Erykah Badu es como un sueño para los aficionados a la música sin categorías, sin fronteras. Apareció en el mundo del rhythm & blues como un soplo de aire fresco, prácticamente inventando un género nuevo con su primer disco. Es cierto que D’Angelo y otros ya estaban haciendo neo soul antes que ella, pero encarnaba como nadie lo que la etiqueta prometía. Una vuelta a las raíces para relanzar esta música hacia el futuro. La fórmula, que recordaba a algunos slogans de artistas de la música de vanguardia en el pasado, la ha utilizado en una evolución que parece imparable.
Sus discos en estudio han ido a mejor. Su primer intento, lleno de promesas, nació lastrado con unos ritmos un poco pesados y el demasiado recurrente recurso de repetir el estribillo. Su segundo disco era una puesta al día del mejor funk, con toques de excelencia instrumental e incursiones nada superficiales en el jazz. Su tercero era una apuesta por esa combinación de soul afrocentrista, funk, hip hop y el surrealista mundo de Sun Ra, que parecía estar esperándola para deleite del público menos convencional. Luego llegó la primera parte de esta anunciada trilogía, un fenomenal disco de hip hop soul, nada retro, muy futurista.
Esta segunda parte es diferente, un alto en el camino, en un momento de estupenda madurez. Sus canciones siguen teniendo esas letras simples, pero hipnóticas, esta vez alrededor del tema de una nueva vida tras una ruptura sentimental. Su estructura musical gira menos alrededor de los sampleos que en el disco anterior, y hay más desarrollo instrumental de los temas, como en la segunda parte de su segundo disco. En cambio, el funk galáctico que protagonizaba el tercero sigue ahí. Es la suma de todo aquello que ha ido descubriendo en una carrera brillante.
El sueño se hace realidad al fin. Erykah Badu es esa mezcla de Billie Holiday, Betty Carter, Esther Phillips, Betty Davis, Chaka Khan y MC Lyte, que resulta en una cantante excepcional, con una voz única y una personalidad desbordante. Y todo puesto a funcionar con una idea muy clara de lo que quiere conseguir artísticamente, porque si hay algo realmente admirable en esta mujer es que si vende, es por su calidad. El marketing ni siquiera le hace falta, aunque con detalles como su controvertido vídeo deja claro que cuando quiere, también lo sabe utilizar.
Jorge LG
Músicos: Erykah Badu (voz, percusión y programación), James Poyser (piano, Fender Rhodes y teclados), RC Williams (teclados), Jah Born (programación MP2000), Amir Questlove Thompson (batería), Karriem Riggins (batería), Mike Chav (percusión, programación y Mooger Fooger), Stephen “Thundercat” Bruner (bajo eléctrico), Tommy Trajlio (guitarras), Jeff Lee Johnson (guitarras), Kirsten Agnesta (arpa), Georgia Anne Muldrow (teclados, batería, bajo eléctrico y programación), Ta’raach (producción), 9th Wonder (producción), Shafiq Husayn (producción), Madlib (producción), Jay Dilla (producción), Karriem Riggins (producción), Georgia Anne Muldrow (producción), Erykah Badu (producción).
Universal/Motown