Seguimos y concluimos este dossier con una segunda parte que intenta completar la visión de un fenómeno que había que detallar tras las publicaciones en disco que aparecieron en 2014, en las que hubo cantidad, calidad y variedad contrastadas. En nuestra anterior entrega hacíamos hincapié en los cambios y expansión de la actividad jazzística que se han producido en Andalucía en los últimos tres años. Como no creemos en las causalidades, ha sido necesario seguir la pista y al hacerlo hemos ido trazando un mapa de escenas, músicos y agentes que lo han hecho posible.
Hablando de escenas, posiblemente sea la de Málaga, que ya se nombró en la primera entrega de este artículo, la de mayor actividad jazzística de toda Andalucía. En el año 2011 se funda la Asociación de Jazz de Málaga (AJM), asociación cultural sin ánimo de lucro. Su actividad se desarrolla a través de la formación, la organización de talleres, seminarios, masterclass, conciertos y festivales.
Lo que empezó como un sueño hoy se trata de un proyecto asentado que cuenta con muchos colaboradores. La AJM posee ya una larga lista de socios que le ha permite poner en marcha el CAMM, Centro de Artes y Música Moderna de Málaga, ofreciendo una formación pionera en Andalucía en el ámbito de la música moderna y el Jazz subrayando, como nos cuenta su impulsor, Tete Leal, la naturaleza de «una actividad absolutamente autogestionada».
Dos big bands, un conjunto de vientos, un coro gospel, combos de latin, rock, funk, jazz y swing, y ahora introduciendo formación sobre expresión corporal con yoga y entrenamiento rítmico, conforman su oferta pedagógica para 400 alumnos y que cuenta en su profesorado con nombres destacados del jazz no ya local sino español (como los que aparecen arriba en la foto).
En la misma provincia, en una localidad que está justo al lado de la capital, se fomenta una oferta intermedia formativa-conciertos nacional-internacional. Se trata del Seminario de Jazz y Música Moderna de Alhaurín de la Torre, que con su inminente edición suma 11 con un formato de concierto-seminario internacional y apoyo presupuestario de su ayuntamiento que también hace posible Portón del jazz, festival de dicha ciudad que cuenta con el apoyo de su ayuntamiento. En el pueblo granadino de Atarfe también se han puesto en marcha con apoyo financiero de su festival de julio.
Acompañada de una clara voluntad didáctica enfocada a pequeños y no tan pequeños, ejemplo para todas las demás, la frenética programación de la Asociación Clasijazz, la más veterana y que más lejos ha llegado en estilos y disciplinas, tiene muy en cuenta la creación andaluza y española y las producciónes propias (ópera, música de cine, big bands, etc) pero también introduce eventos internacionales en formato reducido. Quizá sea la presencia del histórico pianista Barry Harris la más señalada del pasado año.
En Huelva se inició en los últimos tres años el ciclo Jazz y Más y también se puso en marcha Jazz en la Higuera. La primera de ellas se postula como la propuesta de una empresa de producción que ya cuenta con apoyos públicos y que reparte su actividad en varias fechas al año y en distintas localidades de la provincia. Por allí han pasado músicos andaluces de la esfera del jazz flamenco, del blues o la canción como Antonio Lizana, Chano Domínguez, Mingo Balaguer, Jorge Pardo o la cantante Vicky Luna. En Punta Umbría, ciudad costera de dicha provincia, se puso en marcha «Festival a orillas del jazz», que tuvo en su programa a los también andaluces O Sister!, Dorantes y Javier Ortí.
Qultura y el Musicario (impulsada por el músico Pedro Cortejosa) son las dos asociaciones radicadas en Cádiz que han unido fuerzas para que el Festival de Jazz de esa ciudad, que venía haciendo la primera de las dos asociaciones, haya crecido en la séptima edición del 2014. Asociación El Musicario, desde Cádiz, la segunda asociación que nació en la ciudad en este tiempo y la que ofrece actividades semanales con apertura a otros estilos musicales además del jazz
En este periodo que intentamos trazar alrededor de la producción que nos ocupa, se recuperaron festivales «durmientes» como el de El Puerto de Santamaría que sirvió para presentar el nuevo cuarteto de Julián Sánchez y el de Sanlúcar de Barrameda, o surgieron propuestas como el Sherry Jazz Festival en Jerez de la Frontera. El contexto aquí era difícil, por presupuesto y por el absoluto dominio cultural que el flamenco sigue ejerciendo en esta ciudad, centro histórico de esta música. La falta de apoyo presupuestario para la segunda edición, por parte del ayuntamiento que lo puso en marcha, frustró su segunda edición.
