Kihnoua (Larry Ochs, Dohee Lee, Wilbert DeJoode, Scott Amendola): The Sybil’s Whisper (Metalanguage, 2012)

Seguramente Larry Ochs no esté de acuerdo, pero escuchando su música y leyendo y escuchando sus opiniones, el poso que deja es el de ser un pensador del jazz. En un momento en que algunas figuras destacadas se plantean distintas cuestiones relativas al jazz y su enseñanza, o a la siempre tan polémica cuestión sobre sus orígenes geográficos e incluso étnicos y el establecer qué es y qué no es jazz, hay otros músicos como Lawrence Ochs que van más allá y se plantean (quizás no de un modo explícito) cuáles son los límites y alcances de la improvisación, así como la implicación que todo esto tiene no solo en el jazz, sino también en otras músicas y en su interacción. En The Sybil’s Whisper, segunda entrega del en esta ocasión cuarteto inter continental Kihnoua (Larry Ochs y Scott Amendola proceden de Estados Unidos, Wilbert DeJoode de Holanda y la cantante Dohee Lee de Corea) se ponen todas esas cuestiones negro sobre blanco. Aunque en su escucha aparezcan pasajes con distintos grados de libertad, toda la música está compuesta por su líder, Larry Ochs. De la misma manera que ocurre en otros proyectos él se encarga de organizar la manera en que sus composiciones son expuestas por el cuarteto. Sus cuatro componentes se encuentran con espacios de libertad total o para improvisar a partir de una serie de materiales previos, y hacerlo todo ello individualmente o en compañía de los demás integrantes de la formación. Sin embargo el mérito de Kihnoua en The Sybil’s Whisper es que todos estos planteamientos no se queden en el mundo de las ideas y las buenas intenciones, sino que lleguen en su plasmación en CD a buen puerto. En la música aparecen algunos elementos característicos como la intensidad y su capacidad para jugar e ir desarrollando la tensión, así como la suavidad mostrando una música con abundancia de espacio. La música de Larry Ochs puede producir directamente el rechazo o la indiferencia de algunos, pero su trabajo (como el de algunos otros artistas) es absolutamente necesario para seguir definiendo qué es el jazz en el siglo XXI.