Messiaen escribió el Cuarteto para el fin de los tiempos mientras estaba en Silesia como prisionero de guerra de los alemanes en 1940-42. Se las había ingeniado para tener un poco de papel pautado y el acto de la composición le proporcionaba un medio de conservar su bienestar psicológico. La inusual instrumentación del cuarteto se vio determinada por el hecho de que, entres sus compañeros de prisión, había tres músicos: un violinista y un clarinetista que habían conseguido preservar sus instrumentos, y un violonchelista al que los alemanes le proporcionaron posteriormente un instrumento, aunque con una cuerda de menos. Messiaen escribió la parte de piano para él mismo, aunque por entonces no contaba con ningún piano disponible. Finalmente, una vez que la obra quedó completada, se llevó al campo un piano vertical, desgraciadamente desafinado y con muchas teclas que se atascaban. El estreno se ofreció en el Stalag VIII A el 15 de enero de 1941 con un frío atroz. Entre la audiencia figuraban 5000 prisioneros de todos los estratos de la sociedad: sacerdotes, médicos, tenderos, soldados, profesionales, obreros, campesino. «Nunca», recordó Messiaen más tarde, «se me ha escuchado con tanta atención y compresión».
J. Drew Stephens en las notas de Messiaen: Quartet for the End of Time (Amici Ensemble, Naxos, 2001)
Una obra maravillosa, que al saber en qué condiciones se compuso aumenta la emoción de su escucha.
Un abrazo, Pachi
No puedo estar más de acuerdo en lo que comentas. Hay más de un momento que la música emociona de un modo increíble. En mi caso, además, no es precisamente en las partes más «violentas». Muy recomendable.
Espero que todo vaya bien. Y el lunes, una pequeña sorpresa. Un abrazo.
Pachi