El cartel, exclusivamente andaluz, congregó nombres como los premiados por la muestra Jazzeñe de Madrid el pasado julio, los jóvenes Antonio Lizana e Irene Aranda, e incluía a también a figuras que se nutren del flamenco como Luis Balaguer, Nono García, Carmelo Muriel, Gautama del Campo y los estimulantes grupos Ruchi Manouchi y el flamenco-soul de Jazzoleá.
Como decíamos a modo de introducción en la primera entrega de este dossier, el fenómeno asociativo ha sido fundamental en la creación de la realidad actual. En Granada, que tuvo la escena más pujante de Andalucía a mitad de la década anterior pero se vio perjudicada por la legislación contra ruidos, se puso en marcha esta Asociación Cultural que favorece intercambios con otras de la región. Su sede de conciertos es el club Magic.
Las redes sociales han supuesto una valiosa herramienta de propagación, concurrencia y difusión de actividad entre las distintas escenas andaluzas. El grupo de Facebook Jazz wanted nació en mayo de 2011 a raíz de un artículo, que firmó quien éste suscribe, en el que se denunciaba la situación del jazz en la región a través de un hecho sucedido a la Andalucía Big Band de Sevilla. Dicha carta-denuncia se titulaba Jazz Proscrito y fue publicada en la revista amiga Cuadernos de jazz. Surgió, pues, como un compromiso que sirviera de plataforma para difundir los proyectos de los músicos andaluces y facilitar los contactos entre profesionales del sector. También, entre sus objetivos, está intercambiar información y opiniones y publicar anuncios de la actividad de sus miembros. Más de tres años después, el grupo roza los 400 miembros y se mantiene activo como valioso intercambio de información entre músicos y agentes culturales de la región. y no sabemos si sirve de mucho o poco, pues se hace a voluntad, pero las propuestas publicadas en las redes reciben más «me gusta» que los evento financiados públicamente por organismos. Estadísticas hay.
El compositor y baterísta Harris Eisenstadt llegó a Cádiz y Sevilla hace tres años con un proyecto atrevido. Se trataba de dar réplica a su grupo más reconocido internacionalmente Canada Day (que publica su nuevo disco en unos meses) con músicos andaluces, de ahí que la gira, que se extendió durante cinco días, se llamara los “Andalusian Days” de Harris Eisenstadt. Se formó un quinteto y un trío que pasaron por teatros de varias ciudades, se dio una master class y formaron otros combos en el Naima Jazz Café (ver foto aquí). Entre los músicos convocados en esta aventura, que puso en contacto varias escenas del jazz andaluz y nacional, estuvieron Pedro Cortejosa, Voro García, Arturo Serra, Jaime Serradilla o Baldo Martínez.
Ya señalamos en la primera parte que para que haya discos (en el formato que sea) deben haber sellos discográficos que los publiquen y estudios que graben la música. Pese a los tiempos que corren para el sector, en Sevilla se puso en marcha -hará año y medio- Blue Esteroid Records. Con est emargen y no sin esfuerzo lleva publicados cuatro títulos, tres de los cuales recogemos en este espacio (Intrology, del saxofonista Javier Ortí, sale justo estos días).
La estética que establecíamos con el histórico Blue Note, haciendo una reflexión más pausada, parece ir más allá del diseño gráfico. La línea que marca la selección de Jorge Moreno, miembro fundador del club Naima de Sevilla, se mueve con soltura en los amplios principios estéticos del sello que fundó Alfred Lion en 1939. Entre Horace Silver, Freddie Bubbard y Hank Mobley, entre el disco de Jaime Serradilla a trío de piano y el sexteto de Pedro Cortejosa con guitarra eléctrica, se dan no pocos cauces de expresión en la corriente central del jazz y la sofisticación hacia la música popular que representa la modernidad de Blue Note.
Y en medio de ambos estaría el soberbio trabajo del trompetista Daniel Cano.
