Por Joan Cortès.
- Fecha: Viernes, 20 de setiembre de 2019
- Lugar: Théâtre de Bernardines (Marseille)
- Formaciones
Duo Philippe Deschepper & Michel Godard
Philippe Deschepper, guitarra
Michel Godard, tuba y serpentón
–
Régys Huby Septet “Unbroken”
Régis Huby, violín
Guillaume Roy, viola
Atsushi Sakaï, violonchelo
Eivind Aarset, guitarra y electrónica
Michele Rabbia, percusión, batería y electrónica
Jan Bang, electrónica
Arnaud Mercier, sonido - Fecha: Sábado, 21 de setiembre de 2019
- Lugar: Théâtre de Bernardines (Marseille)
- Formaciones:
Claude Tchamitchian “In Spirit”
Claude Tchamitchian, contrabajo
–
Marc Ducret Ensemble “Lady M”
Marc Ducret, guitarras y composición
Léa Trommenschlager, soprano
Rodrigo Ferreira, contratenor
Samuel Blaser, trombón
Sylvain Bardiau, trompeta y fiscorno
Catherine Delaunay, clarinetes
Liudas Mockunas, saxos
Régis Huby, violín
Bruno Ducret, violonchelo
Joachim Florent, contrabajo
Sylvain Darrifourcq, batería
Céline Grangey, sonido
Continuamos con la segunda y última parte del séptimo Festival Les Émouvants, celebrado íntegramente en el pequeño y singular Théâtre des Bernardines de Marsella.
Un teatro que se encuentra a unos escasos quinientos metros de las inconfundibles escaleras de la estación de la SNFC (ferrocarriles franceses).
Vecino de la zona con varias de sus calles decoradas con pinturas de vivos colores de estética grafitera. Una amplia e interesante galería al aire libre de “Street art”.
El último de los tres duetos del festival fue a cargo de Michel Godard y Philippe Deschepper, dos viejos colegas que, entre otras propuestas, a principios de los noventa formaron el Trio Impossible.
Godard es un maestro de la tuba y del serpentón -instrumento precursor del primero-. El suyo es de madera recubierto de piel, un instrumento antiguo que ha ayudado a reactualizar. Sin duda un músico ideal para la presente edición. Un músico de amplio abanico, que se mueve a la perfección por el jazz, la música clásica -antigua y contemporánea-, la tradicional -tanto en la oriental como en la occidental- y por descontado entre las diferentes vertientes de la improvisación. Posee una discografía de puro vértigo.
El guitarrista Deschepper es otro viejo gato de la escena hexagonal francesa que cuenta con una extensa nómina de colaboraciones con músicos de altos vuelos.
Ofrecieron una improvisación elegante, plácida y sutil. Se sumergieron por diferentes paisajes musicales, más allá de fronteras genéricas. Una propuesta donde menos se convertía en más, un diálogo entre dos instrumentistas que se conocen y se entienden de forma remarcable.
Godard, que también toca el bajo, es uno de los músicos que participó en el exquisito trabajo colectivo Buenaventura Durruti -todos adelante ninguno hacia atrás- un doble CD publicado por el sello Nato en 1996. Curiosamente, o quizás no, cinco músicos que han participado este año en el festival también formaron parte de aquel trabajo, Benoit Delbecq, Gillaume Orti, Sylvain Kassap, Marc Ducret y Claude Tchamitchian. ¿Una declaración de principios manifiesta o latente que se ha mantenido a lo largo de casi un cuarto de siglo?, muy probablemente.
La propuesta siguiente correspondió al proyecto del trío de cuerda iXi, formado por Régis Huby al violín, Guillaume Roy a la viola y Atsushi SakaÍ al violonchelo, los tres fluyendo con otro trío, este plenamente inmerso en la electrónica, constituido por el baterista Michele Rabbia, el guitarrista Eivind Aarset y las grabaciones posteriormente editadas, alteradas o no, de Jan Bang. Seis músicos de cuatro nacionalidades distintas entendiéndose musicalmente a la perfección.
Como argumentó el violinista e ideólogo de “Unbroken”, en ciertos momentos resulta sorprendente e interesante no saber quién es el responsable del sonido o sonidos que se están escuchando. Un magma entre sonoridades orgánicas y electrónicas procesadas o no.
