Jazzterrasman 2013
32è Festival Jazz Terrassa
- Lugar: Nova Jazz Cava, Terrassa
- Fecha: Viernes, 22 de marzo de 2013
- Componentes:
Horacio Fumero: contrabajo
Josep Mª Farràs: trompeta
Julián Sánchez y Matthew Simon: trompeta y fiscorno
Albert Bover, Manel Camp, Iñaki Sandoval, Ignasi Terraza y Xavi Torres: piano
Pedro Javier González: guitarra acústica
Adrià Font, Joan Terol y David Xirgu: batería - Comentario:
El escritor Erri De Luca (Nápoles, 1950) en su singular libro/entrevista, Tras las huellas de Nives, -en el Himalaya con la alpinista de ochomiles Nives Meroi-, dice, “Amo los pies de los porteadores. Deben ser hermosos porque la hermosura sirve de contrapeso al esfuerzo y lo redime. Ser capaz de transportar correctamente la carga asignada, sostener el peso ahorrando energía: eso es estilo… La hermosura de los porteadores reside en sus pies, que sostienen el cuerpo sometido a esfuerzo, depositándolo con fuerza delicada sobre sus apoyos, inventando el equilibrio cada vez que levantan el talón”.Hay músicos que cuando están en el escenario transmiten la peculiar sensación de haberse olvidado del peso de su instrumento, de los efectos de la gravedad y lo sostienen en el punto previo a levitar. Mantienen una elegancia y amabilidad con su herramienta similar al concepto de hermosura descrito por De Luca. El contrabajista Horacio Fumero sería uno de esos músicos, ejemplarizado en su porte, en la ósmosis con su instrumento y en su relación con los músicos que acompaña o que le acompañan.
Fumero (Cañada Rosquín -Argentina-, 1949) es el decimoprimer y reciente ganador del premio Jazzterrasman, que ofrece el festival egarense en reconocimiento a una trayectoria así como el raigambre o relación con Jazz Terrassa, donde también se prima el jazz de proximidad, cuando no de kilometro cero. Los galardonados hasta la presente edición desde el 2003 y por orden cronológico han sido: Peer Wyboris, Jorge Pardo, Josep Mª Farràs, Johnny Griffin, Tete Montoliu –coincidiendo con el décimo año de su fallecimiento-, Ricard Gili, Adrià Font, Roy Hargrove, Perico Sambeat y Pere Ferré. El premio consiste en una pieza de bronce de la escultora local, Silvia Segura, además de un concierto-reunión con varios músicos afines como broche del festival.
El contrabajista argentino dejó, nuevamente, constancia de su apelativo de maestro intergeneracional, al frente de las seis propuestas reunidas para una única velada. Una velada que congregó a catorce músicos –un saxofonista, tres trompetistas, un guitarrista, cinco pianistas, tres bateristas, más las cuatro cuerdas del maestro de ceremonias-, con un abanico de edades comprendidas entre de los veinte años (del pianista Xavi Torres), hasta los casi setenta (del trompetista Josep Mª Farràs). Una reunión, tal como nos recordó el premiado en varias ocasiones, “es el mejor regalo de aniversario que podía haber tenido,…, aunque no cumpla hasta octubre”.
El excelente criterio en el orden de las formaciones, en el temario escogido, el número de temas por grupo –de dos a tres-, así como la calidad contrastada de los músicos presentes, consiguió que disfrutáramos de una excelente noche, dinámica, variada, con grandes dosis de calidad, donde los posibles egos se quedaron, en todo caso, en el pasaje Tete Montoliu que da acceso a la Nova Jazz Cava –uno de los feudos indiscutibles del jazz en Catalunya-.
Le correspondió el honor de abrir la tanda de actuaciones al grupo “A tot bop”, cuarteto integrado por tres jóvenes músicos, el pianista Xavi Torres, el saxofonista Lluc Casares y el batería Joan Terol, que acompañaron a Fumero en los temas “Joshua”, el estándar vinculado a Baker, “I fall in love to easly”, y el davisiano “Seven steps to heaven”.“Suite tangram” interpretada a dúo con el pianista Manel Camp, a los que se unió en el tema siguiente Matthew Simon al fiscorno para interpretar “La meva petita terra”. Dos pequeñas delicias.
La primera parte finalizó con la participación de Iñaki Sandoval al piano y David Xirgu a la batería, con los temas “Sausalito” (del disco homónimo) y “Hotel Existence” del segundo disco de este trío. Trabajo agradablemente melódico.
La segunda parte se abrió con tres Jazzterrasman en el escenario -Fumero (2013) , el trompetista Josep Mª Farràs (2005) y el baterista Adrià Font (2009)-, perfectamente acompañados por el pianista Ignasi Terraza. Propiciaron los momentos más clásicos del evento, donde Farrás volvió a dejar constancia de sus buenos saberes. Interpretaron los estándares “I remerber you” y “Tin tin deo” -un Gillespie con marchamo de los cincuenta, de su colaboración con Chano Pozo-, tema anímico con sabrosura.
Cambio radical de concepto, para pasar a un agradable remanso de paz, en formación de dúo con el guitarrista de aires flamencos Pedro Javier González, y dos temas, el flamenco “Camino del mar” y la zamba –samba argentina- “La torcacita”.
Llegamos a la recta final, con la formación más musculada y actual, con un Julián Sánchez introspectivo y singular a la trompeta, un Albert Bover al piano de lo más espléndido, introspectivamente extrovertido, con líneas sumamente interesantes, más el soporte seguro, preciso y sugerente de David Xirgu a la batería, y las cuerdas graves, de sonido abierto y bien fraseado, del homenajeado de la noche, que también le corresponde la autoría de los dos temas interpretados e inspirados en pájaros: “Hugo” dedicado a su hermano, que sería como un pájaro animoso y original, y el segundo titulado “Carancho”, que corresponde al nombre de una ave carroñera americana.
Seis propuestas a las que se añadieron un par de guindas, la primera total y pertinentemente festiva, en la cual participaron, prácticamente, todos los músicos oídos durante la noche, más otros músicos presentes en la sala que no se quisieron perder la velada, entre ellos, la joven cantante Gemma Abrié y el contrabajista Mario Rossy. Un tema al que le podríamos aplicar la célebre frase de la gran cantante y animal escénico, nada jazzística, pero con mucho carisma y sentimiento, la gran Celia Cruz, “no hay cama para tanta gente”, en este caso, “no hay instrumentos para tantos músicos”. Cabe recordar que la señora Cruz actuó en la sexta edición de este festival, en el 1987, con la Sonora Matancera.
La segunda guinda, correspondió a la interpretación, a contrabajo solo, del emotivo y popular tema argentino, “La compañera”, exquisito final de fiesta. En resumen, una interesante y lúcida noche, con un Horacio en plena forma y exultante de alegría, que aún le quedaron fuerzas para marcarse un baile en pareja fuera del escenario.
Texto y fotografías: © Joan Cortès, 2013
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