DON`T TOUCH THE BLUE
DANIEL CANO QUINTET
Daniel Cano (trompeta), Pedro Cortejosa (saxo tenor), Wilfred Wilde (guitarra), Paco Charlin (contrabajo), Jesús Pazos (batería). Blue Asteroid Records
Conocí a Daniel Cano la misma tarde que se subió a tocar con Harris Eisenstadt en el café jazz Naima. Luego me diría el baterista que le gustó cómo tocaba, también lo dijo de Jaime Serradilla, con quien se entendió muy bien. El trompetista afincando en Sevilla, asiduo de clubes londinenses, colaborador del grupo O sister! y del guitarrista Carlos Bermudo, antiguo miembro del sexteto de los Lakuntza Brothers, ofrece un trabajo rotundo en el que densidad de ideas y claridad en la exposición hacen posible jazz de muchos quilates.
Si en la primera parte ya habíamos trazado un mapa de sonidos lo suficientemente amplio y diverso, en esta segunda, con dos títulos de este mismo sello, nos acercaremos a un jazz perfectamente pertrechado en su lenguaje propio, en su tradición y su apertura. En algún punto fértil entre los años 50 del hard bop y la sofisticación fluida de mediados de los 60 en Blue Note, entre el Miles de y Tom Harrell habría que situar estilisticamente, y en el presente, esta música. El arrebatador inicio tiempos rápidos de bob y cruce de solos de Sin Trom dan paso a Changes, estupenda y moderna pieza de construcción aditiva y creciente en intensidad. El fraseo alargado y en unísonos de saxo y trompeta en el inicio de Plutón, la pegada groove de Jesús Pazos con la guitarra funky de Wilfred Wilde y el volumen fibroso del bajo de Paco Charlin en ¿Tu siempre tienes que ser el mismo? y también en Plutón, mientras los metales dibujan líneas en suspensión, el soberbio solo de trompeta en el blues que titula el disco, la versión elusiva y hermosa de Chelsea Bridge que endereza Cortejosa con su solo y continua Cano con su entrada, un Monk distraído en la contagiosa y compleja la vez Buenordías, sonidos envolventes en y funky con especias melódicas mexicanas que sugieren, en cuarteto sin guitarra, el emparejamiento de Dave Douglas y John Zorn en Masada... el color del empaste conseguido, los tonos azulados (!que no los toquen!) contorneándose a ritmo de funky… uno tras otro detalles de sobrado buen gusto y talento.
Jazz gozoso y sin aditivos extras, un sugestivo y sólido viaje por la memoria viva de la mejor Blue Note.
3. Conducción #8 12:28
STANDARDS DEES
Paul Stocker (saxo alto #3 – #4), Eric Sánchez (trompeta y flugelhorn) , Juan F.G. Vinuesa (tenor y alto saxos), Vania Cuenca (contrabajo y flugelhorn bajo), José Sarrión (batería y percusión), Sergio Díaz(batería), Miguel Pimentel (contrabajo), José Ignacio Hernández (piano), Juan Sánchez (percusión). Clamshell Records
Le cuento que voy a hacer este dossier y que cuento con su disco. Me dice que no es andaluz. Le contesto que eso no importa, si estás rodeado de músicos granadinos…Con lo que tira Granada…Allí se concibió este trabajo, el único de todos los elegidos basado en standards. Juan Vinuesa es músico de jazz e investigador del área de música contemporánea del Departamento de Música de la Universidad de Granada, donde desarrolló investigaciones en la especialidad de jazz en la segunda mitad del siglo XX. Es en este periodo donde establece su conexiones con la escena local de la ciudad de la Alhambra, que recoge aquí algunos de sus mejores músicos. ¿Entonces de dónde eres, Juan? De Albacete, contesta. Ya está, pienso, igual que el sello Clamshell, una de las noticias más estimulantes del panorama discográfico nacional de los últimos años. Se antoja «especial» esta propuesta en un catalogo dedicado a la improvisación libre…pero esto es jazz jazz, de Sonny Rollins hasta Coltrane, pasando por Monk o Dizzy Gillespie, como en el dicho, del cuerno al rabo todo es jazz aquí..