Todo servido con un sonido perfectamente equilibrado, sin que ninguno de los dos mundos conceptuales predominase sobre el otro. Una remarcable e imprescindible labor la del séptimo miembro de la banda, el técnico de sonido Arnaud Mercier.
Una propuesta de altos vuelos, arriesgada, estimulante y conmovedora.
El primer concierto de la jornada de clausura correspondió al solo de contrabajo de Claude Tchamitchian, que presentó su último trabajo discográfico In Spirit -émouvance/2018-, que a su vez corresponde a su tercer trabajo en solitario (Another Childhood -émouvance/2010 y Jeu d’Infant -Plan Music/1992).
Esta última propuesta es un homenaje a uno de los grandes contrabajistas de la escena europea, el francés François Jenny Clark (1944-1998).
Una propuesta múltiple, adentrándose por el jazz, la música sutilmente repetitiva, sonoridades con resonancias tradicionales y el campo abierto de la improvisación. Una propuesta fresca, personal y contemporánea. Cuatro composiciones/improvisaciones extensas, de sólida elaboración con un exquisito cuidado sonoro.
Tchamitchian extrae de su instrumento un sonido muy corpóreo y musculado, con un discurso envolvente, sea pulsando las cuatro cuerdas o frotándolas con uno o dos arcos a la vez -uno por la parte frontal del cordaje y el otro por la parte posterior, ambos sujetados con la mano derecha-.
Lady M, es el último trabajo del compositor y guitarrista Marc Ducret. Basado en uno de los personajes de la obra “Macbeth” de William Shakespeare. En la portada del cd, de fondo negro, se ven en primer plano dos manos femeninas ensangrentadas. El trabajo discográfico ha sido editado por el sello Ayler en este 2019.
Un trabajo formado por 27 piezas, cortas o muy cortas, que oscilan entre los catorce segundos y los casi cuatro minutos y medio. En palabras del propio Ducret “(son) tres secuencias musicales sucesivas, las tres basadas en el mismo texto, el monólogo de Lady Macbeth en el acto V de la obra teatral”.
En el Théâtre des Bernardines la formalizaron los mismos músicos que grabaron el disco. Dos voces líricas de primer nivel, la soprano Léa Trommenschlager y el contratenor brasileño Rodrigo Ferreira, que estuvieron excelentemente envueltas por nueve instrumentistas de nivel homólogo, el trombonista suizo Samuel Blaser, el trompetista Sylvain Bardiau, la clarinetista Catherine Delaunay, el saxofonista lituano Liudas Mockunas, el violinista Régis Huby, el violoncelista Bruno Ducret, el contrabajista Joachim Florenti, el baterista Sylvain Darrifourcq y la dirección y guitarras de Marc Ducret.
Un trabajo de escritura e improvisación, bastante menos anguloso y quebrado que en anteriores propuestas, pero directo, dinámico y firmemente musculado. Una propuesta sumamente contrastada y sobrecogedora.
Los nueve instrumentistas iban vestidos de negro riguroso, camiseta, falda larga de tela gruesa y calzados con botas de apariencia militar también negras. Sólo los vocalistas se desviaban de esta dominante cromática, especialmente la cantante.
Una remarcable y acertada propuesta para clausurar el séptimo festival Les Émouvants. Una edición donde el factor común fue un perfecto y fino engarce, cruzamiento o acoplamiento entre diferentes lenguajes musicales y no musicales -texto teatral, teatro vertical o proyección de imágenes-
Como dijo el máximo responsable del festival, que a su vez citaba a un periodista musical francés, “lo que hemos escuchado, será o no será jazz, pero lo que está claro es que sólo lo pueden interpretar músicos provenientes del jazz”.
A lo largo de las cuatro jornadas, quedó constatado y contrastado que los intérpretes atesoran un dominio fehaciente de sus respectivos instrumentos y que lo utilizan al servicio del discurso musical, fuera individual o colectivo. Un discurso amplio y diverso que sobrepasaba las fronteras genéricas o estilísticas, musicales y no musicales. Todas impregnadas de evidente contemporaneidad.
Ir a la primera parte del repaso del Festival Les Émouvantes.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2019
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