Julián Ruesga Bono ha publicado un nuevo libro titulado Jazz y todo lo demás. Lo publica la Universidad Veracruzana de Xalapa. El libro se presentó el pasado 19 de mayo en la Feria Internacional del Libro Universitario FILU 2023 en Xalapa.
El volumen repasa la odisea global del jazz desde su llegada a Europa después de la Primera Guerra Mundial hasta su localización y vida pública hoy en Sevilla, con paradas en Cuba, Suecia y naturalmente en EUA.
Con el permiso de su autor, gran estudioso del jazz y colaborador habitual de Tomajazz, reproducimos y presentamos el capítulo introductorio.
Jazz y todo lo demás: Introducción
No se puede negar el valor pedagógico de los estilos, su papel estético y su mediación tanto en la creatividad como en la escucha. Sin embargo, también es cierto que unifican, esencializan, privilegian la estabilidad sobre el cambio, difuminan la participación de diversos agentes, refuerzan la idea de autonomía de la música, perpetúan el canon y el modelo centro-periferia, y dificultan el conocimiento interdisciplinar.
Iván Iglesias, Pasados posibles de la música popular
Pienso en el jazz como una comunidad con ciertos valores y una tradición común, más que en un estilo o un género. En los últimos cincuenta años han pasado tantas cosas… Pienso en lo que ha hecho Ornette [Coleman], y [Anthony] Braxton, e incluso gente con la que he colaborado, Steve Coleman, Roscoe Mitchell, … Han abierto nuevos caminos, han ido más allá de lo que había. No, el jazz no es solo una categoría.
Vijay Iyer a Juan Antonio Rico en Tomajazz
Los géneros musicales son una forma de clasificar y nombrar las diferentes músicas. Un descriptor que alude, señala o designa una sonoridad y una forma de hacer o usar la música. Para venderla, para pensarla, para investigarla, para escucharla, para designarla, para señalarla. Clasificar las diferentes músicas es la manera más cómoda de marcarlas y situarlas para después localizarlas, o simplemente para referirnos a ellas en la conversación y situarla en un marco de referencia para nuestro interlocutor. Los parámetros que delinean y definen un género están irremediablemente condenados a ser rebasados, ampliados u olvidados por los músicos que dicen hacer la música que se identifica en ese género; igual que están irremediablemente condenados al efecto contrario, el de su canonización, cumplimentada y conservada en una definición para consultar en el diccionario. En suma, el género musical designa y categoriza un tipo de música, y maneras de hacerla, incluyendo las variantes que se alejan de su definición inicial transformándola a través de otras derivas. Simon Frith lo enuncia mejor, con su desparpajo habitual, escribe: «El género es una manera de definir la música que corresponde a un mercado o, alternativamente, el mercado que corresponde a una música» (Frith, 2014: 148). Francisco Cruces cuestiona el lugar del género como unidad privilegiada de estudio y propone entenderlo «como resultado de estrategias de comunicabilidad, espacios de precario consenso en permanente redefinición», y negociación, se podría añadir redundando. «Son las comunidades musicales las que “deciden” las normas de un género, las que las cambian, las que les dan nombre», escribe Franco Fabbri, y continúa:
las normas son aceptadas por un conjunto definido y claramente identificable de personas relacionadas con el género en cuestión (los músicos, el público, los críticos, las instituciones económicas, etc.), y las normas están sometidas a un proceso de negociación permanente en el que participan los diferentes integrantes de la comunidad, y se jerarquizan según las respectivas ideologías de estos.
De esto va este libro, en relación a un género particular, el jazz y sus derivas en el mundo contemporáneo. De cómo un modo de entender y hacer música se ha difundido a lo largo del tiempo y el espacio geográfico, a la vez que se transformaba en manos de los músicos a los que ha llegado y de la industria que lo promociona y vende. De los mundos a los que llega y de los mundos que se construyen en torno a esta música. Del jazz como música globalizada y de su recepción local, de su resignificación al interactuar con músicos y escuchas repartidos por todo el planeta. Una música que se hace y suena en casi todo el mundo urbano, incluida mi ciudad, la ciudad donde vivo, Sevilla.
Eric Hobsbawn, en la primavera de 1958, comenzaba su libro, The Jazz Scene, con estas palabras:
Este libro trata de uno de los fenómenos culturales más notables de nuestro siglo. No se trata sólo de un determinado tipo de música, sino de un logro extraordinario, un aspecto definitorio de la sociedad en la que vivimos. El mundo del jazz no consiste únicamente en los sonidos producidos por una determinada combinación de instrumentos tocados de forma característica. También está formada por sus músicos, blancos y negros, americanos o no. El hecho de que sea interpretado por jóvenes trabajadores en Newcastle es tan interesante y mucho más sorprendente que el hecho de que haya surgido en los lejanos salones del valle del Mississippi
(Hobsbawn, 2010: 26).