Para mí la grabación es una continuidad a mi primer disco de 2007 (junto con Vicente Espí a la batería y Julio Fuster y Amadeu Adell al contrabajo), y al mismo tiempo un punto y aparte en mi actividad jazzística desde que volví de Copenague y a mi paso por Valencia». Claro que con una formación tan generosa y expresiva (Paul Stocker es irrenunciable) como The Monkeys Co., la cosa cambia. «Desde que me volví de Granada trabajo con dos secciones de ritmo distintas, una andaluza y otra manchega. Siempre intento tocar con contrabajistas y baterías que se entiendan, en parejas, en este caso Vania Cuenca y José sarrión (en la sección manchega) y Sergio Díaz y Miguel Pimentel (en la andaluza).
Vinuesa ha escrito unos arreglos que dan impulso renovado a estos clásicos, una lista que sólo con verla ya suscita curiosidad y asombro. En resumidas cuentas, esta lectura de standards, que se sitúan entre los años 50 y principios de los 60 y que abarca un arco que va de Duke Ellington a Ornette Coleman, dan una idea del trabajo que había que hacer. «El disco es una jam de tres días grabada en tomas completas de directo y enlatada con metodologías de los sesenta en cuanto a tomas, medios y sonido «. La frescura, el empuje y la decisión con la que se expresan los músicos, la energía final de estas versiones, diría que tienen en la escritura y la presencia de Sotocker un regusto final de Mingus y la escuela holandesa, es decir, algo muy potente y sugestivo.
Un disco que se escucha una y otra vez y que no sólo te reconcilia con el pasado, sino con el momento.
VERDEO
LUIS BALAGUER VERDEO QUINTETO
Luis Balaguer (guitarra española), Pedro Cortejosa (saxos tenor y soprano), Arturo Serra (vibráfono), Jose López (contrabajo), David León (batería y percusión) New Step Records, 2014
Si hay algo característico que ha construido en Verdeo (New Step Records, 2014) este artesano exquisito, meticuloso y tranquilo que es Balaguer es precisamente el juego cromático. Con una combinación instrumental única en el panorama nacional (que me corrijan si me equivoco), uniendo el sonido de su guitarra española a un vibráfono, lo que desprende este formato es un singular juego cromático que acentúa y se recrea en la belleza serena y marina que emana de estas composiciones originales.
Composiciones que son instrumentales, pero podrían ser canciones, bastaría con que alguien las tarareara. Sin caer en un falso lirismo, el carácter melódico de sus temas tampoco deja huella al tópico jazz-flamenco o a la acaricia fácil. Sus títulos hablan por sí mismos… “Las Golondrinas”, “Jilguero”, “La Buena sombra”, “Velo de Lágrimas”, “Miramar”… palabras que son una confesión sobre el existir, postales de la cercanía o de aquellos veranos de la infancia en Cádiz…
Un palpitar sin prisas, una simple observancia del paso del tiempo fijada a un recuerdo o a una imagen, en la música de Verdeo hay elemento evocativo que convierte en respiraciones a los instrumentos cuando éstos se acercan a la orilla del mar (“Miramar”)… Los músicos no son músicos, son elementos de la naturaleza, como en la música de la India…
OCHO
Pedro Cortejosa (saxos), Carlos Pino (guitarra), Juan Galiardo (piano y teclados), Paco Perera (contrabajo), David León (batería y percusión). Blue Asteroid Records-CMC
Conceder la relevancia a Pedro Cortejosa en todo lo que ha sucedido en el jazz andaluz este tiempo -y ya antes, cuando todo estaba más atomizado- es hacer justicia. Cuenten si no las veces que aparece su nombre en estas líneas. Pero por encima de esa presencia focalizada en distintos proyectos, acaso sea su personalidad creativa, inquieta, insaciable, lo que hace de él una figura fundamental y le coloca, pese a su veteranía, en la cabeza de las ideas más nutritivas. Comentamos este trabajo y ya tiene dos mezclándose, uno a dúo de improvisación electroacística con David léon y otro en quinteto que se llamará 12 días, «otro experimento sin pretensiones de ser disco» que fue tomando forma casi sin querer: se marcó como objetivo escribir una composición o al menos unas anotaciones basadas en su actitud emocional de ese día. Cuando se completó el número surgió la idea de grabarlo en un solo día y sin ensayos. «Y puede que sea mis trabajo más maduro», apunta.
