Hace no mucho, en un cuestionario enviado a un músico por correo electrónico, planteaba en frío la pregunta: ¿qué hace falta para que se os reconozca a los músicos de jazz en España? El músico en cuestión, cuyo nombre omitiré por otras razones, no la contestó. Casi mejor que no lo hiciera.
Esto viene a cuento del reconocimiento que merecen nuestros músicos. Resulta paradójico que un músico alicantino como Ramón López, de primer nivel entre los europeos apenas tenga oportunidades de tocar en España con sus proyectos, mientras que en Francia, país al que llegó a la aventura y como quien dice con una mano delante y otra detrás hace ya más de 25 años, no es la primera vez que se le rinde homenaje de la mejor manera que se le puede agasajar a un músico: no con monumentos o con dedicatorias, sino dejándole que muestre en directo su música. En el caso de Ramón López, este reconocimiento va a tener lugar en la localidad francesa de Tours, en Le Petit Faucheux, entre el 25 y el 27 de enero. A lo largo de tres días va a ser protagonista de seís conciertos con distintas formaciones y propuestas: Aurora (con Agustí Fernández y Barry Guy), en trío con su batería y percusiones frente a dos pianistas un día, y frente a dos contrabajistas otro, a dúo con el guembrista Majid Bekkas, en trío con saxo y contrabajo.
Y mientras tanto, aquí en España seguimos como quien oye llover. ¿Qué hace falta para que se reconozca en este país a algunos de nuestros músicos de jazz más internacionales? No hay respuesta, porque nadie la conoce… o quizás sí sabemos cual es, pero es mejor estar callados por si alguien se ofende.
Pachi Tapiz