Nuestro trabajo también ahonda en esto, intentando comprender la diversidad y extensión del jazz en su difusión por las diferentes escenas locales que ha generado a lo largo y ancho de todo el planeta. Este libro ha ido tomando cuerpo paulatinamente, a partir de la revisión y actualización de algunos artículos escritos y publicados en prensa diaria, en colaboraciones en otros libros o en revistas especializadas a lo largo de la década de 2010; con un tema común: el jazz como música global, sus materializaciones en diferentes lugares del mundo, su apropiación por músicos de otras culturas en contextos sociales diferentes al de su origen. Una de las características de la música de jazz, y de sus músicos más destacados a lo largo de más de un siglo de historia, es su permanente resignificación y apertura a otras músicas. En este momento los músicos de jazz han transitado muchos espacios musicales en su recorrido formativo, tanto académicos como informales, y día a día están expuestos y dispuestos a múltiples estímulos e influencias. El jazz siempre ha sido un espacio creativo abierto, en el que han destacado los músicos más intrépidos, los que han sabido ir más allá de la música que les venía dada, reelaborándola y transformándola, haciendo del jazz un escenario azaroso lleno de encuentros y hallazgos, una especie de lingua franca enriquecida y modelada por todos los lenguajes que utilizan los músicos que la hablan. Además, vivimos en el mundo de la afluencia comunicacional, hoy los músicos convocan y evocan muchas músicas en su trabajo creativo, son herederos y producto de muchos encuentros musicales y elaboraciones mentales. Es una cuestión de actitud y contexto, de cultura. No se trata de la construcción de un subgénero, moda o etiqueta comercial, en todo caso se trata de intercambios formativos, de procesos de hibridación favorecidos por el mundo que los músicos habitan y transitan, interconectados e informados a distancia a través de los medios de comunicación electro-digitales e Internet.
Los diferentes capítulos que componen el cuerpo de este libro trazan un recorrido espacio-temporal descendente, de arriba abajo a medida que avanza en el tiempo. Desde una mirada cenital inicial, vuela en círculos descendiendo, planeando en el aire, para aterrizar en tierra firme, en una localización particular y concreta. Desde una mirada a vista de pájaro sobre la llegada del jazz a Europa, baja describiendo una espiral descendente, hasta posarse en la actual escena jazz de la ciudad de Sevilla, mi ciudad, donde vivo. El primer capítulo, intenta situar las tecnologías electrónicas y digitales de comunicación en relación a la difusión de la música en el contexto de la cultura de masas durante el siglo XX y en su extensión y correlato contemporáneo, en lo que llamamos globalización. El segundo capítulo trata de la llegada y difusión del jazz en Europa en las décadas de 1920 y 1930, el periodo de entreguerras, de su popularidad como música de baile, y símbolo de modernidad. Los dos siguientes capítulos, tres y cuatro, presentan la relación y el interés de algunos músicos de jazz de la escena neoyorquina por músicas de otras partes del mundo, a lo largo de las décadas de 1950, 60 y 70, y las transformaciones que se produjeron tanto en la música de jazz como en la percepción y hacer de músicos y audiencias a través de la ampliación del campo cultural de referencias. El capítulo cinco, presenta el jazz en Cuba, un país donde esta forma de entender y hacer música ha adquirido una sonoridad y características particulares en su contacto con la cultura popular local y un desarrollo singularmente característico desde la década de 1960. Igual que sucedió en Suecia casi en el mismo periodo de tiempo –un país en la otra punta del hemisferio norte del planeta donde la música de jazz tomó muy pronto acentos particulares. El sexto capítulo se aproxima a este jazz sueco a través del caso particular de un músico contemporáneo, Bobo Stenson, y los contextos y conexiones en los que ha desarrollado su música hasta ahora. Stenson es un músico de jazz paradigmático en la actual escena internacional, ha trabajado tanto con músicos de su entorno local y regional en Escandinavia como con músicos de otros continentes desde la década de 1970 –cuando el mundo del jazz se reconfiguraba en una red global de interacciones humanas y circulación de la música. El capítulo siete se ocupa del jazz de tres músicos norteamericanos de origen asiático que hacen jazz desde diferentes perspectivas e imaginarios culturales, asumiendo la multiculturalidad como un factor creativo fundamental de su trabajo: Vijay Iyer, Rudresh Mahanthappa y Rez Abbasi. Su fuerte presencia internacional, el contexto cultural en el que se han formado y educado como músicos, a la vez que su posición en la actual escena jazz norteamericana, los hace un referente paradigmático del perfil multicultural que caracteriza a una parte importante del jazz contemporáneo -la más pujante e innovadora. El capítulo ocho describe el mundo del jazz que vivo más de cerca cotidianamente como aficionado. Una rápida mirada panorámica del animado, efervescente y fecundo mundo del jazz en la ciudad de Sevilla y sus conexiones con las escenas locales de otras ciudades andaluzas. El último capítulo, a modo de final y cierre, no de conclusiones, amplía y actualiza una investigación publicada hace más de diez años sobre la bibliografía existente sobre el jazz que se hace en los países de habla española, en Hispanoamérica y España. Tanto las investigaciones académicas como el periodismo cultural han multiplicado su atención sobre la música de jazz aportando nuevas investigaciones, lecturas y consideraciones sobre esta música y su campo cultural en los diferentes países de la comunidad castellano-hablante.
