L’aposta Jamboree
- Lugar: Jamboree (Barcelona)
- Fecha: Miércoles, 27 de febrero de 2013
- Componentes:
Guillem Callejón: guitarra eléctrica, pedales
David Soler: guitarra eléctrica, steel guitar, pedales - Comentario:
A veces es bueno ir a un concierto del cual no se tiene una idea clara de lo que se va a ver y escuchar. En este caso, a Guillem Callejón no lo conocía, y a David Soler sí pero sólo por un par de proyectos recientes: uno suyo, el interesante Figurines, y el otro por formar parte del grupo Libera de Giulia Valle (que reseñamos hace poco en esta misma página). Y no obstante estos pocos datos, había algo que a priori me atraía de esta propuesta. La combinación de dos guitarras, el trabajar con efectos y sonoridades…
La verdad es que desde el primer momento, desde los primeros sonidos, el trabajo de este dúo me embargó por completo: abrieron con un folk-blues minimalista y envolvente interpretado por una guitarra y la steel guitar. Así que lejos de estar ante el sonido típico de la guitarra de jazz (un dúo de guitarras en jazz no es lo más común por otra parte), la sonoridad que se me ofrecía parecía tener otros referentes, unos referentes que a mí particularmente me interesan muchísimo: no vamos a hacer listado, pero por ahí y en primer lugar habría que hablar de Bill Frisell (el más “expandido” y folk), pero también de ese gran heterodoxo que fue John Fahey (alguien por el que siempre he sentido una especial debilidad desde que lo descubrí en la banda sonora de Zabriskie Point), y por qué no, ¿tal vez también el último Dylan Carlson?
Al principio, Callejón anunció que tocarían todo el concierto seguido y que toda la música que harían serían temas propios que habían estado “preparando” para esa formación, a excepción de unas pocas versiones que les gustan y que habían arreglado también para la ocasión. Y entre las versiones, dio la casualidad (o no tanto) de que hicieron dos temas que para mí son deliciosos: “Tennessee Waltz”, estupendo y melancólico tema que popularizó Patti Page en los 50 y que aparecía en la banda sonora de Zabriskie Point de Antonioni –de nuevo esta extraña y bella película–…(I remember the night and the Tennessee waltz.
Now I know just how much I have lost.
Yes I lost my little darlin’ the night
they were playing the beautiful Tennessee waltz.)
… y una no menos estupenda y taciturna pieza del disco Pet Sounds de Beach Boys, “Don’t Talk (Put Your Head on My Shoulder)” (si no recuerdo mal era esa). De las dos hicieron lecturas muy tranquilas, muy calmadas, dejando que saboreáramos las respectivas y entrañables melodías. Hacia el final cerraron el paréntesis bluesy que habían abierto con un blues más rítmico y de características más británicas, que tenía algo de aquellos tortuosos y reflexivos blues que componía Peter Green. Ahí poco a poco se fue creando el pico de “actividad” del concierto gracias a las distorsiones muy controladas que iban aplicando sobre el tema (más experimentales que rockeras, por cierto).
Y entre estos temas que iban apareciendo y respirando, ¿qué ocurría? Pues ocurría que Callejón y Soler se empleaban a fondo en interludios escultóricos que iban ensayando con una gran atención al detalle y con una mirada bastante abierta: paisajes ruidistas, o totalmente maquinales, contemplativos otros… en una dinámica que sin duda los sitúa en la misma longitud de onda que experimentadores guitarrísticos como Mazzacane Connors, O’Rourke, y hasta el austriaco Fennesz.
Curiosamente, hace poco comentaba que tenía ganas de ver un concierto de estas características. Que entre las muchas –y cada vez más distintas e interesantes– cosas que hoy podían verse en Barcelona, tal vez faltaba algo de este rollo. Pues, hete aquí que ya lo tenemos. Al acabar el concierto escuché que Soler le comentaba a alguien que les habían recomendado hacer algún número más movidito dentro de su show. Y yo les diría que no hagan ni puñetero caso, que lo que hacen es lo que es y no necesitan otra cosa que profundizar aún más en ello. Apuntar, ya para acabar, que esta actuación se dio dentro de las “apuestas” del Jamboree, un espacio de esta nueva etapa programadora de la veterana sala barcelonesa que tiene como objetivo dar a conocer experiencias arriesgadas o que se salgan de lo común.
Voy a acabar diciendo una última cosa, que seguramente no tendrá la menor importancia para el lector, y es que me llegaron al corazón con lo de “Tennessee Waltz”: ten points para ellos.
Texto: © Jack Torrance, 2013
Fotografías: © Joan Cortès, 2013