Inteligencia musical
Íñigo Pirfano
192 páginas
Plataforma Actual, 2013
ISBN: 978-84-15750-38-3
Inteligencia musical de Íñígo Pirfano (1973) es un libro en el que este licenciado en Filosofía y joven director de orquesta hace una declaración de amor por la música en general, y la clásica en particular. A partir de su experiencia como director y de sus conocimientos en filosofía, Pirfano reflexiona sobre distintos elementos y aspectos positivos que son útiles tanto en el mundo de la música como en distintos aspectos de la vida real, desde la personal hasta la profesional. Lejos de pretender ser un manual de autoayuda o la guía definitiva para salir de la crisis, el libro relata experiencias: la de introducirse en el mundo de la música (que sin duda requiere un esfuerzo aunque todo melómano sabe que este está más que recompensado), la de ejercer de líder, la de saber aprovechar las crisis, la importancia de la simpatía (además de la tan manida empatía), o la del silencio entre otras cuestiones. A lo largo de los catorce capítulos incluye anécdotas, citas y reflexiones que logran que aunque en ellos se trate acerca de unos temas en absoluto banales, la lectura sea sumamente fácil y agradable. Cada uno de estos capítulos (que incluye el correspondiente código QR) finaliza con una breve audición recomendada y comentada que además de ilustrar el contenido del capítulo, puede servir como una buena senda de entrada en el mundo de la música clásica.
No obstante, en el libro aparecen algunas opiniones discutibles. En primer lugar y respecto a las matemáticas, tal y como su autor da a entender, desde fuera pueden llegar a parecer exentas de toda emoción. Una opinión que puede ser la misma si se habla prácticamente de cualquier cuestión desde el desconocimiento y sin realizar el esfuerzo que supone el intentar entrar en esos mundos para su asimilación e intento de comprensión. Sin embargo, y quien escribe esto habla desde la experiencia personal, en las matemáticas existen una gran cantidad de teoremas que no están exentos de una gran belleza (incluso estética), siendo incluso esta misma (por medio de Phi, el número aúreo), así como la música, algunas de las primeras cuestiones estudiadas por la matemática en la antigüedad.
En segundo lugar, en el capítulo “Cuando la meta está al comienzo”, indica: “de algún modo, en el comienzo de una pieza musical -sea una sinfonía de Haydn o una canción de los Beatles- ya está presente su final. El discurso musical se desarrolla con arreglo a unas normas lógicas y estrictas que garantizan su buena marcha” (pág.97). A lo largo del capítulo el único hueco que queda en la música para la improvisación (y que extiende al comportamiento en la vida real) es la posibilidad de que los músicos adapten su interpretación a lo escrito en el pentagrama. Una afirmación discutible en lo musical, puesto que esto sin duda habría imposibilitado tanto la evolución de la música (en general) a lo largo de la historia, como la aparición de algunas formas características del siglo XX como el jazz o la improvisación libre. En cuanto a la experiencia vital, resulta redundante indicar que algunas benditas locuras son las que han logrado hacer evolucionar a la humanidad.
© Pachi Tapiz, 2013