- Lugar: Centre Cultural Cardedeu –Cecuca-, Cardedeu (Barcelona).
- Fecha: Miércoles, 27 de marzo de 2013.
- Componentes:
Julián Sánchez: trompeta, balafón y conducción
Pol Padrós: trompeta
Iván González: trompeta, trompa y conducción
Oriol Fontclara: saxo alto
Albert Cirera: saxos soprano, alto, tenor y conducción
Valentín Murillo: saxo tenor y flautas
Alejandro “Wassylli” Granados: contrabajo
Joan Massana: contrabajo
Carles Dénia: cante y palmas
Sònia Sánchez: baile y palmas
Ivo Sans: batería
David León: percusión
Comentario:
En estos tiempos actuales suceden cosas, muchas cosas, cosas muy distintas de lo que según algunos teóricos y muchos más columnistas, y de esto todavía no hace ni cinco años, nos hablaban o profetizaban. La refundación del capitalismo hacia postulados más humanistas, por lo que se ve, eran portadores de un GPS excesivamente desconfigurado. El capitalismo ciertamente se está refundado, pero el humanismo es una de las quitas que se está cobrando para poder seguir manteniendo los privilegios de las castas dirigentes, y encaminándose, como más de un autor sugiere, hacia una especie de nuevo totalitarismo feudal. Vivimos tiempos en que la resistencia, donde la haya, parece insuficiente, cuando no caduca, hay, todavía, demasiado espectador expectante, y como bien dijo Gil Scott Heron, y de esto hace ya cuatro décadas, “la revolución no será televisada”.
Como decíamos al inicio, suceden cosas, y, por suerte, no todas en la misma dirección. Una de estas últimas la pudimos disfrutar en el pequeño teatro-auditorio del CeCuCa de Cardedeu (Barcelona). Un trabajo colectivo, autogestionario, con matices libertarios, una de las dos propuestas de la FAE (no confundir con otro acrónimo similar terminado en ese, y que corresponde a la fábrica de “ideas” aznariana, que inspira al actual gobierno español en su afán, entre otros, de terminar de desballestar nuestro, ya de por sí debilitado, estado del bienestar, afán, nada dispar con el del gobierno catalán). La otra propuesta corresponde a la colaboración con el maestro y pianista Agustí Fernández (con el que han grabado el interesante disco doble, Free Art Ensemble + Agustí Fernández -2012- )
El Free Art Eensemble –FAE-, formado por tres trompetistas, tres saxofonistas, dos contrabajistas, un batería, un percusionista más el cantaor Carles Dénia y la bailaora Sònia Sánchez, nos ofrecieron una de aquellas actuaciones para enmarcar y rememorar, por su disciplina, profesionalidad, participación, capacidad de reacción, de interactuar, por la importancia del aporte de cada uno de los miembros al resultado colectivo, por los cambios de directores, mejor dicho, de conductores ( en ocasiones en paralelo), por los juegos de texturas, colores y timbres. Por la propuesta, desarrollo y resultado final.
¿En qué consiste esta propuesta?, en el ensamblaje de un collage múltiple, abierto, variado y vivo. En palabras textuales de uno de sus componentes, el saxofonista, compositor y conductor Albert Cirera, “free, jazz, flamenco, no sabemos exactamente lo que hacemos, ni lo que buscamos,…, pero hacemos”. Verdaderamente hacen y encuentran, muy posiblemente, al modo del infatigable Pablo Picasso cuando remarcaba “yo no busco, encuentro”. Un evidente hacer, un persistente hacer, estando activa, paciente y constantemente atento, para poder encontrar; los resultados no llegan solos, o formulado a la manera del escritor napolitano, Erri De Luca, “preguntar, porque no preguntar es la rendición”.
En este hacer nada contemplativo y muy activo, donde mezclan diferentes palos del flamenco –martinetes, soleas, saetas, tanguillos y bulerías- con distintas fuentes jazzísticas –desde la cantábile hasta los puntuales destellos frenéticos del free más visceral, pasando por distintos y distantes valores rítmicos. Así pudimos pasar de la áfrica negra a paisajes selváticos amazónicos, encontrándonos de repente en un auditorio moderno con madera color IKEA, para saltar a un pequeño teatro añejo, o, incluso en la plaza mayor de cualquier pueblo en fiestas, sin olvidar los tránsitos en hora punta de cualquier gran ciudad.
Se pueden apreciar, de forma creativa y fragmentaria, sin solución de continuidad, como referentes musicales frescamente válidos, los aires de Gil Evans, Charles Mingus, Mario Bauza & Machito, Roscoe Mitchell, Lester Bowie, Butch Morris, John Zorn, Enrique Morente, El Cabrero o Carmen Linares.
Todo bien articulado con la voz flamenca, donde las haya, de Carles Dénia, voz con quejío, con vísceras, cerebro y sentimiento, con excelente afinación y no menor seguridad, con una notable capacidad para la improvisación. El baile de Sònia Sánchez, con su flamenco enriquecido y perfectamente ensamblado con tendencias contemporáneas japonesas, nos hacía sugerir el suave aleteo de un halcón, el trote elegante de un equino, los desplazamientos encorvados de un anciano, fusionados con el zapateado y desplantes chulescos y altaneros de las bulerías, una mezcla de tradición e innovación totalmente hecha suya, totalmente creíble como el resto de sus once acompañantes.
“Antes existió el grito” es el título de esta propuesta. Ignoro si este grito guarda relación, o no, con el posible ligamen entre el cante flamenco y el grito primigenio del primer llanto de un recién nacido, como una vez sugirió el gran maestro, y desgraciadamente desaparecido, Enrique Morente. Aunque también podría ser el grito de impotencia previo a cualquier rebeldía.
Recomendable al 99’9% -el 0’1% restante correspondería a la mejora de sus presentaciones habladas-. Próximamente se los podrá ver, escuchar y disfrutar, durante el mes de mayo, en el segundo festival de jazz de La Garriga, y en festival Ciutat Flamenco (antiguo Flamenco Ciutat Vella), de Barcelona.
Volviendo de nuevo a Erri De Luca, “aprendo de buena gana de los poetas y de los trabajadores manuales, algún verso, algún gesto que me zumba en el cuerpo”. Algunos músicos, cantaores y bailaores/as consiguen aunar las dos referencias, gestualidad y poesía –“que no es un arte de colocar flores, sino urgencia de aferrarse a un borde en plena tempestad”-. En la noche del miércoles ocurrió en más de una ocasión.
“Free, jazz, flamenco,…, hacemos”, música y baile, de capacidad y espíritu libre, donde dos actuaciones nunca podrán ser iguales. Sin duda alguna, la mejor combinación de los tres conceptos enunciados, que uno ha podido escuchar y disfrutar en directo.
Sumándome al grito final y preferido de este “ensemble”: ¡¡¡VIVA LA FAE!!!
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2013
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