En estos días estúpidos y hueros, días en los que copa los medios de comunicación una panda de encantadores de serpientes de medio pelo que vociferan y enarbolan torpes argumentos para conseguir su cuota de votos, el jazz se queda huérfano con la desaparición de un mayúsculo comunicador, de un ser entrañable y entregado sin fisuras a su pasión. Se ha ido una voz verdadera, una voz que sí tenía un mensaje que transmitirnos. Mucha suerte Cifu.
Texto: © Quinito L. Mourelle, 2015 (publicado originalmente en su muro de Facebook, reproducido con su permiso)
Fotografía: © Pachi Tapiz, 2009
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