Carlos Lara (izquierda) con Javier Nombela (derecha)
Todavía recuerdo la primera vez que hablé contigo Javier. Fue en un programa de radio que yo hacía en Onda Móstoles. Te hice una entrevista con motivo de tu exposición en la sala Pelayo. Quedamos emplazados para vernos en la inauguración. No te conocía personalmente, pero la cordialidad y las buenas vibraciones que me trasmitiste aquella vez me marcaron para siempre.
Desde entonces se inició una amistad entre nosotros que se ha interrumpido por una maldita enfermedad, que te ha ido consumiendo poco a poco.
Tengo el corazón encogido, estoy lleno de tristeza, porque ya no podremos pasear por el Retiro y hablar de todas las cosas que más te interesaban: la música, la literatura y por su supuesto la fotografía. Con tu sabiduría musical, aprendí mucho. Oírte hablar de rock progresivo, tus recomendaciones de los mejores grupos de jazz, de los grandes conciertos a los que acudiste, me llenaba de satisfacción.
Nuestras tertulias después de los conciertos en el Johnny, con Enrique, Sergio, María Teresa y quien se quisiera sumar, serán inolvidables para mí. Porque una de las etapas más maravillosas de mi vida coincidió contigo y te voy a echar de menos.
Se me ocurren tantas cosas, que en estos momentos, solo tengo palabras de agradecimiento hacia ti por haber sido mi amigo de verdad. Y eso para mí lo es todo.
Adiós Javier, gracias por todo.
Texto: © Carlos Lara Cid, 2017
Fotografía: © Sergio Cabanillas, 2017