eléctrica con pedalera para lograr sonidos etéreos y envolventes. La guitarra acompañaría al instrumento protagonista que seguía siendo el guzheng.
Impromptu el resultado final
Al final hice una escucha de todo el material grabado, seis horas, y logre entresacar once cortes con cierto interés. También seleccioné 10 pinceladas sonoras tituladas «Tintas» que grabé sobre diez dibujos, copiando sobre el guzheng el gesto de la mano que imaginaba había hecho Juan Manuel.
Estoy contento con el resultado. Me agrada el hecho de que parece no haber nada o poca cosa, armonía inamovible y pequeños motivos melódicos de tres o cuatro notas, pero a lo largo de sus cincuenta y pico minutos van pasando cosas. Me parece una música relajante sin pretenderlo, pero no creo que sea monótona. Supongo que será amor de “padre”. Veo relación entre los dos minimalismos, el de los dibujos y el de la música. Creo que hay armonía entre los dos lenguajes.
Juan Manuel ha “manchado” su papel, su soporte, con tinta, y yo he manchado el silencio con el guzheng. Cada uno hemos utilizado esos dos únicos elementos, el soporte y el instrumento.
Todo esto en lo relacionado con la música, aunque el libro es más. Es un objeto artístico compuesto de 60 pinturas a tinta china, expuestas en las páginas pares. En las impares hay lugar para algunos pentagramas manuscritos míos extraídos de las improvisaciones, y además otros pentagramas más artísticos hechos por Juan Manuel con un, digamos, “pentagramador”: una pequeña caja llena de tinta con cinco rodillos que pintan el pentagrama.
Los dos hemos puesto mucho interés en cuidar cada detalle del libro y en especial Juan Manuel: no en vano ha sido editor. Con varios libros publicados ha sabido moverse en este terreno.
Juan Manuel tiene relación con la editorial El Gallo de Oro y ellos mostraron interés por publicar el proyecto.
Las colaboraciones previas con artistas gráficos
Hace algunos años participé en un espectáculo que titulamos “Fronteras rotas” en el que intervenían el poeta navarro-parisino Javier Irazoki, leyendo sus textos, el pintor Cesar Barrio proyectando sus pinturas hechas en directo y en la parte musical estábamos el saxofonista Josetxo Silguero y yo. Un espectáculo muy atractivo que nos gustó realizar.
Y hace un año Cesar (artista absolutamente recomendable) y yo hicimos un “concierto-performance” en su estudio de Madrid; él pintando en directo sobre una mesa de cristal proyectando sobre la pared sus “Mesas de luz” y yo a guitarra sola.
No será extraño que vuelva a caer en la tentación y colabore con estas disciplinas no musicales.
Impromptu en directo
Hemos hecho algunas presentaciones del libro y he llevado el Guzheng para mostrarlo al público y tocar una pequeña improvisación de unos diez minutos.
Pero hacerlo en directo no nos lo hemos planteado nunca ni por la parte plástica ni por la musica: sería bonito pero inviable.
Cuando antes te decía que no siento monotonía en la música puede ser en parte porque cuidé mucho no repetir tonalidades y eso sería imposible con el público delante esperando a cada nuevo tema un cambio de afinación de 21 cuerdas. No creo que en los conciertos de guzheng cambien mucho de afinación, aunque por algo son profesionales y les sobra técnica y recursos.
Por otro lado, en los temas con dos instrumentos el segundo lógicamente está grabado en recording y tampoco eso podría hacerlo en directo.
En el disco ninguna toma está editada: así salieron y así quedaron. Pero en estos temas a dúo, improvisé primero con el Guz (a veces al revés) y luego en recording en la segunda pista grababa con la guitarra y lo hacía mirando en el ordenador las ondas de audio que había dejado la primera para enfatizar momentos fuertes o acompañar los débiles.
Sabes que en cualquier programa de audio la imagen de las ondas se mueven de izquierda a derecha. Así que si por ejemplo en la primera veía venir los picos de cinco staccatos los reforzaba con la guitarra en los mismos puntos, por eso a veces puede dar la sensación de diálogo de dos intérpretes. Esto no podría hacerlo en directo.
Y tampoco en directo la calidad de sonido podría igualarse a la del disco. Aunque lo grabé en mi estudio, las mezclas y mastering están hechas por Fredi Pelaez de Pottoko Studio, cosa que los oídos lo agradecen.
Tomajazz: preguntas y edición © Pachi Tapiz, 2024
Imágenes proporcionadas por Ángel Unzu: © Ángel Unzu, 2024
Juan Manuel Uría – Ángel Unzu: Impromptu (El Gallo de Oro Ediciones, 2023)
60 pinturas a tinta y 21 temas musicales improvisados con el guzheng, junto con una serie de “pentagramas intervenidos” y notaciones musicales manuscritas.
Incluye sendas Notas Introductorias por Juan Manuel Uría y Ángel Unzu. Notas aclaratorias e Indicaciones para interpretar las notaciones musicales.
Editorial: El Gallo de Oro Ediciones
Colección: FUERA DE COLECCIÓN
Materia: Artes
Idioma: Castellano
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-126176-5-8
Nº de páginas: 145
Tamaño: 210 x 140 mm
Más información
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