JAZZ PLANET.
Autor: Taylor Atkins (editor)
Editorial: University Press of Mississippi (2003)
ISBN: 1-57806-609-3
Número de páginas: 292
Idioma: inglés
Normalmente el jazz es visto como una forma de expresión artística típicamente norteamericana. Las narrativas construidas en torno a su historia y desarrollo suelen girar alrededor del jazz realizado en Estados Unidos, a pesar de que desde sus inicios se extendió más allá de las fronteras de ese país convirtiéndose en uno de los primeros ejemplos modernos de algo parecido a música global. Jazz Planet aborda esa extensión. Éste es un libro publicado en 2003 en EEUU y está compuesto por una colección de 14 ensayos que abarcan la evolución del jazz en diferentes países de Europa, África, Asia y América Latina. Próximo a la etnomusicología, la antropología social, los estudios culturales y la historiografía, adopta una perspectiva transdisciplinaria para describir la transformación del jazz realizada por músicos de fuera de EEUU. La globalización y su impacto sobre el jazz es el subtexto clave del libro y resulta de gran interés porque muy pocas veces se escribe sobre la globalización del jazz, aunque sus efectos tengan un profundo y amplio alcance y nos proporcionen muchas pistas para comprender el mundo contemporáneo. El libro pone de manifiesto cómo esta tendencia global o transnacional de «hibridación cultural» ha estado ocurriendo desde que hay «jazz», gracias al desarrollo mundial de las industrias del entretenimiento.
Jazz Planet es una respuesta a la visión más académica y etnocéntrica del jazz en EEUU. Como repiten los autores, los músicos estadounidenses deben ser situados dentro de un contexto internacional de influencias –préstamos, innovaciones e intercambios musicales– mucho más amplio que desde el que han sido contemplados hasta ahora. E. Taylor Atkins, editor del libro, en el ensayo introductorio, «Hacia una Historia Global de Jazz», escribe: «Nuestra comprensión del jazz, tanto como fuerza sociocultural como lenguaje musical, es significativamente alterada al ser interpretado como un arte sólo nacional, expresión de experiencias y características únicamente norteamericanas, y sorprendentemente autónomo de consideraciones de políticas globales, poder cultural e identidad nacional.»
Los ensayos están organizados en dos secciones, «Héroes Locales» y «Política Local.» La primera sección destaca los caminos por los que músicos de todo el mundo han construido un diálogo musical entre el jazz norteamericano y sus propias tradiciones musicales locales –y las importantes contribuciones realizadas a ambos. En este apartado, los ensayos plantean los procesos a través de los cuales los músicos en un lugar toman, tratan y renuevan esta música y la sitúan en un dominio musical más extenso. En la segunda sección se muestran las tensiones y situaciones de conflicto que se dieron en diferentes países entre el jazz como música global y la música local, dando como resultado «políticas locales» en su contra y cómo estas adaptaciones y reinterpretaciones a menudo fueron criticadas, rechazadas y, en algunos casos, perseguidas y prohibidas. Algunas veces debido a los miedos y prevención ideológica frente al imperialismo norteamericano, otras debido a las prioridades de las élites políticas y culturales y, otras muchas, a las creencias populares respecto a la identidad nacional.
Mientras que para unos la homogeneización cultural o «macdonalización» parece inevitable en un mundo que se encoge cada vez más, debido a las fuerzas económicas y culturales dominantes, para otros los resultados de este encuentro no son en modo alguno predecibles. Paradójicamente, como observan Atkins y varios de los autores, «el jazz, más que barrer la diversidad de culturas musicales nacionales, proporciona un mecanismo para descubrir nuevas tradiciones locales»; argumentan que el jazz ha sido un potente símbolo capaz de remover y formar identidades. Desde una posición próxima a la de estudiosos de la cultura de la globalización como Arjun Appadurai, García Canclini, Martín Hopenhayn o James Clifford, el libro plantea una aproximación a la música no como un sistema preexistente y compacto, sino como resultado de las mezclas y malentendidos que siempre han vehiculado su recepción y reelaboración.
Descentrar el jazz es el propósito principal del libro, los ensayos abarcan un extenso espacio geográfico y cultural: Cuba, Francia, Brasil, India, Zimbabue, Países Bajos, Italia, la Unión Soviética, Australia, Sudáfrica, Japón, Suecia y China; describiendo un mosaico de sonidos que casi supera la etiqueta de «jazz» para alcanzar un mayor universo musical. En el jazz, el empleo de apropiaciones ha sido un tema repetido en diferentes momentos de su historia y revela la fluidez del diálogo que ha mantenido no sólo con la cultura popular, sino con otras formas musicales que han ampliado su potencial creativo. La consideración de las relecturas e interpretaciones “glocales” en la evolución del jazz que proponen los autores representa un cambio cualitativamente importante a la hora de analizar y escribir su historia.
Más que lograr conclusiones generales, lo que el libro proporciona son nuevos interrogantes sobre lo local, lo nacional y lo transnacional, nuevas perspectivas sobre los procesos culturales, el consumo y el territorio de la música, diferentes visiones de cómo están siendo alterados los escenarios que dan sentido a los bienes y mensajes simbólicos en el mundo contemporáneo. Es la globalización la que ha creado el conducto para este trasiego de ideas y actitudes. La transculturación del jazz fuera de EEUU puede ser vista como símbolo del modo en que la hibridación y la diferencia están siendo manejadas en la economía cultural global: respuestas glocalizadas a persuasiones globales.