Gorilla Mask
Jazz Círculo
- Fecha: 18 de julio 2014.
- Lugar: Círculo de Bellas Artes (Madrid).
- Componentes:
Gorilla Mask
Peter Van Huffel: saxo alto.
Roland Fidezius: bajo eléctrico y efectos.
Rudi Fischerlehner: batería y percusión.
Liderado por el saxofonista canadiense, residente en Berlín, Peter Van Huffel, el trío Gorilla Mask descargó su jazz arrollador en la primera visita que realizaba a Madrid. Enérgico e intenso son los calificativos que merece este trío, que basa su propuesta en una continua dinámica improvisatoria sustentada en una rocosa sección rítmica. El repertorio se centró en su mayoría en los temas que componen su último disco titulado Bite My Blues.
Los riffs del saxo de Van Huffel se intercalan en temas como “What?!”, que abrió el concierto, “Skunk”. “Bite My Blues”, “Z” o “Dirty City”, dando pie a largas improvisaciones, fortalecidas por una potente batería y un bajo eléctrico atípico, que gozan de plena libertad para moverse por su cuenta. Roland Fidezius juega con los ritmos rockeros y a veces también suena como una guitarra eléctrica. Rudi Fischerlehner realiza un trabajo destacable, imprimiendo en todo momento la velocidad adecuada y ascendente del trío.
Van Huffel es un maestro en la creación de ambientes diversos. Lo mismo se explaya con sonidos que rayan el free-jazz o acomete alguna que otra balada sobre el fondo metalizado creado por los efectos del bajista. Cada uno de los temas es un viaje exploratorio en el que es difícil adivinar el punto de llegada. A pesar de su dureza, el trío mantiene un equilibrio medido entre momentos muy desatados y otros más comedidos, en los que se muestra menos visceral.
El concierto fue una lección de improvisaciones, en las que Van Huffel hecha el resto y alcanza grandes alturas. Las sucesivas composiciones se convierten en explosiones sonoras donde se juega con los discursos del jazz y del rock. Las notas de Van Huffel se proyectan como si fueran aullidos desesperados y a partir de ahí, se desarrollan indefinidamente. Para ello se vale de fraseos muy largos, limpios, que fluyen con naturalidad, complementados a su vez con los juegos de distorsiones del bajo eléctrico y de la batería creando unos fondos rítmicos muy sugerentes. Gorilla Mask ofrece una música cautivadora y en cierta forma catártica. Una poderosa propuesta de jazz descarnado y sin máscaras.
© Carlos Lara, 2014