Juan Antonio Serrano In Memoriam

La música siempre ha sido lugar de encuentro, espacio para disfrutar, pero también para hallar espíritus afines. Cuántas amistades o relaciones han comenzado al son de una canción, de un tema que luego con el tiempo ha ido multiplicándose y desarrollando nuevos caminos y formas. Si hablamos de jazz, Juan Antonio Serrano Cervantes tenía todos esos temas, esos caminos y esas formas a buen recaudo en su interior, pero siempre estaba dispuesto a compartirlos, a conversarlos. A lo largo de los años, su presencia en el festival Eivissa Jazz permitió que muchos le conociéramos y aprendiéramos de él. Sus crónicas de esas noches al amparo de las murallas ibicencas son parte de la historia de un festival que él nos permitió disfrutar aún más.

Escribo estas palabras y me viene a la mente la imagen de la primera fila de sillas, frente al escenario. Ese lugar al que llegaba junto a sus inseparables José Luis Luna y Ferran Pereyra con mucha antelación a cada concierto para tenerlo garantizado. Una hilera en la que ha quedado un vacío imposible de llenar. Siempre discreto, pero siempre con la referencia precisa, con el conocimiento exacto de aquello que muchos de nosotros escuchábamos, pero que él desgranaba y sintetizaba buscando referencias o reconociendo el descubrimiento de un sonido nuevo. Allí donde sonaba una nota de jazz podías encontrarle, ya fuera en un festival, un concierto al aire libre o en el local de Sa Qüestió, jam tras jam.

La familia del jazz ha perdido a una gran persona, a un excelente cronista y a un amigo. Juan Antonio ya no está entre nosotros, aunque estoy convencido de que una pequeña parte de él sigue en cada uno de quienes le conocimos y espero que gracias a ello, esté donde esté, le podamos hacer llegar esa música que tanto amó.

Fins sempre, Juan Antonio.