Incluso para los que creemos saber de lo que es capaz, basta los primeros compases de este disco para desmoronar cualquier pretensión preconcebida del sonido. «Ocho» es un trabajo exquisito. Y cuando se usa este adjetivo se hace con todas las consecuencias. Es jazz y no es jazz. Es refinación, diría que por encima de todo es destilación de sus trabajos previos y al mismo tiempo un paso más. Lo que más me gusta de esta música es el cuidado por el detalle, el color instrumental que ha conseguido y esas cadencias envolventes y sugestivas. Y luego, además de ese elemento formal, está la construcción de un estilo. Por eso decíamos en la introducción sobre el sello Blue Esteroid que había conexiones – o mejor filtraciones- del sonido Blue Note.
Para llegar hasta aquí, haciendo un poco esa labor que nos obliga una profesión hecha también con microscopio más que telescopio, el saxofonista gaditano ha tenido experiencias previas que diría le han conducido, igual de manera puramente intuitiva, a la construcción de este interesante sonido. Entre el cuarteto acústico y el trío eléctrico de saxo en Simetrías, el músico recupera el formato de quinteto con saxo y guitarra. El esclarecedor título Song Book Trío, en el citado Simetrías, no sólo fue el inicio de una fructífera alianza que sigue en Corleone con el versátil, imaginativo y musculoso baterista y percusionista ceutí David León, también significó en las melodías un mensaje de canción y en el sonido una búsqueda por la hibridación acústica y eléctrica. Dos conceptos que aquí se presentan de manera más naturalizada y suave en el emparejamiento de Juan Galiardo y Carlos Pino reforzado por el sutil trabajo de Paco Perera.
Los números son más que números, esconden relaciones no visibles y cierta simbología mágica…»OCHO» empieza y termina en «o»…Otra Simetría colgada de un amuleto que inspiró con sus agujeros ondulantes al cruzarse esta visión. «OCHO», una síntesis y un paso nuevo del mejor Cortejosa en el valioso Trivio. Pasajes de refinación y gusto. Blues, jazz y pop mezclados en sus justa medida.
Gira de presentación de «OCHO» por Andalucía
UNO
Ernesto Aurignac Orchestra
Ernesto Aurignac (saxo alto, composiciones y dirección), Perico Sambeat (saxo soprano y alto), Enrique Oliver (saxo tenor), Julián Sánchez (trompeta y fliscorno), Toni Belenguer (trombón), Fernando Brox (flauta), Maripepa Contreras (oboe y corno inglés), Pau Domenech (clarinete bajo), Lorena Fernández (trompa), Javier Cámara (trompa), Martín Meléndez (chelo), Tiziana Tagiani (arpa), Jaume Llombart (guitarra), José Carra (piano y Fender Rhodes), Dee jay Foster (contrabajo), Ramon Prats (batería), Carlos Cortés Bustamante (percusión), Gerardo Núñez (guitarra flamenca), Carme Canela (voz).
Monumental trabajo para gran formato y secciones que incluyen a maestros tan indiscutibles como Perico Sambeat, Jorge Pardo, Carme Canela, Gerardo Núñez y Carles Benavent con otros que se abren paso como Julián Sánchez, Ramón Prats, Dee Jay Foster, Jose Carra, Enrique Oliver, Carlos Cortés o Jaume Llompart. Un contexto orquestal en el que caben vientos de metal como trompa o de cuerda como cello y arpa, además de percusión afrolatina.
El proyecto es sumamente ambicioso, tanto en lo musical como en la producción, como imaginan viendo esos nombres… A primera vista, centrándonos en el grupo instrumental, el empaste que se pretende conseguir resulta interesante. La combinación de un conjunto de medio formato de jazz (base rítmica con piano y guitarra eléctrica, percusión, tres saxofones, trombón y trompeta) al añadir tres trompas, oboe, clarinete bajo, chelo y arpa es enormemente expresiva si se le saca provecho.
Los estilos que definen este proyecto, desmintiendo al título, no son “uno” ni es sólo jazz, son múltiplos de sí mismos de ahí el enfoque de orquesta mixta que contiene elementos tan distantes como percusión afrolatina y arpa, que puede sonar a Coltrane, a Stravinsky, a Mancini, a bolero o a bebop. UNO, dice su autor, tiene la intención de que «ninguna parte, ningún miembro de este organismo prevalezca o fuera más importante que otros».
Por fin Aurignac tuvo su premio al llenar el Teatro Cervantes de su ciudad el pasado 4 de noviembre con este gran proyecto. En estos días se publica el DVD de dicho concierto.
© Jesús Gonzalo, 2015
2 comentarios