Escribe Scott DeVeaux que la rápida propagación del jazz fuera de su base racial inicial, abarcando no sólo a los americanos blancos sino también a los europeos, asiáticos y latinoamericanos, muestra la transformación de una expresión folclórica provinciana en una forma moderna de arte con atractivo global. En este proceso de conversión en arte moderno, el jazz dejó de ser exclusivamente, o incluso principalmente, una música afronorteamericana (DeVeaux 1997: 18). La música de jazz, como género musical, refleja y proyecta con nitidez la transformación de la cultura occidental a lo largo del siglo XX. Si su nacimiento, en el seno de la cultura popular del sureste de Estados Unidos, fue producto de la confluencia y cristalización de diferentes prácticas musicales populares del área del Gran Caribe, su posterior difusión y desarrollo está ya totalmente imbuida en la naciente cultura de masas de inicios del siglo XX. El desarrollo de la música de jazz fue un proceso paralelo y de recorrido simultáneo al de las industrias culturales y los sistemas de comunicación y transporte de la modernidad, ya convertidos en potentes agentes de una radical transformación cultural en todo el mundo urbano. Como género musical, el jazz, fue el primero en viajar a la velocidad que la modernidad alcanzaba configurando una escena cultural transnacional donde distintos actores han construido y desarrollado un espacio propicio para la creación musical. Pasó de ser una música de moda y baile, asociada a los nuevos rituales festivos urbanos modernos en la década de 1920, la era del jazz, a ser un campo creativo autorreflexivo, abierto y exploratorio de diferentes formas de escuchar, hacer y pensar la música, hecha por músicos que trabajan tanto desde la propia historia del jazz, como desde otras músicas populares o desde la tradición musical académica occidental y sus vanguardias. La música de jazz y sus músicos rompen con las viejas categorías de «culto» y «popular» para crear un espacio creativo donde la música es búsqueda y memoria.
La puesta en práctica de elementos, imaginarios y procedimientos creativos provenientes de diferentes tradiciones y culturas –en la esfera de la literatura o la música, de las artes visuales o del cine– es la base de algunos de los trabajos más atractivos y estimulantes que hoy se están realizando en el ámbito de la creación artística. Esta hibridación está forjando un tipo de creatividad que cambia constantemente de dirección, adoptando nuevas formas, a la vez que se aleja de las convenciones establecidas por géneros y maneras de hacer históricas. «Ello atestigua el hecho de que, en un mundo cada vez más atravesado por migraciones culturales y flujos de comunicación, las tradiciones están menos protegidas que nunca de las consecuencias potencialmente revitalizadoras de los encuentros con el otro» (Thompson, 2003: 268). Esta es la base y proyección del jazz contemporáneo y el espacio que intenta mostrar este libro: la difusión mundial del jazz y los intercambios culturales que se han producido, su práctica musical y el campo creativo formado en su entorno, en el seno de la globalización cultural.
© Julián Ruesga Bono, 2023
Referencias:
Cruces, Francisco
– (2000): «Música y ciudad: definiciones, procesos y prospectivas». TRANS-Revista Transcultural de Música, Nº 8. (4/03/22). http://www.sibetrans.com/trans/articulo/189/musica-y-ciudad-definiciones-procesos-y-prospectivas
Fabbri, Franco
– (2006): «Tipos, categorías, géneros musicales. ¿Hace falta una teoría?» Ponencia en el VII Congreso IASPM-AL, La Habana. Traducción de Marta García Quiñones. (12/11/20). http://www.francofabbri.net/files/Testi_per_Studenti/TiposCategoriasGeneros.pdf
Frith, Simon
– (2014): Ritos de la intermediación. Sobre el valor de la música popular. Buenos Aires, Paidós.
DeVeaux, Scott
– (1997): Be Bop. A social and musical history. Berkeley, University of California Press.
Hobsbawm, Eric J.
– (2015): The jazz scene. Londres, Faber & Faber.
Iglesias, Iván
– (2021): «Pasados posibles de la música popular: narrativas históricas del jazz y del rock» en El oído pensante, febrero-agosto 2021. doi: 10.34096/oidopensante.v9n1.8042 (4/07/22).
Rico, Juan Antonio
– (2012): «Entrevista a Vijai Iyer» en TomaJazz, (24/10/20).
Thompson, John B.
– (2003): Los medias y la modernidad. Una teoría de los medios de comunicación. Barcelona, Paidós.
Más información sobre Jazz y todo lo demás (Julián Ruesga Bono. Editorial Universidad Veracruzana de Xalapa. 2023)
https://libros.uv.mx/index.php/UV/catalog/book/BI414
Jazz y todo lo demás, ensayo formidable en español sobre este género