Los formatos orquestales en el jazz de hoy plantean múltiples combinaciones instrumentales que nutren de nuevas sonoridades y color al conjunto. El baterista Dan Weiss nos sorprendió con la cualidad espacial y de tiempos que consiguió en Timshel, su trabajo previo en disco pero en un reducido trío. Ahora nos entrega Fourteen, atributo numérico de una plantilla mixta que reúne varias familias de instrumentos, voces y naturaleza acústica y eléctrica. Grupos referenciales previos a este formato, por supuesto, estaría Scalator over the Hill de Carla Bley, estando entre los más recientes que se nos vienen a la cabeza los de Tony Malaby en Novela y el de Lucian Ban en su homenaje a George Enescu con violín y tablas indias. Aunque conviene acotar el análisis al terreno de bateristas-compositores como el que nos ocupa.
Tres de los más reputados son Jeff Davis, que en We sleep outside eligió una plantilla que se estructuraba sobre un quinteto ampliado con teclados y guitarra, antes que él, en esa configuración mixta, el que conformó Harris Eisenstadt para el estupendo Woodbloks Prints, con vientos madera y metal, guitarra eléctrica y percusión, siendo el más celebrado y conocido el proyecto de John Hollenbeck y su Large Ensemble, donde se perfila una dimensión orquestal renovada con voz (Theo Bleckmann), vibráfono, bajo eléctrico, piano y secciones de metal.
Pero hay elementos que van más allá de un enfoque actualizado sobre plantillas jazzísticas en este Fourteen. Elegir como título un número, antes que remitir a la historia del jazz y sus big bands lo hace de la vanguardia americana de John Cage (las últimas obras que escribió antes de morir, a finales de los 80, para instrumentos acústicos se bautizaban con el número de interpretes que las hacían posible: Four, Ten, Forty eight…) y, cómo no, antes que Cage incluso, a mediados de los 70, Steve Reich y su escueto y fundamental título Music for 18 musicians. Fue justo con esta pieza cuando su autor, erróneamente así considerado aún, dejó de ser minimalista. Se da la circunstancia, además, que Reich adaptó a un formato instrumental occidental el gamelán balinés, mientras que Weiss, ya sabemos que es un experto en tablas y música de la India, escribe y organiza el material como si de una raga se tratase, extendiendo horizontalmente el motivo central, sumando intensidad antes que alturas y compartiendo la visión cosmogónica del generó hindú. Weiss no resulta original en su planteamiento. Adopta y cita casi de forma textual por momentos las maneras repetitivas y en planos, la heterofonía, del Steve Reich de Clapping Music (juego cruzado de palmas) y Tehillim (Parte 2) en el tratamiento de la voz (todas de mujer).
Pero incluso para un oyente avezado que contempla la estructura argumental de Weiss con claridad, Fourteen depara sorpresas. La incorporación de guitarra (recuerden lo que se decía de los grupos de Eisenstadt y Davis) combinada con este jugoso formato nos descubre momentos de explosión y cierta grandilocuencia que, en esta distribución narrativa hilada en secciones en las que no se aprecian límites en las duraciones, nos descubre una afinidad con el rock sinfónico y el carácter mestizo -sin barrroquismo- de Frank Zappa.
Si la debilidad de Fourteen es la aliteración de sus fuentes referenciales, su grandeza es la capacidad de síntesis y servir de puente, una vez más, a la unión de Oriente y Occidente.
© Jesús Gonzalo, 2014
Músicos: Dan Weiss (batería, voz recitada), Jacob Sacks (piano), Matt Mitchell (glockenspiel, piano, ógano), Thomas Morgan (contrabajo), Miles Okazaki (guitarras eléctrica y clásica), David Binney (saxo alto), Ohad Talmor (saxo tenor), Jacob Garchik (trombón y tuba), Ben Gerstein (trombón), Lana Cenaia (voz), Judith Berkson (voz), Maria Neckam (voz), Katie Andrews (arpa), Stephen Cellucci (percusión)
Composiciones: «Fourteen» Partes 1-7
Publicado por Pi Recordings. PI-52. 2014