Por Juan F. Trillo.
Lionel Frederick Cole. 15 de octubre de 1931 – 27 de junio de 2020. Algunos dirán que Freddy no era un auténtico jazzman. Bueno, que lo digan. Cuando le escuchamos en temas como “Brother, Where Are You?”, “This Time I’m Gone for Good” o “My Mood Is You”, lo que menos nos preocupa es ponerle etiquetas a su música. Por otro lado, lo más probable es que a él tampoco le importe mucho, a estas alturas.
Aunque es cierto que Freddy Cole —cantante, pianista, compositor— hizo música muy diversa a lo largo de una carrera que se extendió por espacio de ¡70 años! Pero, ¿se imaginan a alguien haciendo exactamente lo mismo durante todo ese tiempo? Es, pues, comprensible que derivase en ocasiones hacia el blues, el funk e incluso el soul. Sin embargo y a pesar de todo, hoy en día, es recordado por su desempeño dentro del género jazzístico.
Cole nació en Chicago, Illinois, en una familia en la que la música lo impregnaba todo: sus hermanos Ike (pianista y compositor), Eddie (pianista y bajo) y, sobre todo, Nat King Cole (cantante y pianista) hicieron carrera en el negocio de la música, con mayor o menor éxito. Su hijo, Lionel es compositor, pianista, ha formado parte de los equipos musicales de figuras como María Carey, Ricky Martin o Kylie Minogue y actualmente sigue involucrado en la producción y composición. Freddy fue, además, el tío de Natalie Cole, vocalista sin duda de sobra conocida por los lectores, así que podemos decir que si hay un apellido que va unido a la música, ese es “Cole”.
Así fue el entorno en el que creció y vivió Freddy. Empezó tocando el piano a los seis años y para los veinte tenía ya una sólida formación tradicional, incluido un máster en el Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra. Más tarde recordaría la influencia que tuvieron en él músicos como Duke Ellington, Count Basie, Lionel Hampton y, sobre todo, Billy Eckstine, de quien decía que había aprendido simplemente manteniéndose cerca y mirándole. Se fue familiarizando con los temas clásicos del jazz hasta tal punto que a menudo provocaba el asombro de quienes trabajaban con él. Evelyn White: “Este hombre se sabía cada canción de jazz, especialmente los estándares, ¡e incluso conocía temas de los musicales!”.
Grabó por primera vez a mediados de los sesenta (Waiter, Ask the Man to Play the Blues, 1964) y acumuló casi cuarenta álbumes, el último de los cuales, My Mood Is You (2018), fue nominado para el Grammy al Mejor Álbum de Jazz Vocal y recibió excelentes críticas. Christopher Loudon dijo en JazzTimes: “(Freddy Cole) excava en su vasto repertorio para extraer algunas gemas infravaloradas. Y, sí, en su voz de barítono se insinúa la de su hermano Nat”.
Freddy siempre estuvo a la sombra de Nat King Cole y cada vez que cantaba o publicaba un disco la comparación entre los dos hermanos era inevitable. Joe Bebco dijo en The Syncopated Times: “Desarrolló una excelente relación con la audiencia, con una voz más rasposa que la de su hermano, pero igualmente brillante”. Sin embargo, él siguió haciendo su música y cantando con estilo propio, dejando que otros decidiesen si su voz tenía este timbre o aquel otro. Si acaso, en cierto momento, le sirvió para dar título a un disco con el que reivindicaba su propia identidad, I’m Not My Brother, I’m Me (Sunnyside, 1991), una excelente demostración, por si no estaba claro a esas alturas, de que poseía talento suficiente como para brillar con luz propia.
Fue algo que nunca afectó a su carácter, dispuesto a ayudar con su experiencia a quien se lo solicitaba. Rodney Jordan, profesor de música de la Universidad de Florida: “Era muy amable, y daba unos consejos estupendos. Freddy era como ese tío distante, pero con el que te sientes en familia, aunque hayas pasado años sin verlo”.
Participó a menudo en festivales de jazz y blues, y en concreto en el de Moscú, Idaho, del que era un asiduo y donde siempre se juntaba con algunas de las figuras más destacadas del momento: Terry Clark, Hank Jones, Lionel Hampton. Con frecuencia también, tocaba con ellos, adaptándose siempre a la perfección a sus compañeros de banda, demostrando una flexibilidad musical y un carácter afable que le ganó la simpatía de quienes tuvieron la suerte de tratar con él. El guitarrista Randy Napoleón, que formó parte de su banda en los últimos años decía: “Freddy se deslizaba por la vida. Tenía mucha paciencia, amabilidad y un gran sentido del humor. Una de las cosas que le hacían grande era su elegancia al piano, su cuidadosa elección de cada nota que tocaba, por lo que los músicos de la banda se sentían muy a gusto con él”.
En 2006, se estrenó el documental sobre su vida The Cole Nobody Knows, que tomaba como título un excelente álbum grabado exactamente tres décadas antes. Un año más tarde Freddy Cole entraba en el Jazz Hall of Fame. De entre los elogios que le dedicaron tal vez merezca destacar el de la emisora NPR: “El pianista, compositor y vocalista Freddy Cole puede tomar cualquier canción y extraer de ella colores y matices nunca antes escuchados”. Una de sus últimas apariciones fue en el Festival de Jazz y Blues de Florida, en 2016, precisamente en el día de su 85 cumpleaños. Scotty Barnhard, director de la Orquesta de Count Basie en la Universidad de Florida recuerda: “Era el epítome del estilo y la elegancia. Le echaremos de menos”.
Freddy Cole deja tras de sí una vida llena de buena música, de buenas canciones y de buenos recuerdos en todos aquellos que le conocieron. Yo creo que no se puede pedir más.
Texto: © Juan F. Trillo, 2020 / https://siunleonhablase.wordpress.com/ – https://www.facebook.com/jan.tilkut
Fotografía de Freddy Cole en Jamboree (Barcelona), tomada el 6 de agosto de 2014. © Joan Cortès, 2020
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