Fecha: 25 de enero de 2013
Lugar: Centro Cultural Carril del Conde (Madrid)
Componentes:
Baldo Martínez Cuarteto
Marcelo Peralta: saxos alto y soprano.
Antonio Bravo: guitarra eléctrica.
Baldo Martínez: contrabajo.
Pedro López: batería y percusión.
Comentario:
En estos tiempos que corren de penumbra cultural y uniformidad, aún perduran pequeñas luces orientadoras que reconfortan. Una de ellas son los Encuentros Culturales de Portugalete en el madrileño distrito de Hortaleza, donde existen asociaciones y medios de comunicación que enriquecen la vida vecinal apostando por la cultura y en particular por el jazz.
Para la nueva edición (son ya 9 los años que esta música lleva presente con la rúbrica de un gran éxito de público), nada mejor que contar con la presencia del contrabajista Baldo Martínez, uno de los músicos más íntegros y creativos del panorama jazzístico nacional. Desde su alabado Proyecto Miño, pasando por sus formaciones a quinteto, a trío (con Lucía Martínez y Antonio Bravo) o a dúo (con Maite Dono y Carlo Actis Dato), allí donde Baldo Martínez se encuentre siempre existe la presencia de la sorpresa y de la admiración. Tras sus experiencias en formaciones cortas ha retomado el grupo, en esta ocasión un cuarteto. A sus asiduos acompañantes (Antonio Bravo a la guitarra y Pedro López en la batería), se ha unido un valor de garantía como Marcelo Peralta a los vientos.
Con la excepción de dos temas veteranos, “El mundo de los Papagili” y “Desde los Godos”, incluidos en Tusitala, último disco del grupo, el concierto fue una buena oportunidad para el estreno de seis nuevas composiciones que, a buen seguro, estarán presentes en una próxima grabación. Tras un periodo de duro trabajo en cuanto a la composición, la armonización y la interpretación, la prueba llega cuando los músicos se colocan en el escenario y esperan la reacción del público. Es el momento de conocer si las cosas se han hecho bien. Y según la respuesta del público la prueba se pasó con nota.
La dificultad de la música del cuarteto de Baldo Martínez estriba en que deja de lado los marcados y conocidos ritmos del jazz. Siendo éste el río principal, del mismo se separan diferentes afluentes que tienen continuidad en la música contemporánea, el vanguardismo o incluso el rock progresivo. Al final, el conjunto es un bello y complejo cuadro sonoro original. En el desarrollo de los temas lo mismo se introducen propuestas melódicas bañadas en lirismo, como se deja paso a desgarradoras disonancias y líneas indefinidas que se bifurcan sin solución de continuidad.
Hay percusión de cuerdas con grandes solos, que preparan el terreno para que Marcelo Peralta, con sus nítidos fraseos al saxo alto o al soprano, inicie sus improvisaciones; también la creación de ambientes donde se respiran espacios de libertad (“Abismo”), dúos de guitarra y contrabajo que se engarzan con una aproximación de Peralta y Antonio Bravo llenando de matices los espacios (“Luz de Marzo”); comienzos de contrabajo y batería, con Baldo Martínez explorando todos los registros de su instrumento en un monólogo muy personal y casi íntimo (“El amante del riesgo”).
Las intervenciones de Antonio Bravo y sus peculiares distorsiones de guitarra permiten que el cuarteto se adentre en ocasiones por los sugerentes caminos de la música progresiva, ayudado en este terreno por un Marcelo Peralta que sabe dar la perfecta réplica para completar con su aportación una mayor intensidad al conjunto. (“Última”).
Con su inconfundible estilo, el contrabajo de Baldo Martínez siempre avanza un paso más, con momentos melódicos que se rompen con la guitarra y el saxo sumándose al cuerpo sonoro, como átomos que se separan y se unen en oscuros caminos que se pierden en brumas de aroma galaico (“Sombra Blanca”).
La música del cuarteto de Baldo Martínez se mantiene incandescente y sigue expresando la fuerza y contundencia de anteriores proyectos. Por eso, asomarse a ella es como realizar un viaje asombroso que deja huella, sorpresa y admiración.
Texto: © Carlos Lara, 2013
Fotografías: © Enrique Farelo, 2013